El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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20 aforismos gastro-dietéticos de Brillat-Savarin (los conocidos y los no tanto)

SavarinPara aquellos a los que no les suene quién fue Jean Anthelme Brillat-Savarin (1755-1826) digamos que, más allá de lo que nos cuenta la Wikipedia, fue lo que hoy en día se conocería como un intelectual. Básicamente un jurista y político francés con una amplia formación clásica en lo profesional que tuvo sus más y sus menos en el tiempo de la Revolución francesa, viéndose obligado a salir por piernas y poner tierra de por medio entre su cabeza y la de sus perseguidores que querían verla rodar, literalmente, en la famosa guillotina. En este punto las diversas fuentes consultadas no se ponen de acuerdo a la hora de atribuirle a su persona una postura de absoluta defensa de la pena de muerte, o bien en sentido contrario, la de apoyo a ultranza de su abolición. El caso es que las modernas referencias a su persona lo hacen destacar como un músico de cierto talento, un hombre muy culto y, para lo que a este blog afecta, como un comensal y anfitrión ameno, especialmente distinguido y refinado. Sin embargo, no falta quien discrepa de esta bonita estampa y lo retrata más bien como una persona zafia que jamás supo comer; que gustaba de los platos fuertes y vulgares y con vista solo a llenarse el estómago, que hablaba muy poco; y que en los finales de las comidas mostrábase abotargado hasta el punto de dormirse “en público” tras estas. Así más o menos lo describe Marie-Antoine Carême (reconocido gastrónomo y cocinero francés como pocos de su misma época).

Bueno, a lo que íbamos, el caso es que a día de hoy Brillat-Savarin ocupa un espacio en el olimpo de los gastrónomos clásicos (dudoso para algunos) gracias a su obra póstuma Physiologie du goût (Fisiología del gusto) publicada de forma anónima dos meses después de su muerte. Esta obra es anunciada por muchos como la primera en pretender dar a conocer los fenómenos anatómicos e histológicos de la alimentación. Primero desde una perspectiva científica describiendo el papel de cada uno de los órganos de los sentidos y de la digestión. Más adelante, proporciona al lector ideas, observaciones y teorías sobre los vínculos entre la alimentación y el sueño, las diferentes dietas, la obesidad y la delgadez… sin perder de vista una perspectiva “gastronómica”. Sea como fuere y a modo de aperitivo para sentar las bases de su holística filosofía gastro-dietética, la obra a la que me refiero ofrece una serie de 20 preceptos en los que se refiere al yantar y las relaciones que con la alimentación establecemos los comensales. Conviene observarlos con la merecida perspectiva y reflexionar sobre la validez de muchos de ellos. Son estos de aquí:

1. El Universo no es nada, sino es por la vida que alberga, y todo el que vive se nutre.

2. Los animales llenan su estómago; el hombre come; el hombre de ingenio es el único que sabe comer.

3. El destino de las naciones depende de su alimentación.

4. Dime qué comes y te diré qué eres.

5. El Creador, al obligar al hombre a que coma, le convida a ello por medio del apetito y le recompensa por medio del placer.

6. La golosina es un acto de nuestro raciocinio, por la cual damos preferencia a las cosas gratas al paladar sobre aquéllas que carecen de esta cualidad.

7. El placer de la mesa es de todas las edades, de todas las condiciones, de todos los países y de todos los días. Puede asociarse a todos los demás placeres y es el único que nos queda para consolarnos de la pérdida de los demás.

8. La mesa es el único sitio en que nadie se aburre durante la primera hora.

9. El descubrimiento de un nuevo manjar contribuye más a la felicidad del género humano que el descubrimiento de una estrella.

10. Aquellos a quienes se les ha indigestado la comida o que se emborrachan no saben ni comer ni beber.

11. Los comestibles serán presentados en esta forma: Primero, los sustanciosos; después, los más ligeros, progresivamente.

12. Las bebidas, primero las más ligeras, acabando por las más cargadas de alcohol.

13. Es una herejía el pretender que no se ha de beber más que un vino en una comida de consideración; el paladar se embota, y al cabo del tercer vaso, no tiene ya sabor particular el mismo vino.

14. Postre sin queso es como una mujer hermosa que fuera tuerta.

15. El asar no depende de la práctica, nace con uno; el cocinero se hace. Es decir, que se aprende a guisar, pero sólo por intuición se asa bien.

16. La cualidad sobresaliente del cocinero es la puntualidad; también ha de ser la del convidado.

17. Esperar demasiado a un convidado es una falta de respeto para los demás convidados presentes.

18. El que convida a enemigos y no se cuida con esmero de lo que van a comer, no merece tener amigos.

19. La dueña de la casa siempre debe asegurarse de que el café sea excelente; como el dueño de que los licores sean de primera categoría.

20. Convidar a alguien es tratar de hacerle grato el tiempo que permanezca en nuestra casa.

Al menos a mi juicio, muchos de estos aforismos son, o deberían ser, por su mensaje principal, de rabiosa actualidad a pesar del tiempo pasado, en especial aquellos que reflexionan acerca de la prudencia en el comer, el carácter placentero de los alimentos, etcétera. ¿Mis preferidos? Pues sin lugar a dudas los son el 2, 3, 4, 7, 10… en el plano dietético-conceptual; sobre el resto, los más gastronómicos, me gustan mucho el 17 y el 20. Y tú, ¿qué opinas?

