Hoy regresamos a la Francia napoleónica con el debut de Ridley Scott en el que fue su primer largometraje. Un sinfín de duelos entre dos soldados durante la época de auge y caída del Emperador de Francia. El honor llevado a sus últimas consecuencias.
Los duelistas (Ridley Scott, 1977) es una magnífica película de gran fotografía, que el director plantea como una metáfora de las guerras napoleónicas, que nos muestra como trasfondo de la tormentosa relación entre los dos protagonistas. Fue premiada en el Festival de Cannes como la mejor película debut.
La historia está basada en la novela de Joseph Conrad cuyo origen fue una disputa real entre dos oficiales del ejército francés, Dupont y el general François Fournier, que parecía tener una enorme necesidad de batirse en duelo como le sucede al protagonista de la película.
Harvey Keitel interpreta al teniente de húsares Gabriel Feraud y trata de dar muerte en duelo al también teniente Armand D`Humbert, interpretado por Keith Carradine. El comienzo de la historia es en 1800, recién llegado Napoleón a Francia, cuando se está gestando el dominio francés en Europa. Durante todo el filme, Feraud persigue de manera enfermiza a D`Humbert para darle muerte en duelo, pero siempre alguno de ellos resulta herido e impide terminarlo. Siempre queda pendiente un nuevo enfrentamiento ya sea a espada, a caballo o el duelo final a pistola. Este último ya en período monárquico tras la Restauración borbónica con Luis XVIII. Juntos sufren las inclemencias de la derrota en Rusia, por momentos incluso colaboran contra los cosacos, pero la obsesión de Feraud no decae con el tiempo ni cuando su rival ya es un general retirado (y lisiado) del ejército realista.
La Francia Revolucionaria
1789 es el año de la Revolución Francesa y el inicio de un período de Monarquía Constitucional hasta 1792 cuando se produce la detención del rey Luis XVI (y su familia) que sería ejecutado al año siguiente. Comenzaba la República que fue el período previo al Imperio de Napoleón. Entre 1792 y 1804 se vivió una época de grandes cambios e inestabilidad: la Convención, con la alternancia entre girondinos y jacobinos, incluido el período del Terror de Robespierre, y el Directorio que suavizó las reformas revolucionarias. En 1799 Napoleón regresó de la campaña de Egipto y decidió tomar el poder e instaurar el Consulado, inicialmente compartido con Sieyes y Ducos, pero enseguida quedó como primer cónsul, girando su política hacia su persona que desembocaría en el período imperial.
Primer Imperio Francés
Entre 1804 y 1814 (1815 si incluimos los Cien Días) se formó el gran imperio que dominó Europa bajo el yugo francés. Ya en los últimos años del consulado había establecido pactos con España. Austria e Inglaterra. Había comenzado una serie de importantes reformas en justicia, educación (los liceos), económica (Banco de Francia) y territorial. Creó el famoso Código Napoleónico (civil) y la Sexta Constitución que le asignaba como emperador hereditario. En 1804 fue coronado por Pío VII en Notredame.
La política exterior del nuevo emperador fue una constante de guerras y alianzas que le tuvo ocupado durante diez años en dos etapas diferenciadas. La primera de apogeo hasta 1810, donde el dominio militar francés de Europa fue total, organizado mediante una sistema de estados vasallos contra las potencias hostiles, de las que destacaba Inglaterra, y con un ejército que se imponía en los campos de batalla contras diversas coaliciones que crearon contra él. En 1812 se produjo la dramática derrota de la Grande Armee en Rusia que fue una debacle para la popularidad y respeto del emperador. Unido a la fracasada campaña de España y Portugal, se iniciaba la segunda fase de su imperio que decaería hasta la derrota final en Waterloo en 1815.
Hasta siete coaliciones se formaron contra Francia desde 1789 hasta la última en 1815, tras el sorprendente regreso desde Elba. En 1814 se había producido la abdicación de Napoleón tras la derrota un año antes en Leipzig en la llamada batalla de las Naciones. Las fronteras se restablecían a 1789 y el Emperador de los Franceses, que mantenía el cetro, se exiliaba a la isla de Elba. Pero poco le iba a durar la paz de la isla, ya que en marzo de 1815 regresó a París ante la sorpresa de todos y tomó las riendas de Francia por un período exacto de 100 días. Los llamados Cien Días de Napoleón acabaron en su derrota final y en un exilio ya definitivo en la lejana isla de Santa Elena, en Brasil, donde acabaría sus días el que fue dueño de Europa que falleció en 1821.
La Europa de los Congresos
Tras la época napoleónica, el Congreso de Viena de 1815 trató de asegurar que las ideas liberales no calaran en el viejo continente, un período llamado la Europa de los Congresos que diseñó un conjunto alianzas para evitar conatos revolucionarios, como sucedió en España con el Trienio Liberal de Riego y la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis. Sin embargo el liberalismo y la nueva política terminó por imponerse tras los períodos revolucionarios de 1820, 1830 y 1848. El fin del Antiguo Régimen era un hecho y comenzaba una nueva era en Europa.
La espectacular escena del duelo a caballo:
¿Quieres más cine histórico? Aquí todas nuestras recomendaciones.
Fotos: IGN/Jotdawn