La aventura ibérica de un guiri más crudo que una pescadilla

Archivo de julio, 2008

El Botellón suena familiar para un guiri

La gente en el Norte de Europa suele pensar que los españoles beben a menudo, pero poco. Suelen tomarse una copa de vino con la comida o un aperitivo, pero nunca se emborrachan. Sin embargo, los nórdicos no beben con frecuencia, pero cada vez que toman, no paran hasta que están en el suelo. La gente nórdica que toma entre semana se defiende contra la acusación de alcoholismo argumentando que han adoptado el estilo de vida mediterraneo, que para nosotros implica tomar un poco cada día.

Pero al venir en España, esta ilusión mía se rompió. Me encontré con una famosa costumbre española, el botellón. Durante mis primeras visitas en la península, hace ya unos años, vi a miles de jóvenes bebiendo en plena calle. Bebidas fuertes circulaban de mano en mano, mezclándose unas con otras, dando lugar a todo tipo de duros combinados. Sin mencionar la bebida que para mi es la más friki de todas- el calimocho – ¡vaya sacrilegio enológico!

Como sabéis, esta costumbre ibérica se ha prohibido por la dicha «ley seca», pero mis amigos españoles me siguen contando anécdotas de su adolescencia, cuando la juerga todavía era legal. Sin embargo, sigo observando pequeños botellones todavía, incluso en la calle donde vivo, y he observado la popularidad de los dichos «macrobotellones» organizados últimamente.

El botellón como fenómeno inspira estudios sociológicos, como el libro de Artemio Baigorri, «Botellón: un conflicto posmoderno». El profesor de Sociología de la Universidad de Extremadura mantiene que en las citas botelloneras cada vez es más frecuente encontrar a no sólo los chicos de 16 años, pero que ahora también los que han cumplido los 30 años siguen con esta fórmula. El profesor afirma que los treintañeros mantienen viejas costumbres de diversión por temas económicos, dado que muchos hoy en día son mileuristas. A ver si la crisis hace renacer el botellón…

El botellón me suena bastante a una tradición que tenemos en Noruega. Allí, la gente se reúne en casa antes de salir, para beber. En el próximo post os contaré sobre esta costumbre, que llamamos el vorspiel, y que muestra que los jóvenes son iguales por todas partes. Y para mi beber como un bárbaro, que sea en Madrid o en Oslo, debe ser más premoderno que posmoderno.

Espectáculo andaluz

En España, la religión es algo muy presente, por lo menos en unos sectores de la sociedad, y es algo que golpea a los extranjeros que vienen aquí. En los países del Norte somos oficialmente protestantes, pero la verdad es que es ya una sociedad bastante laica, (o hereje, como me lo dijo un colega español…).

En Semana Santa a fui a Andalucía con otro amigo guiri. Es una tierra que ya conozco un poco, hace un par de años fui a la feria de Málaga, y este año visité Córdoba y Sevilla. La madrugada de viernes santo la pasamos en Carmona, un pueblo al lado de Sevilla. Localidad preciosa, con su antiguo alcázar donde se ubica hoy un parador.

Durante el día de jueves santo, el pueblo estaba bastante tranquilo y habíamos pensado pasar la noche allí antes de irnos a Sevilla. A las nueve salimos para cenar y de repente escuchamos una música y vimos un montón de gente en frente de la iglesia principal. Empezó a salir la estatua de la virgen, mientras que la banda sonaba. Todo el pueblo estaba mirando, y nosotros fuimos los únicos guiris. Fue mágico observar la procesión con nazarenos y hermandades, cada uno con un vestido de un color diferente. De hecho, para un guiri es extraño ver los capirotes de los nazarenos, ya que se parecen bastante a los vestidos del Ku Klux Klan, el grupo racista estadounidense…

Seguimos la procesión toda hasta la madrugada, tomando copas y tapas en el camino. Fue estupendo ver una tradición tan bonita, y estar cerca de la gente emocionada por el espectáculo. Pareció que todo el pueblo había participado en montarlo. En los países más herejes, como el mío, este tipo de tradiciones ya ha desaparecido.

Un domingo a la madrileña

Nadie hace el domingo como los madrileños. En otras ciudades del mundo, la gente aprovecha del séptimo día para descansar y preparar la semana que viene; hacen deporte, planchan la ropa, limpian la casa.