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Imagen: Juan Revenga (@juan_revenga)

El inspector se sienta a la mesa: los entresijos de la Guía Michelín contados desde dentro

El inspector se sienta a la mesaNo me digas que no, a casi todo el mundo le maravilla el “trabajo” de los jurados gastronómicos y de los inspectores de las diversas guías “hosteleras” que periódicamente asaltan nuestras librerías entre las que sin duda, la Guía Michelín se lleva la palma. Para muchos de vosotros me imagino tiene que ser toda una deliciosa dedicación, pero creedme, lo poco gusta y lo mucho cansa y agobia. Por lo que he podido experimentar en primera persona (que no es mucho, pero algo es) como jurado en algunos certámenes locales gastronómicos así es. Y eso que esa dedicación mía ha sido recreativa no profesional, pero intensa; tener que “catar” 25 restaurantes en el plazo de un mes sabiendo que solo tienes las noches de los martes, miércoles y jueves para hacerlo… al final, se hace pesado (en su más estricto sentido). En una de esas veladas, compartidas con otros miembros del jurado con mucha mayor experiencia que la mía hubo una frase que me comentó un compañero que a su vez la le había referido un experimentado inspector, esta vez sí profesional, con no poco hastío: “¡cuánta langosta hay que comer para poder llevar los garbanzos a casa!

Sea como fuere ésa labor, esas personas que muchos dicen tienen la suerte de trabajar de eso (hoy puesto ciertamente en boga con el estreno de la peli italiana, que no he visto, “Viajo sola” sobre la vida de una inspectora de hoteles de lujo) están revestidas de cierto glamur.

Sin embargo, las muestras que hemos tenido en el cine o en la literatura en las que se nos presenta la vida de estas personas, no creo que se pueda catalogar al menos en primera instancia como glamurosa. Al menos es el caso del libro que acabo de terminar y que se llama “El inspector se sienta a la mesa

En él, su autor Pascal Rémy, nos relata en primera persona los entresijos de la más prestigiosa y reconocida (por muchos) guía gastronómica del mundo entero: la Michelín. Un hecho hasta la fecha imposible de concebir ya que todos los trabajadores de esta idolatrada publicación estaban sujetos por contrato a mantener un escrupuloso silencio al respecto de su funcionamiento. Quizá en este caso la mejor palabra fuese “secretismo” antes incluso que silencio, una circunstancia que hizo aumentar su aura e incluso leyenda. Bueno, el libro se publicó en 2004 así que los hechos se corresponden a los 16 años previos que su autor trabajó dentro de esa organización. Es posible que las cosas hayan cambiado ya que algunos de los procedimientos y detalles que nos cuenta Monsieur Rémy son francamente increíbles (o lo eran) para una guía gastronómica del calado de la Michelín: alarmante escasez de inspectores para una lista infinita de establecimientos que visitar, malagana y hastío por tanto entre muchos de ellos, ausencia de vida familiar por las duras exigencias de rutas maratonianas, una formación interna más que cuestionable, tacañería en nóminas y recursos, etcétera…

Una obra incendiaria en su día que provocó que los responsables de la conocida guía salieran a la palestra para aclarar que este libro era una recopilación de mentiras y falsedades propiciadas por un trabajador despechado.

La peor de las realidades que a mi juicio se ponen de relieve en el libro radica en la sospecha, siempre latente cuando se tratan estas cuestiones, de ciertas complicidades entre los redactores de la guía y los chefs y locales objetos de crítica. Una especie de do ut des que no solo compremete la redacción de la guía al completo sino la propia intervención in situ de los inspectores cuando son reconocidos como tales (recordemos que, en principio, las visitas de estos a los locales se hace de forma anónima, aunque no siempre se consigue) y que pueden ser sometidos a ciertas presiones y tratos de favor por parte de los chefs y hosteleros con el fin de salir bien parados en la guía.

Vuelta pues a mis libros “raros”. En esta ocasión el problema que hay con su rareza es que el volumen del que hoy os comento se publicó en 2004 y, al no reeditarse, se hace bastante complicado de encontrar, al menos nuevo… y lo del mercado del libro usado, pues lo mismo, hay que tener la fortuna de dar con él.

Interesante lectura, muy ligera, rápida (me duró apenas dos tarde-noches) y amena para quienes estas cuestiones siempre nos han despertado cierto interés.

Como curiosidad merece la pena saber que en francés, idioma original de la obra, el título L’inspecteur se met à table, cuya traducción literal es el que conocemos en castellano, tiene un doble sentido y eso “de sentarse a la mesa” alude de igual modo a quien en esa actitud se dispone a “rajar por los codos” o a contarlo todo.

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Imagen: Libros Alcaná

“Maná”: Un vibrante thriller científico con los transgénicos como epicentro

MANA-PORTADANo sé si os pasa a vosotros, pero al menos a mí el verano es uno de esos escasos momentos en los que no me resisto, aunque luego me pene en cierta medida, a levantar la vista de la actualidad dietética más apremiante y solazarme con alguna novela o libro de índole más recreativa. Me gustan los thriller y las novelas de ciencia ficción, aunque muchas veces al escoger un ejemplar termine aunando los dos géneros. Es lo que tiene la ciencia ficción, trasladar los más mundanos de nuestros conflictos (sexo, poder, dinero, gloria) a un entorno con circunstancias diferentes a las actuales… fíjate si son mundanos que al final la trama, por mucha ciencia ficción de la que se trate, se termina resolviendo a cuchilladas, aunque sea con espadas laser en vez de con espadas toledanas… al final todo suele empezar y acabar en cuestiones muy terrenales y próximas.

