Seguimos recibiendo algunas pinceladas de la segunda parte de Gladiator que podría ser estrenada a finales del 2024.
Aunque no sabemos mucho sobre la secuela de Máximo Décimo Meridio, que de nuevo tendrá a Ridley Scott al frente, sí podemos intuir algunos personajes según las filtraciones que van a apareciendo. Parece que tendrá como protagonista a Lucio, interpretado por Paul Mescal, el hijo de Lucilla que interpreta Connie Nielsen y que repite personaje, de los pocos quizás junto Djimon Hounsou, Juba, el gladiador númida Máximo. También podrían formar parte del proyecto actores de la talla de Denzel Washington y Pedro Pascal aunque se desconoce su papel. Parece que los emperadores Caracalla y Geta, serán para Joseph Quinn y Barry Keoghan respectivamente. De momento todo son meras posibilidades.
El guion podría desarrollarse un par de décadas después del final de la primera parte. Si revisamos un poco lo que ocurre después de la muerte de Cómodo el último día de diciembre de 192 d.C. (que ya sabéis que no murió en la arena sino asesinado por uno de sus esclavos), nos encontramos en los tiempos del emperador Caracalla.
Tras la muerte de Cómodo y de su efímero sucesor, el anciano Pertinax, sucedieron una serie de luchas por el poder en lo que se llamó el “año de los cinco emperadores”. Con Septimio Severo llegó la estabilidad y una nueva dinastía, la de los Severos, que se mantuvo en el poder más de 40 años hasta la “crisis del siglo III”.
Septimio Severo fue además el primero de origen norteafricano al frente del Imperio (su padre era de origen púnico). Muy importante también fue la emperatriz Julia Domna, una “diva” de origen sirio que formó una especie de «dinastía» de Emperatrices Sirias (podéis ampliar sobre ellas aquí).
Parece que la historia de la película podría estar basada entorno a la sucesión de Septimio Severo, repartida entre sus dos hijos Caracalla y Geta. Pese a que debían reinar juntos e incluso se intentó dividir el imperio (que su madre Julia impidió), Caracalla terminó ordenando el asesinato de su hermano y asumiendo el poder en solitario.
A Caracalla se le conoce, además de las famosas termas de Roma que llevan su nombre, sobre todo por la “Constitución Antoniniana”. Esta reforma otorgaba la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio. En realidad se trataba de una reforma de marcado carácter económico, pues el hecho de ser ciudadano les exigía el pago de los impuestos correspondientes. El Imperio vivía una crisis económica casi continua ya que había mantenido su enorme crecimiento gracias a los botines de guerra. Tras la conquista de la Dacia en tiempos de Trajano, la última «grande», ya no llegaban tantas riquezas, lo que llevó a realizar continuas reformas monetarias que casi nunca funcionaron.
El propio Caracalla fue asesinado por Macrino (su madre Julia se suicidó por ello), poniendo un breve paréntesis en la dinastía, aunque sus dos últimos miembros sólo hicieron aumentar la inestabilidad política interior y exterior, hasta que el último Severo, Alejandro Severo, fue también asesinado y se inició un periodo de crisis de 50 años.