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¡Extra, extra!: La cerveza salva la vida a un borracho que se cayó al mar

cervezasYo, ferviente defensor de la cerveza, no voy a usar los manidos argumentos de siempre para loar al ‘oro rubio’. Lo del ácido fólico, las vitaminas, sus propiedades depurativas (¿cuántas veces hacemos pis después de beber varios litros de birra?)… lo dejo para los nutricionistas, porque hoy he descubierto que la cerveza, probablemente uno de los grandes avances de la historia de la humanidad, tiene el don de todos los dones: puede salvarte la vida.

Si alguno lo duda, debería conocer la historia de un ciudadano británico anónimo que hoy vive gracias a ocho latas de cerveza. Resulta que nuestro protagonista del día estaba pasando un día de ocio a bordo de un barco cuando tropezó y se precipitó al mar. El hombre, además de una probable cogorza, llevaba consigo un pack de ocho latas de cerveza, que se fueron con él a las gélidas aguas que bañan la costa inglesa.

Casi una hora después del incidente, los guardacostas le encontraron en estado inconsciente, flotando y agarrado a sus cervezas. Tan pronto le rescataron, le llevaron al centro médico más cercano, donde uno de los caballeros que le atendieron no dudó en asegurar que «se tomó las ocho cervezas y sobrevivió todo el tiempo que estuvo en el mar flotando con ellas y el plástico que las une. Suerte que cuando cayó al mar no soltó sus queridas cervezas en ningún momento, al fin y al cabo le han salvado la vida». ¡Toma ya! ¿Tenéis algo que objetar ahora, haters de la birra?

Al margen de que las latas vacías le ayudaran a flotar, aseguran que el nivel de embriaguez provocado por la ingesta masiva de cerveza le provocó a nuestro protagonista una pérdida de consciencia que le ayudó a minimizar los efectos de la hipotermia. Esta última aseveración no termino de creérmela del todo pero, ¿acaso va a desmentir un simple becario estudiante de periodismo a un miembro del servicio de urgencias de un centro médico? No seré yo.

Desde ya me une un lazo eterno con el hombre que salvó su vida milagrosamente y ansío conocer más datos sobre él para hacerle llegar mis respetos. God save the beer, man!

Un cura inglés no pudo oficiar una boda porque estaba borracho

curaborrachoHabía un cura en mi pueblo que tenía la nariz muy colorada con excesiva frecuencia. Por lo visto, además del vino de consagrar, también solía regar su cuerpo con otras bebidas espirituosas, algo que me parece más que razonable pues, ¿acaso no se dedican los sacerdotes a las tareas del espíritu? El asunto es que la figura del clérigo que le da a la botella empieza a ser un clásico en el imaginario colectivo. Para fomentar esta imagen, ha puesto su granito de arena Brian Taylor, un clérigo británico amigo del pimple.

El reverendo Taylor tenía que oficiar una boda el pasado fin de semana, pero no pudo ejercer sus funciones debido a la tremenda cogorza que llevaba. Justo antes de empezar la ceremonia, Taylor perdió el equilibrio y se cayó, visiblemente ebrio. Los invitados al evento rompieron en risas, según comentaron a The Sun varios de ellos. Dado que el párroco parecía del todo incapaz de continuar con el ritual, algunos familiares de los novios lo llevaron a la sacristía, donde trataron de impedir que siguiera haciendo el ridículo. Sin embargo, no lo consiguieron del todo, ya que los invitados siguieron con las carcajadas mientras escuchaban algunos absurdos alegatos. «En el nombre del Señor, no estoy borracho. No hay nada mal en mí. Quiero oficiar la boda», gritaba fuera de sí.

Al novio, Chris John, se le quedaron grabadas a fuego algunas imágenes y las relata con detalle. «Nunca olvidaré cuando vi al vicario haciendo zig-zag por la colina de la iglesia, con su túnica ondenado al viento. Luego llegó a la puerta, pero se cayó por un terraplén. El fotógrafo le preguntó si se encontraba bien y él reconoció que no del todo. Pasó junto a mí como Jack Sparrow, tropezó al cruzar la puerta y se desplomó delante de 96 personas». El relato de los hechos me resulta cómico, pero si me pongo en la piel del novio, entiendo su desazón. ¡Vaya planazo!