Pero no he venido hoy a hablar de literatura, bueno, un poco sí porque se trata de la última de las novelas a las que no me he podido resitir. Y es que lo tenía todo para llamar mi atención. De entrada, ejercitar esa lectura distraída que tanto me gusta y que tan poco ejerzo, y como reclamo inapelable la temática de la novela en sí (“Maná”) centrada en la carrera transgenética por alcanzar un alimento definitivo, un vegetal nutricionalmente completo, inmune a las plagas y que pueda crecer en los climas más adversos… un maná transgénico cuya creación se gesta en ese marco en el que solo este tipo de prodigiosos descubrimientos podría ver la luz: las conspiraciones de tinte más economicista posible, las presiones profesionales, los intereses personales de gloria, poder, etcétera. Maná, el nombre de este “descubrimiento científico”, está tomado de la iconografía judía, en alusión a aquel manjar milagroso, enviado por Dios a modo de escarcha, para alimentar al pueblo de Israel en el desierto durante cerca de 40 años.

Llevada a cabo por el escritor y guionista Pedro Uris y por el científico Daniel Ramón la novela “Maná” utiliza de forma muy accesible para el lector el diálogo de sus personajes con el fin de poner ora en un platillo de la balanza, ora en el otro, bien la pretendida bondad de los alimentos y productos obtenidos mediante ingeniería genética (transgénicos), y también los argumentos más habituales y repetidos de quienes están en contra de ellos.

En un entorno que utiliza a partes iguales los razonamientos más científicos y las objeciones de los “antisistema”, se da cita a través de sus carismáticos protagonistas, un trepidante thriller no sé bien si decir “de acción”, pero que sí desde luego logra mantener de forma bien conseguida la atención del lector. Muerte, asesinato, traiciones, poder, dinero, sorpresas… son cualidades que no faltan en un guion exquisitamente trenzado a pesar de la complejidad de una trama que se haya aderezada con la adecuada y típica dosis de humana cercanía.

Como decía, si no leo más de este tipo de género es porque no me queda mucho tiempo; por eso cuando escojo suelo terminar cayendo en manos de los clásicos (ya sabes Doyle, Dumas, Asimov y demás) que no suelen defraudar, al menos a mí, a diferencia de otros autores más carnavaleros y previsibles del tipo Dan Brown… con los que de verdad, no puedo (a pesar de su estudiada técnica he de decir que me terminan aburriendo y muestra de ello es que a veces no consigo acabarlos, y cuando lo hago termino con una idea en mi cabeza: “pues vaya”).

Pues bien, a diferencia de los thriller más modernos que he podido leer últimamente este “Maná” relata una compleja trama casi perfecta, sin fisuras, a la que apenas se le pueden poner peros. Así, a título personal y espero que con el permiso de los autores (y sin ningún ánimo de revelar los contenidos de la novela) me gustaría preguntarles si no creen un poco improbable que Wang permitiera una entrevista completamente confidencial entre Sergio y el científico alemán.

En definitiva, tanto si te interesa y tienes una postura concluyente sobre el tema de los alimentos transgénicos y el papel que la ciencia desempeña en nuestras vidas, como si te debates en una razonable duda y te apetece pasar un buen rato con una trama futurista (pero no tanto) con el mundo biotecnológico como escenario creo que esta novela cubrirá tus expectativas, a fin de cuentas se trata de una amena forma de hacer divulgación.

Tristemente y para lo que en mi opinión debiera de ser, no es tan fácil encontrar un ejemplar de “Maná” editado por Carena Editors (quien me regaló mi ejemplar tuvo que encargarlo en una cadena de librerías y esperar su llegada). Ojalá su presencia en las librerías aumente y se convierta en un Best Seller. Se lo merece.

Os dejo en el siguiente vídeo una presentación que Daniel Ramón, uno de sus coautores, hace del propio libro.

Si te interesa este tema igual te guste consultar las siguientes entradas:

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Nuevo libro: «Consume y calla»

Consume y callaSi visitas de tiempo en tiempo este blog te habrás dado cuenta que los asuntos relativos a la publicidad de alimentos diversos, las alegaciones de salud que incorporan, el márquetin con el que se rodean, su etiquetado y demás “celofán” con el que se envuelven, son un tema recurrente. Como digo, a pesar de poder encontrar estos temas con cierta frecuencia, el blog no está dedicado en cuerpo y alma a estas cuestiones. Y conste que bien podría habida cuenta de lo machaconas y surrealistas que son las circunstancias que en este sentido nos han tocado vivir.

Afortunadamente y para poner un contrapunto de sensatez entre tanta vorágine consumista (aunque en ella se ponga de excusa un mal entendido concepto de salud) de vez en cuando ven la luz obras como la que hoy os traigo y que acaba de ser publicada. Se trata del libro que tiene como título “Consume y calla. Alimentos y cosméticos que enriquecen a la industria y no mejoran nuestra salud” (357 pags.) de Ana Isabel Gutiérrez Salegui (@Fasmida) y que está editado por Ediciones Akal, SA. Hacía falta.

En verdad lo que haría falta es que más personas accedieran a esta perspectiva que del mercado de salud (a través de alimentos y cosméticos) tienen en realidad muchas de las empresas que, en principio y en apariencia, se preocupan por nuestra salud. Muchos de los escándalos vinculados a la industria alimentaria y que se han dado a conocer en estos últimos años, así como la farragosa forma de “informar” a los consumidores dan muestra de esa “preocupación” que tienen muchas de esas multinacionales a las que la autora dedica su obra nada más empezar:

A Bimbo, Nestlé, Unilever, L’Oreal, Puleva y tantos otros… sin ellos no habría sido posible este libro […]

Tristemente. Sin ellos, tristemente, no habría sido posible este libro; apuntaría yo con el permiso de la autora.

