Se ha acrecentado una polémica tan absurda como estúpida: la del pasillo al campeón. A veces da vergüenza pertenecer a esta profesión y ver cómo el medio de mayor difusión de España se regodea con una contraportada para mayor felicidad de los necios.
Aquí no pasa nada. El fútbol es un viejo deporte y parte de su éxito está que se cumplen milimétricamente los rituales. Pese a tantos esfuerzos de quienes confunden informar con deformar, empeñados en volver a la selva. Lo siento: es un invento inglés, un asunto de caballeros, por fortuna. Y cualquier sportman sabe que determinadas cosas están por encima de los deseos, de las filias y las fobias personales. Al terminar un partido de tenis los jugadores se dan la mano en público, aunque no se hablen: y eso por encima de todas las cosas. Alguien encontrará hipócrita el gesto y acaso no le falte razón: le debemos mucho a la hipocresía, que es el homenaje que el vicio rinde a la virtud. Nadie está obligado a llevarse bien con nadie, pero todo el mundo está obligado a defender y amparar los cimientos del juego, uno de los cuales es la cortesía.
La cortesía obliga a hacer un pasillo al campeón de la Liga. Le ha tocado al Fútbol Club Barcelona, que tiene la obligación de ser un club señor y que muchas veces lo es. Para sus aficionados y para sus jugadores la cosa tiene un punto menos de gracia que para los de cualquier otro equipo, si exceptuamos a los del Atlético de Madrid. Estamos hablando de equipos acostumbrados a recibir pasillos. Como el Real Madrid, que es quien va a recibirlo este año.
Pues nada, se le forma un pasillo, se aplaude al campeón y se da una lección de civismo que, convenientemente traducida, pueden absorber los más jóvenes, los más necesitados de ejemplos. Los que tienen que aprender aquella vieja milonga de Yupanqui:
El que me quiera igualar/ hay tener buen parejero;/ yo me quitaré el sombrero/ porque así me han enseñau/ y me doy por bien pagau/ d´entrando atrás del primero
Lo demás no es deporte, ya lo siento: es confundir la bota de Guti o de Xavi con el Gran Bertha. Lo verdaderamente duro sería que el pasillo se lo hicieran al campeón el Murcia o el Levante, que ya han descendido. ¡Pero el Barça, que ha hecho una excelente campaña europea…!