En Madrid es otra historia, aquí el domingo es como otro sabado. La gente sale, toma vermut al grifo, cañas, tapitas, copitas, cualquier cosa. Si caminas en la capital un domingo ves más gente por la calle que casi ningún otro día.

En Noruega, la gente pasa el domingo haciendo senderismo, bañándose en lagos fríos, tomando sauna, en fin todo tipo de actividad para limpiarse de los pecados del fin de semana y preparar el cuerpo y la mente para una semana nueva.

En Madrid, nada de eso, aquí hay que aprovechar hasta el último momento, el lema de los madrileños debe ser carpe dominicus. Después de haber salido el sábado hasta las tantas, los gatos se levantan el domingo, y ¡a tomar!

Este fenómeno se observa sobre todo en el barrio madrileño de la Latina. Ayer estuve por este lugar tan encantador, en la plaza San Andrés, hay una cervecería allí donde a veces se puede observar el santísimo Iker Casillas.

Fue un domingo perfecto. Estuvimos unos amigos con una nevera llena de Mahous frías, la plaza estaba a tope, todos hablando, chicas guapas, un grupo de estos músicos rumanos tocando los clásicos de siempre. Luego la gente pasa a la Plaza de la Paja, donde los bares sirven copas hasta la madrugada. Y nadie piensa en currar.

Para dejarlo claro, a mi me encanta el concepto del domingo madrileño y creo que el senderismo, lo tengo que dejar para adelante…

Gracias a todos por los comentarios que me llegan, y agradeceré a los que pueden comentar como se celebra el domingo en otras partes de España.

Aquí abajo veis el bar de la plaza San Andrés, llenísimo. Y he colgado una foto de dos amigos míos muriéndose de la risa, que nunca está lejos en la Latina.

El bar cutre, siempre de moda

Ayer salimos gente del periódico, para celebrar que ya mucha gente está de vacaciones. Solemos ir a un bar asturiano en la Calle del Pez, cerca de nuestra antigua sede madrileño en Callao.

El local es de uno de estos bares de toda la vida, con sus palillos, sus ceniceros, sus fotos de fiesta nacional y sus bufandas de equipo de fútbol. En fin, he aprendido que es lo que se llama un «bar cutre».

El bar cutre es un tópico de la sociedad española, veo uno en cada esquina. Es un lugar para cada momento del día, desde los churros y el café por la mañana hasta el último trago de la noche. Y atrás de la barra hay un viejo barman sirviendo patatas bravas con unas cañas bien tiradas…

Este tipo de bar no existe en mi país, allí los lugares se preocupan de siempre estar a la moda, de ser tan «cool» que se quita toda personalidad. Además, en los bares españoles viene todo tipo de gente, desde los abuelos hasta los chicos del instituto, y ¡todos se hablan! Al contrario, en los países nórdicos, las generaciones no se mezclan, hay un poco de segregación social.

Por supuesto se fuma mucho en el bar cutre, y los cigarrillos se tiran al suelo junto a las servilletas, como veis aquí. Es una costumbre que choca a los extranjeros, como venimos de lugares tan limpitos, donde ni siquiera se fuma en los bares…

¡Y pido a los lectores que me recomienden el bar más cutre de España!

La prensa deportiva, particularidad de los países latinos

En el paisaje mediático español, la prensa deportiva se destaca. Periódicos que escriben solo sobre deportes es algo típico de los países del sur de Europa, España e Italia siendo los principales representantes.

En países como Inglaterra, Alemania y Noruega existen los rotativos amarillos, que por supuesto escriben sobre los deportes, pero puros periódicos deportivos no hay.

A mi la verdad es que me encanta leer la prensa deportiva, es increíble que se monta tanta pasión por cosas tan sencillas. No digo que el periodismo sea bueno, pero por lo menos es divertido…

Sobre todo es divertido leer a los columnistas, que muestran cierta habilidad para sacar argumentos convincentes. Como cuando Tomás Roncero del AS afirmó que Cesc Fábregas iba a venir al Real Madrid porque, y escucha esto, a Cesc le gusta la comida del restaurante madrileño De Maria, que está a 1 km del Bernabeu… ¡Vaya razón para venir a Madrid!

Y ni quiero hablar del culebrón Cristiano Ronaldo, que montaje mediático. Vendiendo este tipo de portadas la prensa deportiva podrá salir de la crisis, ¿no?

Galicia, tierra de maravillas

A principios de mayo estuve en una boda en Galicia, donde se casaron dos amigos míos, él francés y ella gallega. Fue una experiencia inolvidable, una fiesta de tres días.