El libro no te va a dejar indiferente. Empezando por la perspectiva de Ana Isabel Gutiérrez que no es la de una publicitaria, ni de una nutricionista, ni una médico, se trata, muy en resumen, de una psicóloga que afronta desde su especialidad las causas y circunstancias que como consumidores nos han llevado a terminar a merced de una industria con, aparentemente, escasos escrúpulos. Con su permiso transcribiré un fragmento significativamente elocuente:

[…] Si la generación que vivió la posguerra, levantara la cabeza y viera en que trabajamos, ahorramos y pedimos prestamos bancarios para que nos corten trozos de carne en un quirófano, nos metan bolsas de silicona en el pecho o en los glúteos, pagamos para que, a voz en grito, nos hagan sudar y sufrir, pasamos hambre voluntariamente o nos alimentamos de polvos disueltos en agua pagados a precio de oro (pudiendo hacerlo con comida de verdad) para poder entrar en fajas compresoras que reducen, elevan y oprimen, pensarían que nos hemos vuelto rematadamente locos. Y tendrían razón.

Este libro está cuajado de ejemplos, vergonzosos (a la par que legales muchos de ellos), en los que se pone de manifiesto que tanto en buena parte de la industria de cosmética como en la de la alimentación hay una serie de señores como poco interés en cualquier cosa que no sea aquel de lucrarse hasta extremos insospechados.

Así pues si en cierta medida te gusta este blog por aquellos casos en los que se “denuncian” ciertas malas prácticas por parte de la industria te recomiendo este libro. Una obra que además está cuajada de citas y de referencias para seguir el hilo de lo que en él se cuenta. Entre esas citas, he de reconocer con agradecimiento, sale este blog citado con frecuencia… así como el de tantos otros que son una referencia para uno mismo tales como Jose Manuel López Nicolás y su Scientia; Ben Goldacre (Mala ciencia); el GREP-AEDN; Naukas; José Miguel Mulet… y tantos otros.

Te dejo con el índice del libro y un vídeo en el que Ana Isabel Gutiérrez es entrevistada en el canal 24 horas de TVE a colación del mismo:

1. Introducción
2. El cambio de una sociedad a través de sus estereotipos
3. Diccionario básico para detectar engaños
4. ¿Qué dice la Ley al respecto?
5. De paseo por el súper
6. La salud y la belleza en la publicidad
7. Picaresca y publicidad cosmética, ¿viejas amigas? Del bálsamo de Fierabrás a las nanoesferas
8. Manual del publiescéptico
9. Ranking de los mejores asteriscos
10. Quién es quién
11. Fuentes y recursos utilizados

Nuevo libro: “Comer y correr”

Comer y correrLo conocimos en los años ‘80 y adoptamos como muchas otras veces, como muchas otras modas su extravagante nombre: footing, o algo así. Nunca ha sido una disciplina deportiva que me entusiasmara, antes menos que ahora, todo hay que decirlo. Actualmente lo llamamos running y a quienes lo practican runners. Así, tras lo que a mi modo de ver supuso una caída casi en el olvido del conocido footing durante unos años, desde hace unos cuantos resurge esta práctica con fuerza hasta el punto de convertirse en cierta medida en un fenómeno social (que se lo pregunten si no a mi vecino de blog Runstorming, que seguro tiene buenos argumentos para matizar mis palabras).

Del brazo de este fenómeno social y como no podía ser de otra forma han saltado a la palestra infinidad de propuestas que proponen facilitar, implementar y mejorar los resultados de los corredores. No pocas de estas propuestas resultan cuando menos extravagantes, me refiero al uso de determinados complementos o suplementos y propuestas dietéticas. Y su coste no es cero, en muchas ocasiones implican un desembolso de dinero importante cuando no, además, un posible menoscabo en tu salud o; lo que verdaderamente le interesa a uno como corredor, que al menos la propuesta en cuestión lejos de ser efectiva no sea ya inocua sino incluso contraria a sus intereses.

Así pues, este libro que hoy sale a la venta, “Comer y correr” era más que necesario. Ya te adelanto algo que no vas a encontrar en él, y quizá por eso, entre otras razones, me guste tanto: no vas a encontrar la dieta al uso ni las recetitas que de forma tan recurrente (e inútil) suelen aparecer en otros libros que abordan esta misma temática. Pero no te equivoques, la información de cuestiones prácticas es abundante y además está robustamente documentada, bien por el sentido común (ya sabes, el menos común…) bien en una importante y prolija bibliografía de la que se hace eco el propio libro al final de la obra para que puedas consultarla si así lo deseas.

En el libro encontrarás la respuesta a todas esas cuestiones que planean tan a menudo en el mundillo del deportista ya sea aficionado o profesional, sobre las supuestas bondades de uno y otro nutriente, su efecto sobre tu entrenamiento y rendimiento, los antioxidantes, las ayudas ergogénicas de cualquier índole (sobre las permitidas, claro), la proporción de macronutrientes y de alimentos adecuados, etcétera. En resumen y tal y como menciona el subtítulo de la obra (“desmontando los mitos de la alimentación de los runners”) el objetivo de la obra es ayudar al lector (o runner) a reconocer qué hay de verdad y qué hay de mito en la alimentación de los corredores, pero también resolver todo tipo de dudas que surgen entre este colectivo, como por ejemplo, qué consumir antes de una carrera o qué comer y beber una vez esta concluye, cómo afrontar carreras de largas distancias como la maratón… Puedes consultar el índice del libro en este enlace y leer sus primeras páginas en este otro.

