Nadal tomará buena nota de lo que le ha sucedido a Djokovic. Tuvo que retirarse por el calor sofocante con calambres en brazos y piernas. Tras aplicarse hielo y masajes periódicamente tiró la toalla. En Australia es verano y las temperaturas, un horror. El termómetro anda por encima de los 50º centígrados. Y en momentos puntuales vimos el mercurio por encima de los 60º.
En esas circunstancias y con un esfuerzo máximo, los organismos se resienten. Incluso para una máquina física (casi) perfecta como es Nadal. O Verdasco. Es luchar contra el contrincante y contra los límites del propio cuerpo. A Rafa le toca el turno de tarde. Y si hace sol, tendrá un rival añadido en la pista. Deberá comer bien, hidratarse mucho, beber abundante agua, poco a poco y continuadamente.
Seguro que lo vemos con un platanito al lado. Le dará bocaditos, como siempre. Pero está vez será muy necesario su aportación. Es un alimento rico en potasio, hidratos y glucosa. Le sirve para evitar rampas, dosificar el sudor y alimentarse.
Todo ello muy necesario en la dura batalla por meterse en las semifinales. Enfrente tendrá al francés Gilles Simon, en la Rod Laver, sexto cabeza de serie. El tenista mallorquín tiene un balance de dos victorias a uno frente al galo. Ya le ganó el año pasado en Melbourne. Pero es un muy buen jugador. Prueba de ello es que el francés batió a Nadal en las semis del último Masters de Madrid por 3-6, 7-5, 7-6.
Nadal está estupendo en Australia. Parece haberse recuperado fantásticamente bien de la lesión y no ha cedido un set en el torneo. Es su primera gran prueba de la temporada y dice que está jugando a mejor nivel que en el 2008. A ver qué ocurre. Siguiendo la filosofía de Rafa: punto a punto, hasta el final.