En Noruega ya se hace poco de estas bodas tradicionales, con toda la familia extensa, desde el abuelito hasta el primo más lejano. En Escandinavia, las famillas están mucho más dispersadas, divorciadas y recompuestas, y yo no sé si allí dos novios podrían juntar más de 200 familiares como fue el caso en esta boda a la española.

Galicia me encantó con su paisajes verdes, de hecho al ver las rías gallegas me acordé de los fiordos de mi país. Y como en Galicia tienen una cultura pesquera, me sentía en casa.

La boda se celebró en Ponte Nafonso, en la carretera de Noia, al lado de Santiago. Es un pueblo hermoso, pueden ver la foto aquí abajo. Dicen que Almodóvar rodeó una escena de su película La mala educación allí.

Como dije la fiesta duró tres días, la primera noche hubo barbacoa para que la gente se conociera, sirvieron empanadas con pulpo, y por supuesto, hubo una queimada con bruja y todo. Y yo allí, intentando comprender el gallego que se hablaba, un idioma que a mi me encanta.

La cena fue increíble, os cuento el menú; mariscos variados (bogavante, cigala, nécora, camarón, centollo), langostinos a la plancha, rape con almejas, sorbete de limón, solomillo y, de postre, tarta de hojaldre y helado de ron con pasas. Todo servido con mucho albariño, un vino que ahora está ganando fama fuera de España.

Luego el café, servido con un poco de licor dentro, algo que se parece a una bebida tradicional de mi región en Noruega, el karsk, otro día os contaré sobre eso. Y para marcar el punto final, un puro con los nombres de los novios inscritos en la bandera. ¡Qué tradición más bonita!

Nos sentamos a la mesa a las nueve de la noche, y terminamos a las tres de la mañana. Y allí, todos a bailar, nietos y abuelos incluidos, hasta el amanecer…

El tabaco sigue vivo…en el Sur y en el Norte

Al venir a España, algo que me sorprendió era ver que la gente fumaba tanto. Es una excepción hoy día, ya que varios países,incluso Francia e Italia, recién han prohibido fumar en lugares públicos. Pero en España, el tabaco sigue vivo, entras en cualquier bar típico y el humo te envuelve. Además, la cultura tabaquera española debe ser una de las mas ricas del mundo, Fortunas, Ducados, puros…el piel de toro sigue siendo un santuario para el tabaco en un mundo sin humo.

En Escandinavia también está prohibido fumar en todo local público, pero allí tenemos un producto que ayuda con la abstinencia a la nicotina. Lo llamamos el snus y es un producto hecho a base de tabaco con agua, sal y aromatizantes. En su forma tradicional consiste en polvo picado y húmedo que se pone debajo del labio superior en forma de una bolita.

En los anos 90, la Unión Europea prohibió el snus en su territorio, los directivos europeos no querían otra adición en el momento que estaban luchando contra el tabaquismo. Cuando Suecia quería entrar en la Unión en 1994 un punto clave de las negociaciones fue el snus, a todo coste los suecos no lo iban a renunciar. Decían en voz alta; «nos quedamos con el snus ¡o no entramos!» Y así fue.

Pero Bruselas prohibe la venta del snus, no su consumo, y se puede conseguir fuera de Escandinavia a través varios sitios de Internet.

Acerca de los efectos sobre la salud del snus, no se ha demostrado científicamente que sea perjudicial y hay mucha gente que opina que es un mal menor frente al cigarrillo. Para leer más, consulta este artículo del Mundo.

Aquí veis un bote de snus, con sus bolsitas dentro. Gracias a Jorge por la foto.

Hacerse el sueco… ¿o el español?

Cada país tiene sus expresiones particulares, y es muy divertido descubrir estas frases cuando uno empieza a aprender un idioma nuevo.

A mi me han enseñado la expresión «hacerse el sueco» que, como sabéis, significa hacerse el desentendido o no hacer caso a algo que te digan.

Como soy del norte, esta expresión me ha parecido graciosa, visto que los suecos y los noruegos somos hermanos. Siempre competimos, nos peleamos, pero al fondo nos queremos. En Eurovisión por ejemplo, los noruegos siempre votan a favor de los suecos y viceversa.

Pero al investigar, me ha dado cuenta que esta expresión no se refiere a los suecos de Suecia, sino a la palabra latina soccus, especie de pantufla utilizada por las mujeres y los comediantes de la época romana. De hecho, soccus era el calzado que llevaban los cómicos del teatro de la Roma antigua. (Agradezco a Karmentxu por haber dado esta explicación.)