Finalmente, la boda pudo celebrarse, ya que los amigos del novio fueron a buscar un cura al pueblo de al lado, a quien el reverendo Taylor le debe una bien gorda. Seguro que le recompensa invitándole a unas copas…

Detenido por conducir borracho ¡¡¡mientras mantenía relaciones sexuales!!!

luisbrionesEl crack de los cracks del mes de mayo es el joven estadounidense de la imagen, residente en Albuquerque, Nuevo México. Se llama Luis Briones y ha llevado un paso más allá las andanzas del inopinado Miguel Ángel Rodríguez (el que se hace llamar MAR) y de ‘Mano larga’ Den Jialin. De MAR sabemos que no tiene reparos en ponerse al volante después de atizarse unas cuantas copas, mientras que de Jialin ya os conté meses atrás que le gusta sobetear a su amante mientras conduce. Briones, qiuén sabe si inspirado por estos dos ‘iconos del civismo’, ha metido estas dos hazañas en una coctelera y el resultado ha sido estremecedor: estrelló su coche mientras conducía borracho y mantenía relaciones sexuales con una mujer. ¡¡Todo a la vez!! J*dido Briones, ¡qué talentazo!

El muchacho se corrió una juerga soberana y, en pleno éxtasis, no prestó atención a la luz roja de un semáforo. Su todoterreno se tocó con otro vehículo antes de empotrarse contra un bloque de pisos. Fruto de la colisión, la mujer que acompañaba a Briones salió despedida del vehículo y fue encontrada desnuda y con heridas en la cara y la cabeza. Él, consciente de que la había cagado y de que en breve tendría allí a la policía, intentó una huída desesperada, aunque sin éxito. Un testigo del accidente le quitó las llaves del coche para que no se diera a la fuga, así que quiso escapar a la carrera y se escondió tras un cactus. Allí, con un zapato y sus calzoncillos como única indumentaria, lo encontró un agente de la policía (seguro que no pudo evitar una mueca de risa).

La versión policial dice que varios testigos aseguraron que Briones iba más cocido que Guti este día y que en el vehículo se encontró una botella de vodka parcialmente llena. También dicen que el sujeto opuso resistencia a su detención y tuvo un enfrentamiento con los servicios médicos que acudieron a atenderle en la escena del accidente.

Una vez comprobado que se encontraba bien de salud, Briones, que se negó a ponerse el pantalón (¿por qué esa rebeldía, Luis?) fue llevado a comisaría y ahora se enfrenta a múltiples cargos: conducción temeraria y bajo los efectos del alcohol, intento de evasión, obstrucción a la justicia…

Un mexicano confiesa haber abusado sexualmente ¡de su suegro!

abusosexualsuegroAnda el estado mexicano de Sonora sobrecogido por una espeluznante noticia de la que se han hecho eco todos los medios del país. Resulta que un caballero de mediana edad que responde al nombre de José Bernardo Medina Carrizosa acaba de reconocer que ¡abusó sexualmente de su suegro!

El señor Medina, casado con una mujer, se entregó a la lujuria después de una noche de desenfreno alcohólico y usó como víctima de su impudicia a su compañero de juerga, a la sazón padre de su esposa. El asaltante fue pillado in fraganti por una de las hijas de la víctima que, alertada por oír «unos ruidos muy extraños» acudió presta a la habitación en la que se estaba perpetrando el abuso.

Según la versión de la testigo, la víctima estaba prácticamente inconsciente por culpa de la elevada dosis de alcohol que había estado ingiriendo junto a su verdugo. Al ser descubiero, Medina se fugó semidesnudo del lugar de los hechos y buscó cobijo en la casa de su padre.

La hija del abusado se puso en contacto con la Policía de Navojoa que, horas después, daba con el paradero del asaltante. El tipo, que se entregó sin oponer resistencia, fue llevado de inmediato a comisaría y obligado a declarar ante la Justicia. Ante el juez encargado del caso, reconoció su culpabilidad y ahora está a la espera de sentencia definitiva.

Mientras, la mujer del confeso violador e hija del desafortunado caballero abusado ha preferido no hacer declaraciones, consternada aún por un suceso que no tiene parangón.

La camiseta que llevaba le dejó en evidencia

Los tíos feos como yo solemos llevar camisetas graciosas. Sí, camisetas de ésas con lema que hacen que la gente que se cruza contigo se quede mirando la frase que llevas estampada en las tetas en lugar de fijarse un poco más arriba y decir: «Madre mía qué tío más feo». Es nuestra estrategia desesperada, pero ciertos físicos requieren este tipo de tácticas.

