Los pliegos propios de la vejez
La inmortalidad no necesariamente es sinónimo de juventud. Florentino lo descubrió hace muchísimos años atrás cuando al conseguir la vida eterna, nunca imaginó que su cuerpo podía acumular tantas arrugas.
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La adolescencia perdurable
—La vejez es provechosa si te mantienes joven. Para ello, debes perder consciencia del paso del tiempo —dijo mi maestro al cumplir 150 años. Su rostro estaba cargado de granos.
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Antojos de la niñez
—Qué deseas —le preguntó el genio.
—Quiero que mi papá vuelva a ser joven —respondió el niño. Al día siguiente peleaba con su padre, quien no quería prestarle la pelota.
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Cirugía estética
Estaba acostumbrada a las manipulaciones del bisturí, pero lo que comenzó como un retoque facial, terminó en un lúgubre maquillaje que intentaba disimular la falta de sangre en sus mejillas.
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El agua de la vida
Cuando descubrió la fuente de la juventud, había varias personas chapoteando de felicidad en las virtuosas aguas. El anciano, quejoso y fastidioso, decidió no sumergirse. «Los jóvenes son insoportables», pensó.
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Tercer entrega de microrrelatos pertenecientes a la serie “La división de las palabras”.
Ver primera entrega .
Ver segunda entrega .
Me gustaron, especialmente, «Antojos de la niñez» y «El agua de la vida». Saludos y sigue a pesar del spam, publicidad subliminal o directa y comentarios groseros. Te sigo.
16 junio 2010 | 09:19
chaval sigue asi ,que vas a triunfar .
16 junio 2010 | 10:07
Igual que a victor, esos dos me encantaron. Precioso, tienes mucho talento (eso de «don» se me queda muy lejos, ahí por las películas)
16 junio 2010 | 10:35
me ha gustado el post de hoy porque más bien parecen Koans Zen asi que !Enhorabuena!
El blog favorito de Antonio Larrosa:
http://www.aprendefengshui.com
16 junio 2010 | 10:57
Me gustó mucho Walter, lograste recopilar una acertada visión de la diferentes etapas del recorrido, así como de dos de las neuras más establecidas en la sociedad.
Personalmente, la experiencia me dice que la vida se disfruta con el día a día, sin necesidad alguna de someterse a elixires, ni estéticos ajustes. Es solo cuestión de disfrutar del tiempo con aquellas pequeñas cosas.
El error tal vez es perder el tiempo atesorando materialismo que en definitiva al final para lo único que sirve es para volver a cambiarlo por tiempo, que posiblemente en cualquier caso ,disfrutarás, sí, pero cuando ya no tengas ni ganas ni tiempo.
16 junio 2010 | 12:14
Hoy era el aniversario de su boda
Se cumplían 30 años desde aquel día de mayo en que ante el altar de la Catedral se daban el SI quiero .
Una vida en la que habían tenido de todo, alegrías , tristezas, penurias económicas, después la estabilidad laboral y un llamémosle “buen pasar”.
Dos hijos coronaron sus deseos, que en esos momentos eran ya independientes y ejercían las profesiones que libremente escogieron en su momento basándose en sus capacidades y preferencias.
Rondaban los cincuenta y pocos años y ante ellos se perfilaba una tranquila y satisfactoria travesía en su madurez.
Es entonces cuando el ángel del amor, o quizás era el chico travieso de las flechas (cupido), se les presentó para concederles un deseo y así premiarles por haber sabido superar los momentos difíciles que todo matrimonio tiene y no haber tirado la toalla en ningún momento produciéndose la consabida separación o divorcio tan común en estos tiempos.
–Podéis pedirme cada uno lo que deseáis para uno mismo para los siguientes 30 años.-les dijo.
Los dos se miraron y sonrieron. La mujer se adelantó al solicitar su deseo:
–No quiero nada material, con lo que tengo no ansío más. Pero tengo algunos achaques que querría desapareciesen para seguir haciendo felices a los míos sin esos problemas de salud que me lo puedan impedir.
— Concedido, le espetó Cupido al momento.
Ella notó como una energía y que ese dolor de espalda tan recalcitrante le abandonó.
–Ahora es su turno, le dijo dirigiéndose al hombre.
El, con semblante pensativo y mirando a su mujer que ya tenía su petición concedida, y dándose cuenta que podía conseguir lo pedido exclamó ante la expectación de los otros:
—–Yo quiero tener una mujer treinta años más joven que yo.
—–¿Está seguro? Pienselo detenidamente, que no hay marcha atrás…… sugirió el ángel.
Su mujer, esa jovencita que hacía tantos años le dio ese voto de amor eterno y que se convirtió en la persona que siempre le respetó, le quiso, le adoró, ahora mostraba una tristeza infinita y unas lágrimas empezaron a surcar sus mejillas.
—SI, eso quiero, una mujer hermosa treinta años más joven que yo. Confirmó con total seguridad.
Es entonces, cuando empezó él a sentirse cansado, que la espalda se le arqueaba, las manos le temblaban y empezaban a surgirle arrugas en la piel.
—-DESEO CUMPLIDO, dijo el enviado, aquí tienes a esa hermosa mujer, como pediste, 30 años más joven que tú, que ahora tienes 80.
PD: He relatado esto que leí en una ocasión y me he acordado al leer tu microrrelato sobre «los tiempos»
16 junio 2010 | 18:05
Me encnataron los microrelatos de hoy, especialmente, y coincido con algunos, el de «Antojos de la niñez» y «El agua de la vida».
Lo haces genial, mi más sincera enhorabuena.
16 junio 2010 | 18:37
«El agua de la vida» me encantó. Me parece genial el giro que le das al final.
Saludos
17 junio 2010 | 00:25
Esto es para Enmascarado:
No quería volver a comentar allí, y menos en este último post con el que estoy completamente de acuerdo contigo. A Eli y a mí, ayer noche nos pareció que ya se salía de todos los registros. Pero, esta noche no me pude resistir, sobre todo con el impresentable ese que además intentó engañar a mi paisana Susana Lu.
Disculpa, Walter, pero esto iba dirigido a Enmasc, y es el único medio de comunicación que tengo con él, además del otro al que me refiero
17 junio 2010 | 02:12
Gracias Marisa, saludos para Eli
17 junio 2010 | 19:34
Víctor, Adan, Abogado, Szarlotka… coincido: El agua de la vida es el que más me gusta.
Era, gracias por la predicción.
Muy buena reflexión Enmascarado, gracias por compartirla.
Marisa, hasta el final pensé que era un cuento tuyo. 🙂
18 junio 2010 | 06:19