Este fin de semana hemos tenido el estreno de una nueva versión de las aventuras de Athos, Porthos, Aramis y, por supuesto, D’Artagnan. No sabría decir el número de veces que se ha versionado la legendaria novela de Alejandro Dumas, pero en este caso, además, viene por partida doble. De la mano de la Pathé, Martin Bourboulon nos trae Los tres mosqueteros: D’Artagnan y su secuela Los tres mosqueteros: Milady. Esta última se estrenará a finales de año.
Las aventuras de esta versión son las habituales en la novela de Dumas, un intrépido y valiente D’Artagnan que aparece en medio de las intrigas de París, con los mosqueteros en defensa el rey y contra su mano derecha, el malévolo cardenal que siempre está intrigando a espaldas del monarca. La conocida historia mezcla personajes ficticios con otros que fueron protagonistas de la Francia del siglo XVII, aunque la distorsión histórica es la habitual de estas cintas. Vamos a contar algunos detalles.
Lo primero que debemos hacer es una enmienda a la totalidad: ¡Los mosqueteros no eran espadachines! Como su propio nombre indica, su arma principal era el mosquete. Solían lucir una especie de poncho o tabardo con una cruz bordada, símbolo de pertenencia al rey y a la religión católica. Aunque es verdad que nada hubiera sido igual si en lugar de desenvainar sus espadas y sacudir mandobles a diestro y siniestro, hubieran tenido que cebar y cargar su arma antes de disparar. Un mosquetero debidamente entrenado no podía cargar y disparar su arma antes de 15-20 segundos.
El rey Luis XIII creó la compañía de Mosqueteros de la Guardia en 1622, una especie de grupo de élite muy cercano al monarca. El propio Richelieu creó su propia compañía años más tarde. Estaba formado por pocos efectivos y en su mayoría eran de origen noble. Aunque sufrió altibajos y disoluciones, se mantuvo hasta principios del siglo XIX.
Al igual que sus compañeros de armas, D’Artagnan (François Civil) está inspirado en un personaje real aunque toda la historia que le rodea sale de la pluma de Dumas. Se trata de Charles de Batz de Castelmore, que tuvo alto rango entre los mosqueteros durante el reinado de Luis XIV. El resto también se sustentan en mosqueteros con nombre y apellidos: Armand de Sillègue d’Athos, Isaac de Portau y Henri d’Aramitz. Vincent Cassel, Romain Duris y Pio Marmaï son Athos, Aramis y Porthos respectivamente.
Uno de los detalles que siempre que llama la atención es el perfil que se muestra del cardenal Richelieu, interpretado por Eric Ruf. Dumas y cualquiera de la saga cinematográfica, lo presenta como un personaje que solo busca el poder (realmente era lo que buscaban todos los validos), incluso por encima de su propio rey y que siempre trata de fastidiar a los leales mosqueteros del rey. Nada más lejos de la realidad. Fue un auténtico estadista de la época y el responsable de que Francia se convirtiera en el país más poderoso de Europa.
Desde 1624 tuvo en su mano todo el poder de Francia y construyó el estado moderno en el país galo. Pese a su posición en la iglesia, no dudó en apoyar la causa protestante en la Guerra de los 30 años (primero de manera disimulada y luego de forma total con su sucesor Mazzarino) para acabar con la primacía de la Monarquía Hispánica. A su muerte donó sus palacios a la corona.
También nos encontramos con otros habituales de la trama, como los reyes de Francia, con Luis XIII interpretado Louis Garrel y la española Ana de Austria (era hija de Felipe III) con Vicky Krieps, que parece que se ha especializado en dar vida a reinas, ya que hace poco la vimos en La emperatriz rebelde (Marie Kreutzer, 2022) como la legendaria Sissi.
Y no podemos olvidarnos de la historia de amor (ficticia) entre la reina y el duque de Buckingham (Jacob Fortune-Lloyd), GeorgeVilliers, que fue la mano derecha de los monarcas ingleses, primero con Jacobo I y, desde 1625, año en que está basada nuestra historia, con su hijo Carlos I. Y entre ellos, dos personajes clave nacidos de la imaginación del novelista. La fiel confidente de la reina, Constance Bonacieux (Lyna Khoudri), y Milady de Winter (Eva Green), situada en el lado oscuro de la historia junto al cardenal.
En resumen, los tópicos habituales de Dumas pero que siempre forman una historia de aventuras y acción divertida y recomendable.