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"Ya no se hacen películas como las de ahora"

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En torno a la culpabilidad (o inocencia) de Woody Allen

“La sospecha debe inducir al examen, nunca a la decisión”. La frase es de un escritor y monje gallego, Benito Jerónimo Feijoo, pero resulta idónea para explicar la situación de un tipo de costumbres poco monacales y bajo una enorme sospecha mediática: Woody Allen.

Los hechos sucedieron hace casi 22 años, pero cada cierto tiempo reaparecen y la acusación no es ligera: una de las hijas adoptivas de la que fue su pareja durante doce años, Mia Farrow, afirma que Allen abusó sexualmente de ella cuando era una niña.

El escándalo saltó en 1992, pero hace dos semanas, tras un homenaje a Allen durante los Globos de Oro, el hijo biológico del director y Mia Farrow, Ronan, le acusó de haber abusado de su hermanastra cuando tenía siete años. Este sábado la cosa fue todavía más lejos: la presunta víctima, Dylan (ahora llamada Malone), ha publicado una carta en un blog del New York Times donde cuenta su versión de lo ocurrido y denuncia al director.

Vaya por delante: admiro y adoro al Woody Allen cineasta, actor y escritor. He visto todas sus películas siempre con interés, muchas veces con agrado y, personalmente, simpatía. Me cae bien: me ha hecho disfrutar como pocos en una sala de cine y me gusta su actitud, tan alejada de todo lo que uno espera en una estrella.

Por eso me apetece revisar lo ocurrido para responder a una pregunta personal y moral: ¿Es Allen un enfermo que debería estar en la cárcel o, simplemente, un tipo algo extraño al que su exnovia no ha perdonado que la abandonara?

allenyfarrow

El noviazgo Allen-Farrow
Entre 1979 y 1980 Woody Allen, actor, director y guionista de éxito, y Mia Farrow, una estrella de Hollywood, empiezan una relación amorosa. Él ya ha tenido unas cuantas novias actrices (como Diane Keaton o la joven Stacey Nelkin, con la que acababa de romper y a la que conoció cuando ella tenía 17 años), y Farrow tampoco es ninguna santa: se casó con 21 años con Frank Sinatra (él tenía 50) y después con el músico André Previn, que dejó a su mujer, Dory, por ella.

Una relación especial
Además de muchas películas en común (entre ellas obras maestras como Zelig, Broadway Danny Rose, La rosa púrpura del Cairo o Delitos y faltas), Woody y Mia tuvieron un noviazgo muy particular: no sólo no se casaron sino que, durante doce años, nunca vivieron juntos. Él permaneció en su apartamento de la neoyorquina 5ª avenida mientras Farrow y sus hijos ocupaban un enorme piso en Central Park West. 

La familia Farrow
Porque sí: Farrow era madre de familia numerosa. Durante su matrimonio con Previn la actriz tuvo tres hijos biológicos y tres adoptados, seis niños que nunca consideraron a Allen una figura paterna (era difícil, porque Allen nunca durmió una noche en la casa de su novia), sino algo parecido al “novio de mamá”. Todos menos una niña adoptada, la coreana Soon-Yi, que será capital en la historia. 

Los tres hijos comunes
Sí: no vivían juntos, pero Allen y Farrow tuvieron tres hijos durante su relación. Dos fueron adoptados: un niño, Moses, y una niña, Dylan (ahora llamada Malone), presunta víctima de los abusos de Allen. El tercer vástago es Satchel (ahora llamado Ronan), nacido en diciembre de 1987 y único hijo biológico de la pareja.

La bomba estalla
En 1991, todo se va al infierno: durante una visita al apartamento de su novio Mia Farrow descubre unas fotos de su hija adoptiva, Soon-Yi, posando desnuda y en actitud pornográfica ante la cámara. En ese momento la chica tenía 19 o 21 años (no está muy clara su fecha de nacimiento), y el cineasta 56. A Farrow se le viene todo abajo: según parece, ella animó a Woody y a Soon-Yi a salir, ir al baloncesto y ver cientos de películas juntos dado su carácter afín.