En Noruega tenemos la expresión «hacerse el español». Quiere decir hacer algo de la manera la más fácil, aunque si es más o menos «ilegal». Un ejemplo: si en la carretera das la vuelta en U con el coche, puedes decir «me hizo el español». Igual si tienes que decir una mentira piadosa para escaparte de una situación incomoda.

La expresión tiene su origen en el ámbito marítimo. Los navegantes utilizaban un nudo especial para facilitar el alzar de la vela del barco, y este nudo se llamaba «nudo español».

En fin, quizás creemos que este tipo de expresiones tiene su origen en nuestros prejuicios contra los dos pueblos, que los suecos son tontos y los españoles perezosos, pero la verdad es que sus orígenes son muy sencillos.

Aquí veis una foto del jugador de fútbol sueco Zlatan Ibrahimovic, que a veces se hace el sueco frente al árbitro, ¡después de haberse hecho el español en el campo!

Un guiri en La Jungla

Mi primer día como redactor en la sección de Madrid de 20 Minutos me mandaron a cubrir un acontecimiento en un poblado en las afueras de la capital. Se trataba de La Jungla, un asentamiento chabolista en Cañaveral, junto a la R-3 al lado de Vicálvaro. Allí viven unas 200 familias, en mayoría gitanos de origen español o portugués.

Para mí, la existencia del pueblo gitano en España ha sido un verdadero descubrimiento. España debe ser el país de Europa occidental con el mayor numero de gitanos, y no se puede negar su influencia en la cultura hispánica, solo hace falta escuchar el flamenco, (que a mi me encanta, otro día os contaré).

La verdad es que mi visita no fue muy alegre. El día anterior, se había muerto un niño de cinco años al ser arrastrado por su perro hasta un lago que se encontraba cerca. Fui con Jorge, nuestro fotógrafo, para relatar en 20 Minutos lo que había pasado.

El dolor era palpable en este asentamiento chabolista y cuando venimos, tanto el cuerpo del animal como la manta térmica en la que envolvieron el cadáver del pequeño continuaban abandonados a la orilla del lago.

A pesar de la pobreza y las condiciones inhumanas que vimos en el poblado, lo que me sorprendía era el calor humano de la gente que nos recibió. Querían contarnos la tragedia de la familia que había perdido un hijo, y pidieron que alguien les escuchara.

Aquella visita fue una experiencia inolvidable para mí. En fin, creo que hay que valorar la influencia del pueblo gitano en la cultura española (y europea), aunque no se puede negar la problemática social que lo acompaña.

Aquí podéis ver una foto tomada por Jorge París.

Un cordero de la leche…

La comida es una de las cosas que más me gustan de la vida española, y uno de mis platos favoritos es el cordero lechal, lo encuentro delicioso.

Pero tengo que admitir que, por otro lado, el hecho de comer un animal tan jovencito me parece una barbaridad. Se mata el coderito cuando éste aun no ha dejado de mamar, su edad no pasa de las 6 semanas y su peso ronda los 8 kilos. Justamente por eso la carne tiene tantas calidades, presenta un color rosa pálido, casi blanco y muy poca grasa.

En Noruega también nos gusta el cordero. Se suele comer la cabeza, es un plato muy tradicional que se llama «smalahovud». A mi no me gusta mucho, sobre todo porque el ritual tradicional implica chupar los ojos del animal. En Islandia, que antes formaba parte del reino noruego, comen el antiguo plato vikingo “hrútspungur”, un plato a base de testículos de carnero macerados.

Uno de mis lugares favoritos en Madrid para disfrutar del cordero lechal es el Asador Real, al lado de la Opera.

Suelo llevar amigos de mi tierra allí, cuando vienen a visitarme aquí en Madrid. La verdad es que no se muestran muy animados al escuchar el menú, les parece una barbaridad comer el corderito. Cuando llega el plato, miran las piernas tan pequeñas, y les da un poco pena, la verdad. Pero al probarlo se callan y después de la comida ¡todos se quedan flipados!

Otro plato similar, igual de delicioso, es el cochinillo, que podáis ver aquí abajo.

Pido a los lectores que me comentan donde en España se encuentra el mejor cordero lechal (o cochinillo), ¡para que yo pueda ir en peregrinaje gastronómico!