A mediados de los ’90, Arnold Schwarzenegger se encontraba en un impasse en el que intentaba dejar atrás ese cine de acción pura que no le permitía desarrollar todas sus dotes actorales, y empezaba a meterse en películas que, aunque con tintes de acción, eran absoluta comedia noventera. Cintas como Mentiras arriesgadas, Poli de guardería o Los gemelos golpean dos veces coparon su cartel durante la década (y no: no vamos a hablar de Junior).
Una de mis favoritas de esa época, supongo que por ese metacine donde el icono se reía de sí mismo y porque el coprotagonista era un niño, siempre fue El último héroe (Last action hero), de 1993. En ella, Danny Madigan, un niño de unos doce años, conseguía una entrada de cine mágica y se introducía con ella en la última película de su héroe de acción favorito.
Ese niño era Austin O’Brien que, efectivamente, tenía doce años por entonces.
Curiosamente, por ese papel lo nominaron a mejor actor joven en los Saturn y a peor actor joven en los Razzie. Hollywood y sus cosillas.
Lo cierto es que el chico lo hacía considerablemente bien y parecía prometedor, pero, finalmente, su lugar no estuvo en la interpretación, aunque hizo alguna cosa más de bastante tirón.
También en 1993 protagonizó Prehisteria (bastante mala) y al año siguiente interpretó a Nick Zsigmond en Mi chica 2, que fue un fiasco. Participaría luego en Apolo 13 y El club de las niñeras, y en las series Urgencias y Tocados por un ángel. Entre 1966 y 1999 fue Josh Greene, uno de los personajes principales en los casi 70 episodios de Promise Land. Llegados a los años 2000, el ritmo se frena estrepitosamente.
Protagonizó El espíritu en 2001, una película de suspense de bajo presupuesto con una crítica nefasta, y participó en algunos proyectos independientes sin mayor repercusión. Su título más conocido de estos años lo encontramos en un episódico de la tercera temporada de Bones, en 2008, la serie protagonizada por David Boreanaz y Emily Deschanel.
En 2010 tuvo otro papel protagonista en una cinta que, si bien no fue muy conocida, fue bien recibida por quien la visionó y, ciertamente, fue un trabajo muy original: Innocent, donde cinco vidas «disparatadas» acababan por confluir en una fría mañana de Chicago. La curiosidad de esta película, basada por cierto en hechos reales y en la que también participa Alexa PenaVega (la niña de Spy Kids), es que está contada en tiempo real y se convirtió en la primera película norteamericana de crimen en ser filmada en plano secuencia (una sola toma continua).
Si no contamos con las dos reediciones de El último héroe que se lanzaron al mercado en 2021 (final alternativo y escenas eliminadas), su último trabajo ante las cámaras fue ya en 2015, en el cortometraje All Our Yesterdays (Todos nuestros ayeres, título compartido con un poema de Borges, un libro de Natalia Ginzburg y un episodio de Star Trek, aunque no tiene nada que ver con ninguna de las tres cosas).