Así estaba la pareja
El hallazgo no fue más que el detonante de una relación que no pasaba por su mejor momento. Dicen que el nacimiento de Satchel empezó a complicar las cosas: una difícil cesárea, los mimos de Farrow al pequeño y el llanto constante de éste enfriaron a la pareja. Según parece a Allen nunca le gustó demasiado su hijo: le llamaba “el pequeño bastardo” (según Farrow) y, cuenta una amiga de ella, Casey Pascal, no le quería “porque siempre quiso tener una niña”.

¿Infidelidades de Farrow?
Puede que haya otro motivo por el que Allen no tragaba a su hijo: porque quizá no lo era. Por despecho, o a lo mejor porque esa es la verdad, eso dijo hace poco Mia Farrow en una entrevista a Vanity Fair, donde afirmaba que Satchel/ Ronan era “posiblemente» hijo de Frank Sinatra. En sus palabras, llenas de rencor hacia Allen, la actriz dice que Sinatra siempre fue “el gran amor de su vida” y que siguió acostándose con él durante su noviazgo con Allen.

Ronan Farrow, en una imagen reciente (GTRES)

Ronan Farrow, en una imagen reciente (GTRES)

El día clave
Nada más descubrir las fotos de Soon-Yi, Farrow rompió el noviazgo con Allen, y ambos comenzaron a negociar la custodia legal de sus tres hijos comunes. No era una batalla frontal, hasta que el 4 de agosto de 1992 sucedieron cosas que, todavía hoy, son difíciles de discernir.

Mia Farrow y todos sus hijos están en la granja familiar de los Farrow en Bridgewater, Connecticut. Pese a su fobia al campo y estar en pleno proceso de separación, Allen abandona Nueva York para visitar en pleno verano a su exnovia y sus hijos. Según él, fue un día normal, como otro cualquiera, tanto que hasta se quedó a dormir en un hotel cercano a la granja antes de volver al día siguiente a la Gran Manzana.

Pero la versión de Mia Farrow (y de su hija) es muy diferente: según ellas, al día siguiente de la visita de Allen la pequeña Dylan, de siete años, le dijo que su padre adoptivo había abusado sexualmente de ella en un altillo de la vivienda, sometiéndola a tocamientos mientras la distraía con el tren de juguete de uno de sus hermanos. Según explicó después Farrow a Vanity Fair, no era la primera vez que pasaba algo raro entre Allen y la niña: aseguraba que había una ley no escrita en el hogar por la que Woody nunca podía quedarse solo con la pequeña, con quien estaba “obsesionado”.

Según Farrow, sus múltiples visitas (más de veinte) durante esos años a una psicóloga infantil, la doctora Susan Coates, respondían a esa preocupación, y ella no era la única que lo había notado: hasta su propia madre, Maureen O’Sullivan, le había preguntado alguna vez a su yerno por qué se empeñaba en ser siempre él quien le daba crema solar a Dylan.

El vídeo 
La historia del altillo es la que ahora Dylan (o Malone, como a sus 28 años, casada y escritora, se llama) ha contado en la web del New York Times. Pero todo suena algo extraño… ¿Qué hacía Allen yéndose hasta Connecticut para, en el rancho familiar de su ex (a la que acompañaban sus hijos, unos cuantos familiares y un ejército de niñeras), abusar sexualmente de su hija adoptiva?

Hay otro hecho extraño: un vídeo. Cuando Dylan le confesó a su madre lo sucedido con Allen, Farrow cogió una cámara y grabó el testimonio para entregárselo a las autoridades. Sin embargo, no lo hizo hasta tres días después, y según parece el contenido de la cinta no es lineal sino que tiene cortes que sugieren que la charla de Dylan ha sido editada y manipulada. Los médicos que atendieron a la niña durante semanas testificaron que su historia carecía de consistencia, y una niñera de la familia, Monica Thompson, también aseguró que Farrow había presionado a todo el servicio para que declarara, y mintiera, en contra del director. 