Por último y con el fin de reforzar el interés y calidad de la obra (y sin la intención de escurrir el bulto) es preciso destacar a sus autores. Se trata de un libro escrito al alimón entre Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) y Juanjo Cáceres (@juanjocaceresn). Sobre el primero no puedo decir más que bonitas palabras, creo que ya lo sabéis, se trata de un gran amigo y un gran compañero de profesión al que la fama le precede. Y del segundo, a pesar de no haber tratado demasiado con él, algo similar: doctor en historia que dedica su labor profesional a la investigación aplicada a la alimentación y el deporte con decenas de publicaciones a sus espaldas, y más allá de todo esto, corredor popular, un amigo de mis amigos y una persona de un trato impecable.

Si yo fuera tú, me lanzaría a la carrera para hacerme con un ejemplar. Lo puedes adquirir en cualquier librería o bien hacerte con él en formato electrónico.

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Nuevo libro: Comer sin miedo

Comer sin miedoSé que te hace falta, lo has de leer. A ti que tanto te preocupas por lo que comes y dejas de comer, a ti que realizas tantas elecciones y tantos descartes alimentarios con el motivo que sea, te mereces este libro. No, no te lo mereces, lo necesitas.

¿Eres vegetariano porque no soportas la muerte de animales? Bien, pues cada vez que abres la boca para meter comida, aunque sea para comer un suculento salteado de germinados ecológicos, mueren animales por ese motivo. ¿No me crees? Vale, ya te lo decía yo, tienes que leer el libro.

¿Odias todo lo que lleve química o aditivos? ¿temes el hecho de comer alimentos transgénicos y los genes que estos aportan? Estupendo también, seguro que tienes tus argumentos (o deberías tenerlos) para mantener esas conductas. Pero que sepas que cada vez que te llevas un bocado a la boca, atiende: de lo que sea, estás introduciendo química, con mucha probabilidad aditivos (sean naturales como la mayoría o artificiales) y, 100% seguro, genes ajenos a tu especie. ¿Sorprendido? Lee el libro.

¿Te acuerdas de las bayas de goji? Hace cuatro años hacían furor y todo el mundo las conocía. Las vendían, te lo aseguro porque lo viví, en la farmacia, en la verdulería, la tienda de herbodietética, la de frutos secos a peso y, pásmate, también las vi en una carnicería. Estaban en todas partes. ¿De donde vino aquella fiebre, porque ha desaparecido y ahora la gente ya no sabe de qué les hablas, cuál era su verdadero origen, era el Himalaya a más de 4.000 metros? Más bien no. Tendrás que leer el libro.

¿Sabías que lo de que las zanahorias sean buenas para la vista deriva de una ardid histórica en el marco de la guerra aérea acontecida entre la RAF y la Lutwaffe durante la II Guerra Mundial? Pues sí, pero habrás de hacerte con el libro.

¿Son los antioxidantes buenos, son malos, es mejor el vegetarianismo que otras soluciones dietéticas, qué patrón dietético es mejor para adelgazar, está el bisfenol A dejando estéril a la población varonil…? Y así una larga lista de de cuestiones que son abordadas con mucho sentido común en “Comer sin miedo”… ya se sabe muchas veces el menos común de los sentidos.

Es posible que muchas de tus decisiones alimentarias las tomes completamente convencido, estoy seguro, pero, ¿te has parado a preguntarte si estás equivocado, es decir, completamente equivocado ya que lo que te hayan contado o hayas oído poco o nada tenga que ver con la realidad? Te lo pregunto porque se puede estar plenamente convencido de algo y, al mismo tiempo estar equivocado. Esas cosas pasan (Nota: ya que estamos en tiempo de rebajas, hoy te recomiendo dos libros por el precio de uno: “Convencidos pero equivocados” una guía para reconocer espejismos en la vida cotidiana. De Thomas Gilovich, Ed. Milrazones, 2009. Te adelanto que este no es sencillo de encontrar)

Volviendo al tema que nos ocupa, J. M. Mulet, es el autor del libro al que me refiero hoy: Comer sin miedo, Ed. Destino, 2014. En él se ofrecen una serie de perspectivas mucho más amplias al respecto de decenas de temas alimentarios sobre los que, quizá amplíe tu perspectiva y te ofrezca una serie de puntos de vista que, es posible no tuvieras. En sí mismo, no me digas que no es una buena propuesta: ofrecer más puntos de vista, no solo los que tienes. Luego ya si eso, que cada cual haga lo que quiera, pero que al menos que se tomen decisiones tras haber observado estas cuestiones con todos sus matices. Al menos más matices, no solo unos pocos.

Lo más gracioso del tema es que no se trata de las opiniones del autor, sino que en la mayor parte de las ocasiones esa nueva perspectiva se desprende, simplemente, de analizar la cuestión de cada momento (los alimentos ecológicos, las elecciones dietéticas personales, la química de la cocina, etcétera) con una racional lógica o de ponerla bajo el microscopio de la historia. En muchas ocasiones las dos cosas, lógica más historia. No suele hacer falta más para aportar una visión quizá poco frecuente pero terriblemente racional al mismo tiempo sobre cada uno de los temas. En otras ocasiones, las menos, porque no suele hacer falta, se recurre a estudios científicos como estrategia probatoria de sus argumentos o bien como elemento para sembrar la duda razonable. Lo que no es poca cosa cuando la salud está en juego.

Se trata de un volumen de fácil lectura, que consigue a la perfección los que intuyo serían dos de los objetivos originales de su autor: arrojar luz sobre una de las cuestiones más mundanas y debatidas en nuestras vidas que es aquello que comemos; y entretener ya que las bromas y los guiños irónicos son frecuentes a lo largo de toda la obra.

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Post Data: Me siento profundamente agradecido por la mención expresa que J.M. Mulet hace a este blog “El nutricionista de la general”, entre otros, como una fuente de consulta fiable y precisa. Orgulloso me hallo. No es para menos.

