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"Ya no se hacen películas como las de ahora"

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Phillip Seymour Hoffman, o cómo resultar grandioso encerrado en tipos mediocres

Varios medios se han atrevido a adelantarlo: una sobredosis de heroína (sustancia con la que coqueteaba desde hace muchos años) ha acabado con la vida de Philip Seymour Hoffman, uno de los actores más llamativos de las últimas dos décadas.

Phillip Seymour Hoffman, en Venecia'2012

Phillip Seymour Hoffman, en Venecia’2012

Una jeringuilla colgando del brazo izquierdo y dos papelinas con algo parecido a caballo (había unas cuantas vacías) en la habitación de su casa parecen confirmar que este camaleón no supo, o no quiso, cargar con el peso de la fama y el éxito. Ambos, en su caso, eran merecidos: durante su corta carrera (le hemos podido disfrutar durante apenas 17 años) Hoffman deja varios papeles inolvidables y, sobre todo, un sello de autenticidad, una personalidad inconfundible y una apariencia, aunque muy variable, única.

Si hubiera que definir al actor con una palabra, esta podría ser intensidad. Uno cierra los ojos y no puede evitar recordarle bañado en lágrimas, tartamudeando o agitándose dentro del cuerpo de algún personaje desgraciado con el que, quizá, tenía más de un problema en común. Tres son los papeles de Hoffman que más recuerdo ahora mismo, quizá por ser los primeros en los que le disfruté: los de Boogie Nights, Happiness y Magnolia, tres películas magníficas en las que clavaba a tres tipos mediocres y vulgares, a los que su grandeza actoral convirtió en inolvidables.

Desde entonces una ristra de trabajos, casi siempre, aplaudidos por el público y la crítica. El Oscar por Capote estaba cantado, aunque no me gustó la película y su trabajo me pareció, casi, caricaturesco. Creo que la última vez que le vi fue en The Master, donde estaba irreprochable. Y, en el camino, infinidad de títulos, en casi todos ellos cambiando de peinado, modificando el acento, casi siempre tirando al exceso (no era lo que se dice una presencia discreta) pero siempre inconfundible.

Fallecido con apenas 46 años, deja mujer (Mimi O’Donnell, una diseñadora de vestuario) y tres hijos: Cooper Alexander, Tallulah y Willa, que por desgracia ya sólo podrán ver las múltiples caras tras las que se camuflaba su padre y nunca más a su papá de verdad.

Paul Walker: un guapo encasillado y, según parece, buen tipo

Dueño de un físico espectacular pulido a base de deportes como el surf y padre de una adolescente, Paul Walker se definía como «un hombre de espacios abiertos, adicto al océano y yonqui de la adrenalina… Y ya de paso, actor».

Paul Walker, en una imagen promocional de 'A todo gas' (UNIVERSAL)

Paul Walker, en una imagen promocional de ‘A todo gas’ (UNIVERSAL)

Fue por esa última faceta, la actuación, por la que se convirtió en popular: tenía más de un millón de seguidores en Twitter y, atención, casi siete millones de admiradores en Facebook. Walker nos deja así con una prometedora carrera por delante, algunas buenas películas (otras, bastantes, muy flojas) y la fama mundial gracias a una saga de calidad discreta pero muy resultona en taquilla: todas las entregas de A todo gas obtuvieron buenos resultados económicos, y el invento seguía en plena forma… La sexta parte, estrenada hace unos meses, sumó más de 500 millones euros a nivel mundial.

Con su cara de chico bueno y sus músculos, Walker siempre se vio obligado a encarnar papeles de galán. En A todo gas era Brian O’Conner, un detective rebelde pero de buen corazón, impulsivo y a veces algo inocente en un mundo de hombres durísimos y adictos al gimnasio, las carreras de coches y el tunning, y en Inmersión letal (2005) exhibía su magnífico cuerpo junto a Jessica Alba en un título de escaso valor cinematográfico. No fue en ellas donde vimos sus mejores actuaciones: aunque como secundario, Walker apareció por ejemplo en Banderas de nuestros padres (2006), de Clint Eastwood, pero quizá su película más interesante fue Nunca juegues con extraños (2001), dueña de un prometedor arranque aunque algo diluida según avanzaba la trama.

Decía que nunca contemplaba sus películas porque no le gustaba verse actuar, y sus amigos le llamaban «el vagabundo» por su pasión por los viajes exóticos y su poca afición a echar raíces. Su belleza no era casual (no en vano, su madre también fue modelo) y, según parece, era un buen tipo: participaba con cierta asiduidad en actos benéficos y precisamente yendo a uno, para recaudar fondos para las víctimas del reciente huracán Yolanda, el actor ha encontrado la muerte. Descanse en paz.