El proceso legal
Durante más de cuatro años de acusaciones escandalosas Farrow y Allen pelearon por la custodia de sus tres hijos comunes, Moses, Dylan y Satchel, que finalmente recayó en la actriz. Allen se gastó varios millones de dólares y, aunque perdió el juicio y varias apelaciones, no fue nunca procesado por abusos sexuales. El jefe de la policía de Connecticut, los médicos y el juez dijeron que la acusación de Farrow era infundada y que el testimonio de Dylan era “una historia inventada por el estrés de vivir una volátil e insana situación familiar, o por haber sido metida en la cabeza por la madre”. El veredicto, eso sí, dictaminó que Allen no podría ver nunca más a Moses y, en el caso de Satchel (su hijo biológico, o el de Sinatra), sólo bajo supervisión. Respecto a Dylan (que ya se llamaba Malone y tenía 15 años), se negó a volver a ver a Allen, aunque éste la escribió en dos ocasiones bajo seudónimo para decirle que tanto él como Soon Yi (“su padre y su hermana”, decía) la echaban de menos.

Woody Allen y Soon-Yi, con sus dos hijas en Barcelona (GTRES)

Woody Allen y Soon-Yi, con sus dos hijas en Barcelona (GTRES)

Los protagonistas, ahora
Allen y Soon-Yi siguen juntos desde que el escándalo de las fotos estalló: se casaron en Venecia en 1997 y tienen dos hijas adoptadas, Bechet Dumaine (nacida en 1999) y Manzie Tio (2000). Allen ha llevado una vida completamente normal, estrenando películas cada añoDylan se cambió de nombre, primero por Eliza y después por Malone, está casada y ha vivido alejada de los focos hasta que el sábado publicó, según parece indignada por el homenaje en los Globos y la candidatura de Allen al Oscar, la carta donde le denuncia. Respecto a Farrow, no se le ha vuelto a conocer pareja, rueda de vez en cuando alguna película y vive centrada en sus hijos (ha adoptado seis niños más) y distintas actividades relacionadas con obras benéficas. El hijo biológico común con Allen, Ronan, tiene 26 años, es abogado, ha participado en algunas películas, ataca cada cierto tiempo a su padre (siempre por su relación con Soon-Yi) y, desde luego, se parece muchísimo más a Sinatra que a su presunto progenitor.

¿Conclusión?
Es tan aventurado e injusto decir que Allen es inocente como lo contrario… Pero prefiero pensar que lo es. Es obvio que no es un tipo muy cuidadoso en el terreno sentimental (estar liado con la hija de tu novia es feo) y que siempre le han gustado las jovencitas (no lo oculta: muchas de sus películas están llenas de referencias al tema), pero no creo que eso le convierta, automáticamente, en la bestia depredadora que nos quiere vender Farrow. Respecto a Mia… Que tantos años después saliera diciendo que se acostaba con Sinatra tampoco la deja en muy buen lugar en todo lo que respecta a su relación con Allen, y la historia del vídeo tampoco me parece normal. En cuanto a Dylan/Elize/Malone… Está claro que, hasta ahora, ella es la gran víctima de lo sucedido. He consultado a algunos psicólogos (los tengo muy a mano), y ven posible que una niña de siete años, presionada por su madre durante muchísimo tiempo, llegue a creer como real algo que no sucedió, aunque tampoco quieren pillarse los dedos.

En resumen… No lo sé. Pero los médicos que examinaron a Dylan no encontraron nada raro, los especialistas que la entrevistaron encontraron muchas contradicciones en su relato y la historia de que Allen se escabulló gracias al dinero y la fama tampoco es tan digerible: dinero y fama nunca le han faltado, precisamente, a Mia Farrow. Así que seguiré como hasta ahora: viendo el cine de Woody Allen y considerándole un genio, respetando además una frase que habré oído en mil películas: “Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario”, cosa que aún no ha ocurrido.

