Vuelve una gran final. De campanillas. Un partidazo nos espera en las antípodas. Nadal contra Federer. El Open de Australia corona a su campeón. ¡Cuantos nervios!
El pronóstico es bien incierto ¿Ganará Nadal o Federer? El corazón me dice que ganará Rafa; la cabeza, Roger.
Creo que estamos en un partido crucial. No sólo está en juego un torneo muy importante, uno de los cuatro grandes. Sería el primer Grand Slam para Nadal en pista rápida. Y el número 14, en total, para Federer. Igualaría así la marca suprema de Pete Sampras. Ambos se juegan mucho.
Tanto que me atrevería a decir que lo que está en juego es la nueva era del tenis mundial. Si Nadal se sobrepone al esfuerzo titánico del partido contra Verdasco (5 h y 14 minutos) y vence a Federer, lo habrá tumbado (casi) para siempre. Noqueado. Coco comido para los restos. Nadal enlazaría tres victorias imponentes sobre el elegante suizo: Roland Garros, Wimbledon y Australia. Tres superficies: tierra, hierba y pista dura. Tras arrebatarle el número 1 en agosto, el golpe moral definitivo.
Federer tiene una oportunidad histórica de resarcirse del mal manacorí que le azota en las últimas temporadas (12-6 en su cómputo particular para Nadal), aunque su rivalidad sea muy sana. Son excelentes deportistas. Dos caballeros. Federer no disputa sólo un gran título. Su mente, su ilusión, sus ganas estarán en vilo en la pista.
Sabe bien que este encuentro es crucial para su futuro. Que si gana a Nadal se meterá de lleno en la reconquista de su trono. Podrá pensar que Nadal no es invencible para él. Que puede volver a ser el rey. Pero si cae, ¡Ay si pierde! También sabe que le costará mucho más reponerse.
Veremos quien aguanta mejor, si las piernas a Nadal o la cabeza a Federer. Seguro que será un espectáculo superior. Siéntense y disfruten.