Las 10 «dietas» de mayor crecimiento en Internet en España en 2013

Stuart Miles vía Freedigitalphotos.net

Stuart Miles vía Freedigitalphotos.net

Comentaba el otro día el habitual Top-five de los peores planteamientos dietéticos para perder peso que la Asociación Británica de Dietética publica periódicamente a finales de año. Al final, en algunos comentarios tanto en Twitter como en este medio se preguntaba a resultas del post si se podría hacer un Top-five similar pero en España. Yo la verdad no me veo capaz… de dejarlo solo en cinco y menos teniendo en cuenta que habría de explicar primero qué criterios he utilizado para ello, para lo cual creo que además me faltarían herramientas, es decir datos objetivos.

En cualquier caso Javier Salas, un periodista con un perfil más que interesante en Twitter (@javisalas) y cofundador de la recomendable web Materia, me hizo llegar este listado referente a las 10 busquedas con mayor crecimento en internet conteniendo la palabra dieta. Es preciso aclarar que no son, o no tienen porqué ser las búsquedas más populares, son las que más han crecido en este último año.

El listado incluye desde búsquedas referidas a dietas milagro a otras búsquedas en las que la palabra dieta no está circunscrita (al menos de forma intrínseca) al tema de las dietas milagro. Veamos cuáles han sido las búsquedas en internet que más han crecido este 2013 conteniendo la palabra dieta, de más a menos:

Primer puesto

Dieta macrobiótica: Un planteamiento dietético que mezcla ciencia (poca) con abundantes sinsentidos (muchos) y basa el modelo de alimentación ideal en el principio de equilibrio ying-yang. Ya adelanto que no soy ningún experto en el conocimiento de este tipo de planteamientos, así que si quieres saber un poco más te sugiero que mires esta entrada de la Wikipedia o que preguntes a Isabel Preysler.

Segundo

Dieta mediterránea: Evidentemente esta es una de esas búsquedas que no está vinculada al seguimiento de una dieta milagro. Tampoco sé muy bien qué tipo de dieta sería esta, ya que a pesar de lo que yo entiendo por dieta mediterránea no todo el mundo lo tiene igual de claro. De hecho lo que yo pienso de la misma tampoco lo tengo muy seguro. Si quieres conocer un poco más de la dieta mediterránea te sugiero que te leas este monográfico por capítulos que publiqué el pasado verano.

Tercero

Dieta del ayuno: Es difícil explicar, por no decir imposible, que es la “dieta del ayuno” ya que hay diversas variantes… ayuno dentro de unas determinadas horas de un día, ayuno a días alternos o seguidos en una misma semana, etcétera. Pero como ves, así, sobre el papel, no suena muy atractivo. Hice un post en su día sobre la dieta de las 8 horas que podría aplicársele.

Cuarto

Dieta de la alcachofa: Aaaaay, esta sí que sí. Esta sí que sí da guerra y mira que es más vieja que mear contra la pared, parece mentira que décadas después de su inicial planteamiento a base de capsulitas y ampollitas, siga dando el mal que da (que no te engañe el título, porque de alcachofas nada de nada). Es más, lo que me llama la atención es precisamente que haya crecido tanto como para estar en este Top-ten. Quizá me quedé corto en su día cuando abordé sus planteamientos en el blog y la tildé de la madre de las dietas milagro (en España, me refiero). En fin, ver para creer.

Quinto

Dieta Del Delfín: En sentido contrario, esta sí que no me extraña que haya crecido tanto como para estar en este listado. Ahora bien, sus planteamientos son de risa (como la de estos salados cetáceos). Sobre sus planteamientos tienes un resumen en esta entrada, aunque te recomiendo que empieces por esta introducción.

Sexto

Dieta Bonn Appétit: Aquí me han pillado (ahora es cuando me ves corriendo a Google a investigar que tipo de dieta es esta). ¡Aaaay sí! ahora que lo veo me acuerdo, el planteamiento adelgazante de Jean-Michel Cohen, el acérrimo y galo enemigo de Dukan. Lo cierto es que no he leído demasiado de este planteamiento, pero de lo que sí me acuerdo es que ponía el acento en dos elementos. El primero en ser un plateamiento dietético más o menos equilibrado (me refiero a la proporción de macronutrientes: grasas, hidratos de carbono y proteínas) y, el segundo, en el disfrute en la mesa de las recetas propuestas. Sin embargo, la primera entradilla que me ha ofrecido el buscados de Google empieza mal o al menos con algo que no me gusta nada: “La dieta Bon Appétit para adelgazar rápido y barato con Jean-Michel Cohen”. Ya ves, promesas de rapidez, seguridad y precio… elementos los dos primeros prohibidos en la publicidad de este tipo de servicios con pretendida finalidad sanitaria. En contraposición, lo mejor de este tema, a mi modo de ver, radica en el no plantear fases, ni periodos de duración de la dieta, sino establecer el modelo dietético como un cambio vitalicio saludable.

Séptimo

Dieta enzima prodigiosa: Que decir ya que no se haya dicho de este despropósito ¿dietético? En fin, te dejo con la entrada que hice al efecto (no dejes de leer las otras que hay de otros autores al final del post)

Octavo

Dieta Thinking: Había oído hablar vagamente del tema, pero no demasiado. Puede tratarse de un abordaje más o menos original y diferente de estas cuestiones del adelgazamiento, centrado al parecer más en especial en las cuestiones psicológicas que nos pueden hacer terminar comiendo mal. Une psicología, el famoso coaching (un poco demodé a estas alturas) ejercicio físico y nutrición. Buenos planteamientos en principio pero tengo que decir esto porque si no reviento: me mosquea que entre tanto equipo del “Método Thinkingno haya ni un solo dietista-nutricionista… un montón de psicólgos, personal trainers, licenciados en derecho y empresariales, un par de médicos, una licenciada en nutrición, pero ni un solo dietista-nutricionista. Lo considero un desacierto y un punto para mejorar. Aparte de estas cuestiones “menores” me molesta mucho la utilización en su web de testimonios “reales o ficticios” para dar credibilidad al método (que además vuelve a ser ilegal), así como al parecer ofrecer una garantía de éxito.