El bebé en llamas de Sitges, entre los mejores carteles del mundo

El cielo nublado, el suelo de mármol húmedo y un carrito de bebé ardiendo en una imagen que mezcla belleza y melancolía, amenaza y, desde luego, terror. Una imagen que fue el cartel del festival de cine fantástico de Sitges de 2013, y que ha ganado la medalla de plata como uno de los mejores carteles de festivales cinematográficos de todo el mundo.

Cartel del festival de Sitges'2013

Cartel del festival de Sitges’2013

Los concede la web Film Festival Posters, que desde hace tres años reconoce este tipo de trabajos. El premio principal ha sido este año para el afiche del Festival de Cannes, una bellísima imagen de Paul Newman y su mujer, Joanne Woodward, besándose. Y, entre los cinco carteles galardonados con la medalla de plata, la imagen del carrito ardiendo, que anunciaba una nueva edición, la 46, del Festival Internacional de Cinema Fantástic de Catalunya.

Cartel del Festival de Cannes 2013

Cartel del Festival de Cannes 2013, que recuperaba a Newman y Woodward en el cartel de ‘Samantha’

Desde 2010, la agencia China es la responsable de diseñar el póster del festival, que tiene como tradición homenajear a la película estandarte de cada edición. El año pasado la elegida fue La semilla del diablo, que cumplía 45 años y cuyo cartel original consistía en la lúgubre silueta de un carrito sobre el inquietante perfil de la protagonista, Mia Farrow.

Miguel Ángel Duo, director creativo de China, fue el responsable junto a Rafa Antón (director creativo ejecutivo) y el fotógrafo Biel Capllonch de la imagen. «Quisimos mezclar lo demoniaco con lo infantil, como en el cartel original, situándolo en un rincón muy reconocible de Sitges (la iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla) y aprovechando la simbología del fuego, de las cosas que se queman, como representación del mal. Creo que es una imagen muy cruda, poco retocada, muy periodística, porque queríamos traer ese carrito del póster original al presente para actualizar los códigos del cine de terror moderno».

Duo explica que las llamas son reales, que la imagen no es ningún montaje ni resultado de ningún Photoshop. «Quemamos un carrito de verdad, el más parecido que pudimos encontrar al de la película. Con la ayuda de una empresa de efectos especiales cinematográficos lo tuvimos ardiendo durante casi dos horas, en una tarde lluviosa, para hacerle cientos de fotos. Y esa es la que elegimos».

Cartel original de 'La semilla del diablo', obra de Stephen Frankfurt

Cartel original de ‘La semilla del diablo’, obra de Stephen Frankfurt

El resultado gustó al público («este año robaron en la calle muchas banderolas del cartel, lo que para nosotros es un orgullo», dice Duo), a los organizadores y, visto el premio, a Film Festival Posters, organización ubicada en Los Ángeles. «Aunque Sitges tiene mucha repercusión», dice Duo, «es un festival de género sin el dinero de, por ejemplo, San Sebastián, por lo que el que hayan premiado nuestro cartel nos llena de placer. Se hizo con muy pocos medios y un presupuesto irrisorio, apenas cubriendo costes… Pero ha gustado también a los profesionales del tema».

Duo asegura que el cartelismo de cine «no se parece a ninguna otra cosa, tiene un lenguaje muy particular, muy sugerente», aunque asegura no tener ninguno en su casa por «no vivir la sensación de que estoy currando al mirar una pared de mi hogar». Eso sí, al pedirle que cite tres carteles inolvidables, termina mojándose: «El de Vértigo es increíble. El del primer Saw también me parece original y sorprendente… Y el tercero que se me viene a la mente es, por supuesto, el de La semilla del diablo«.