Conmoción en Hollywood por la muerte de Paul Walker, protagonista ‘A todo gas’

Conmoción en Hollywood: Paul Walker, el guapo protagonista de la saga A todo gas, ha muerto en un accidente de tráfico. A sus 40 años, Walker viajaba como pasajero en el Porsche de su amigo Roger Rodas en Santa Clarita, cerca de Los Angeles. Según parece, ambos se dirigían a un evento benéfico de la organización Reach Out Worldwide y fallecieron en el acto. El vehículo se salió de la carretera, se estrelló contra un árbol o un poste y se incendió.

Paul Walker en 'A todo gas 6' (UNIVERSAL)

Paul Walker en ‘A todo gas 6’ (UNIVERSAL)

El portal de noticias TMZ fue el primero que informó de lo sucedido, y poco después la página en Facebook del actor, su cuenta en Twitter y Universal Studios, la distribuidora de A todo gas, confirmaron la trágica noticia. La compañía emitió esta madrugada una nota de prensa comunicando que «Todos en Universal tenemos el corazón roto. Paul era uno de los más queridos y respetados miembros de la familia del estudio durante 14 años, y su pérdida es devastadora para nosotros, todos los que participamos en las películas de A todo gas, y para sus innumerables fans. Enviamos nuestras más profundas y sinceras condolencias a la familia de Paul».

Ayer mismo, el actor mostraba en su cuenta de Twitter una imagen junto a Vin Diesel recordando la próxima llegada de una nueva entrega de A todo gas, la séptima parte de una exitosa saga cinematográfica con la que Walker obtuvo la fama mundial. Artistas como Ashley Tisdale, Alyssa Milano, Benjamin Wallfisch o Amber Rose ya han transmitido, también a través de Twitter, su dolor por lo ocurrido. Dwayne Johnson, ‘The Rock’, compañero de Walker en las últimas entregas de A todo gas, ha escrito en su cuenta «Toda mi fuerza, mi amor y fe a la familia de Walker en este momento desgarrador. Encontraremos nuestra fuerza en su luz. Te amo, hermano». Y, cómo no, también Vin Diesel escribió un emotivo mensaje en las redes: «Hermano, te echaré muchísimo de menos. El cielo ha ganado un nuevo ángel. Descansa en paz».

Paul Walker, junto a Vin Diesel en la sexta entrega de 'A todo gas'

Paul Walker, junto a Vin Diesel en la sexta entrega de ‘A todo gas’

 

Paul William Walker nació en Glendale, California, el 12 de septiembre de 1973. Desde que era casi un bebé empezó a trabajar en anuncios publicitarios, y con apenas 10 años le vimos en algún capítulo de series como Autopista hacia el cielo. En 2001, gracias al estreno de A todo gas, se convirtió en una estrella con su personaje de Brian O’Conner, pero también destacó en películas como Pleasantville (1998), Nunca juegues con extraños (2001) o Inmersión letal (2005).

El actor deja una hija de 16 años, Meadow, fruto de su relación con Rebecca McBrain. Walker se encontraba en estos momentos rodando la séptima parte de A todo gas, cuyo estreno estaba previsto para el 11 de julio de 2014, y tenía pendiente de estreno Brick Mansions.

Muere ‘el gurú’ de los guionistas

Algo imprescindible en la estantería de cualquier joven que aspire a escribir un buen guión: alguno de los libros de Syd Field, el prestigioso profesor de escritura de guiones cinematográficos que, en teoría, resolverá a través de sus páginas nuestra falta total de talento.

Syd Field

Nacido en 1935 y fallecido ayer domingo, Field se hizo famoso gracias a Screenplay, publicado en 1979 y recomendado por decenas de profesores de escritura cinematográfica. El libro, la verdad, se limitaba a apostar desvergonzadamente por el mainstream y pretendía reinventar cosas que ya comentaba 500 años antes Shakespeare («déjate de experimentos y escribe algo con planteamiento, nudo y desenlace, chaval»), pero funcionó.

De haber seguido sus consejos, gente como Tarantino o Paul Thomas Anderson no habría hecho nunca carrera, pero la fórmula le fue rentable y, durante las siguientes tres décadas, Field explotó el filón con obras como El manual del guionista o Cómo mejorar un guión. Ojo: sus clases en directo debían ser buenas, porque exalumnos como Judd Apatow o Frank Darabont se han apresurado a transmitir su pésame y recordar la enorme influencia que les supuso, pero francamente no creo que sus libros le hayan supuesto demasiada ayuda a nadie (salvo a las editoriales que los vendían y a sus herederos, que van a recibir una buena herencia)

Ahora, como siempre, vendrá alguien insultándome por mi total falta de respeto hacia un muerto. Vaya por delante: respeto mucho a los muertos. No en vano, me caen mucho mejor que la mayor parte de los vivos que me rodean. Y, desde luego, admiro muchísimo a Field: alguien que no escribió el guión de una sola película pero que vendió millones de libros sobre cómo hacerlo se merece toda mi admiración. Descanse en paz.