Noveno

Dieta Gourmet: Tampoco la conozco demasiado. Sus planteamientos están recogidos en un libro que no he tenido la oportunidad de contrastar. No obstante sé de boca de su autora, la médico Ana Luzón, que se trata de ofrecer una serie de herramientas para adelgazar alejada de las dietas milagro al uso, poniendo el acento en el disfrute de lo que se come, mientras se hace forma “equilibrada”. Ahora bien, como digo, no puedo decir en base a qué se establece ese equilibrio, ni como se articula.

Décimo

Dieta Smart: Su presencia en este listado es otra de las sorpresas para mí. Conocí el libro “la dieta Smart” en 2012 y por lo que sé ha pasado sin pena ni gloria. Está escrito por la Dra. Reina García Closas y no coincido con sus planteamientos dietéticos. Básicamente altos en proteínas y con una estrategia de dietapor fases” (para mí un error), con listados de alimentos permitidos y prohibidos en cada una de esas fases, con más instrucciones que un sumbarino nuclear (es decir, nada claro y menos para un profano en la materia) y también poniendo el acento en su publicidad sobre su garantía de eficacia. Y me da igual que el libro esté prologado por Walter C. Willett, a mí ni me convence, ni me gusta.

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En resumen, ¿con qué me quedo? pues posiblemente con la mezcla de la parte buena de aquellos planteamientos que no sean, en mi opinión, abiertamente malos. Y aquí hoy ya he dejado buenas pistas.

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El padre del nutricionismo, por fin, escribe un libro sobre el tema

NutritionismAprovecho que hoy estoy en Lugo y entre amigos en las III Jornadas Nutrición Clínica y Dietética Aplicada de Galicia para hablar de “nutricionismo” y contaros un reciente descubrimiento: la publicación de “Nutritionism”, un libro firmado por Gyorgy Scrinis quien es considerado el padre de este término.

En esencia, el nutricionismo consiste en el movimiento, ideología o corriente que hace descansar en los nutrientes aislados las virtudes que tienen los alimentos en su conjunto. Para más detalles puedes acceder a esta entrada que publiqué hace casi un año.

Aunque como ya comenté el término fue popularizado por el periodista estadounidense Michael Pollan a partir de su interesante obra, en forma de libros y artículos, fue realmente este historiador, Gyorgy Scrinis, profesor de política alimentaria de la Universidad de Melbourne quien lo acuñó y le dotó de significado.

Entre sus contenidos, traducidos, podremos encontrar:

1. Las discrepantes ideologías nutricionales.
2. El paradigma del nutricionismo: perspectiva reduccionista en relación a los nutrientes, los alimentos y el cuerpo.
3. La cuantificadora era del nutricionismo: nutrientes protectores, el reduccionismo calóric y la vita-mania.
4. La era del buen y el mal nutricionismo: nutrientes dañinos y las nutri-céntricas directrices dietéticas.
5. La guerra de los macronutrientes: desde las campañas “bajas en grasa” al “bajo en caloría”, “bajo en carbohidratos” y las dietas de bajo índice glucémico.
6. La margarina, la mantequilla y el gran fiasco de las grasas trans.
7. La era de nutricionismo funcional: nutrientes funcionales, superalimentos y perfiles dietéticos óptimos.
8. Alimentos funcionales: ingeniería nutricional, marketing nutricional y nutricionismo corporativo.
9. El paradigma de calidad alimentaria: enfoques alternativos para la alimentación y el cuerpo.
10 . Tras el nutricionismo.

No sé vosotros, pero yo no me aguanto a que se traduzca al castellano (cosa bastante poco probable) y por eso lo acabo de encargar a Amazon. Ya os contaré.

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Nota: La entrada de hoy no tiene mayores agradecimientos, pero sí la invitación de la que he sido objeto por parte de José Antonio López (@JoseALopezDN) para que hoy os escriba desde tierras lucenses.

Cocinar en el lavavajillas, libro sobre una idea original

cocinar-con-el-lavavajillasSí, ya lo sé, estás mirando la pantalla del ordenador con cara rara. A mí también me pasó cuando el otro día en Twitter @gloleab me puso al corriente de esta excentricidad originalidad. La filosofía es sencilla: aprovechar el calor que se genera en el lavado para, dentro de recipientes herméticos, cocinar lo que en ellos introduzcas. El otro día salió en las noticias de TVE

Sé que así, a botepronto, parece una excentricidad (por ser suaves) pero si lo pensamos una segunda vez la cosa tiene su enjundia. Antes de que te aceleres, no se trata de poner el lavavajillas para cocinar, ni tampoco de cocinar todo en este electrodoméstico. No. Se trata de, si queda espacio en el lavavajillas y te encaja “preparar algo”, que sepas que se pueden aprovechar las condiciones de tiempo y temperatura que se van a generar en cada ciclo de lavado. Míralo si quieres como una idea feliz para ahorrar en tu factura de la luz.

El caso es que tanto la noticia en sí como esta entrada parten del reciente lanzamiento de un libro de recetas que se llama tal cual: Cocinar en el lavavajillas. En él se ponen de relieve todas las posibilidades y ventajas de este sistema. Las cuestiones higiénicas, antes de que pongas el grito en el cielo, también se han contemplado y así, sobre el papel, no hay mayor problema siempre que se recurra a envases convenientemente herméticos.

Para mí el mayor inconveniente radica en el planteamiento. No sé hasta que punto se puede lograr un cocinado suficiente en un tiempo aproximado de 2 horas a una temperatura de 65ºC (que es, por ejemplo, la temperatura máxima que alcanzan muchos de estos electrodomésticos). Supongo que el número de recetas, más allá de las incluidas en el libro será relativamente limitado. Otro problemilla es que hasta que se le coja el tranquillo a este sistema no se puede ver cómo avanza la cocción, es decir, si te pasas o si te quedas corto. Bueno, supongo que el quedarse corto no es mayor problema porque se podría seguir con la cocción una vez fuera del lavavajillas y al estilo tradicional.

Estoy pensando que igual hay que comprarse el libro en cuestión. Está escrito por Lisa Casali, blogera y cocinera, y en la actualidad lo presentan como un éxito de ventas en Italia, Francia y Alemania. Puedes ver su ficha técnica en este enlace y hojear algunas páginas en este otro. Yo desde luego le pienso echar un vistazo la próxima vez que me deje caer por una librería, aunque solo sea por curiosidad. Ya de paso también miraré en la sección de libros de cocina a ver si hay algo sobre lavadoras XD.

 

“Plomo en los bolsillos”, fascinante lectura sobre la épica del ciclismo

Plomo en los bolsillosEl libro se llama tal que así “Plomo en los bolsillos” y es altamente recomendable. Ya de entrada el subtítulo de la portada nos pone en antecedentes de forma breve pero también precisa sobre sus contenidos: “malandanzas, fanfarronadas, traiciones, alegrías, hazañas y sorpresas del Tour de Francia”. Publicado en 2005 (premio Marca de Literatura Deportiva) y reeditado en 2012 por la ed. Libros del K.O.,está firmado por el periodista Ander Izaguirre (@anderiza).

En resumidas cuentas se trata de un relato sorprendente desde la primera hasta la última línea sobre la historia del Tour de Francia, su nacimiento, sus héroes (y villanos), algunos curiosos entresijos y una buena parte de sus anécdotas más destacadas. No quiero destripar a nadie sus contenidos pero… ¿sabías que el nacimiento de esta titánica prueba en 1903 fue un reclamo creado para vender más periódicos? Para ello se diseñó una prueba deportiva que parecía más bien creada por algún sádico inquisidor medieval. Toma nota: 2.428 km divididos en ¡6 etapas! Los participantes de aquellas primeros tours de principio de siglo XX no podían llevar coches de apoyo que les suministrara víveres, sin entrenadores, sin posibilidad de cambiar de bicicleta… es decir circunstancias absolutamente increíbles que sumadas a la dureza de la prueba, incluso con etapas “eternas” de 28 horas que les obligaba a pedalear de noche y/o a dar la salida de algunas etapas a las 3 de la madrugada, hacen de este libro un compendio de historias sorprendentes.

Como no podía ser de otra forma el tema de la alimentación sale a colación en numerosas ocasiones. Desde el caso del Luxemburgués Faber que tomaba la salida con doce chuletas repartidas entre sus bolsillos, hasta el bilbaíno Vicente Blanco (apodado “el cojo”) que se “dopaba” con bacalao, pasando por los temibles caféraids, en los que el pelotón al completo, o al menos varios integrantes, entraban a saco en una posada, hostal o restaurante de carretera y arramplaban por las buenas con todo lo que tuvieran a su alcance. Luego el botín lo repartían entre el resto, en especial entre sus jefes de filas. Quizá te sorprenda saber que en aquel entonces el alcohol (las bebidas alcohólicas) era un elemento bastante consumido, antes, durante y después de las etapas.

Para que te hagas una idea del estilo de gente de la que se habla en el libro, de la que corría las grandes pruebas ciclistas de aquel entonces, quiero volver sobre el mencionado Vicente Blanco quien se trasladaba a tomar la salida de las pruebas en las que participaba en bici. ¿Que el Tour salía de París? Casi de víspera, o dos o tres días antes de la salida agarraba la bici y se iba pedaleando desde Bilbao hasta allí. Con un par, máxime teniendo en cuenta que, además, prácticamente le faltaban los dos pies.

El doping, otro de los elementos tristemente asociados a la alta competición, también está presente. Desde 1904, segunda edición del Tour, ya se empieza a hablar y comentar sobre la presencia de fármacos y sustancias sospechosas. Sin embargo, no fue hasta 1966 cuando se estableció un control antidoping y en 1967 cuando fallece, dándole a los pedales en el Mont Ventoux, el primer participante, Tom Simpson, a causa de una mezcla de calor, anfetaminas y posiblemente alcohol. Es francamente estremecedor leer este capítulo de la mano de Ander Izaguirre.

No quiero seguir, pero hay mucho más, entre otras cosas las etapas épicas, las batallas entre Coppi y Bartali; Anquetil y Poulidor; Merckx y Ocaña; las hazañas de Hinault, Induráin, etcétera. Es un libro que si aun no lo conoce mi vecino de blog Eduardo Casado (@educasado) sé que le entusiasmará. Así que te aseguro que ya seas un aficionado al deporte, un amante del ciclismo o alguien a quien le gusta descabezar una siesta desde el sofá viendo el Tour de Francia este libro no te dejará indiferente. Más aun, quizá como a mí, te deje con la boca abierta. Estupendamente contado, alejado de modas y bestsellers no te defraudará.

Ideal para el verano.