Sin embargo, todo tiene un límite. No es aconsejable llevar una camiseta de «Bin Laden, game over» si estás rodeado de talibanes, no te recomiendan que te pongas un «Mi hijo es un asesino, pero hay cosas peores como ser del United» si vas a Old Trafford y, sobre todo, nunca te pongas una camiseta de ésas de «Las chicas buenas van al cielo, pero las malas van a todas partes» si estás de fiesta mientras dijiste en tu trabajo que te habías hecho un esguince y no podías trabajar.

Os doy estos consejos con el único fin de que no os veáis en la situación de Kevin Daly, un hombre de 22 años que fue detenido hace unos días por la policía en el condado de Suffolk, en Estados Unidos, tras estrellar su vehículo contra un coche patrulla poco antes de las dos de la madrugada.

Cuando pasan este tipo de cosas, generalmente al conductor le hacen un test de alcoholemia o, si el agente tiene ganas de jarana, le pide que se toque la nariz, camine a la pata coja y baile el Ai se eu te pego. Dicho todo esto, cuando el conductor baja de su coche con una camiseta en la que se puede leer «Soy un borracho», el policía seguramente piensa que es su día de suerte y se ahorre cualquier tipo de análisis. Es evidente que el pobre Kevin Daly no debió pensar en esas cosas cuando eligió la camiseta, pero chico… todos tenemos problemas.

zsw1sw2edehjmjwqlkhit587i6 (perdón, se me ha subido el gato encima del teclado). Decía que Kevin Daly seguramente no esperaba chocar contra un coche de policía, pero si vas a beber y a conducir, es algo que puede pasar. Y si pasa, llevar una camiseta que reza: «No soy un alcohólico, soy un borracho (los alcohólicos van a reuniones)» no ayuda. Hay que analizar todas las variantes, por si las moscas, porque, como supondréis… sí, ¡KEVIN DIO POSITIVO POR ALCOHOLEMIA!

Es algo así como si el tipo del «Pim, pam, toma lacasitos» o el de «Yo voy loco, yo soy un paraíso colega» llevaran camisetas con su cara estampada mientras hacen algo ilegal. Chico, ¡así no engañas a nadie! Mejor usad algo así como «Jamás he salido en Callejeros» o «Soy #muyfan de @amantedecristo«. [Sed conscientes de que si alguna vez os reunís todos los que rajáis de mí no llevaré ni la camiseta con el logo ni a Trolly; es más, intentaré pasar desapercibido]

Porque el problema no es solo que te detengan y te puedan meter un puraco, el tema está en que además se ríen de ti hasta en la prensa. Y no lo digo por mí, ¿eh? Lo digo por eso que leí en un diario estadounidense de: «¿Es una camiseta? ¿Es una confesión? No, son las dos cosas en una». Yo, como mucho, lo sumaría a la lista de «Camisetas que te dejan en ridículo».

PD: No os perdáis el blog de Silvia y sus compañeros, llamado By the Facebook.

¿Borracho yo? Deje que llame con mi paquete de cigarrillos

BecConsejo: «No bebas tanto, hijo»

A veces pasa. Quedamos con unos amigos, nos tomamos unas cervezas y cuando te quieres dar cuenta estás en Callejeros diciendo «no he bebido, yo controlo, pim pam toma pequeñas píldoras de chocolate» (lo siento, no me dejan decir Lacasitos marcas).

Pues bien, sabréis si habéis estado en Rusia (y si no, también), que allí mucha gente bebe como hobbie (no como el hijo de Mitch Buchannon, sino como afición) y luego no tiene dudas en sentarse delante del volante. Vamos, que si alguien quisiera podrían hacer un Callejeros 24 horas: tó pedo en Moscú. El primer protagonista lo tenemos (y pensar que yo estas ideas las doy gratis, así sin cobrar…): se llama Roman el de los cigarrillos.

No, probablemente no se llama Roman, pero a mí me recuerda a Abramovich. No obstante, sí merece ser conocido como el de los cigarrillos. Os cuento lo que he podido averiguar por la prensa brasileña (ruso aún no sé), que al fin y al cabo es lo que se ve en el vídeo: la Policía para a un muchacho, visiblemente ebrio, que decide hacer una llamada.

Lo curioso del caso es que la llamada pretende hacerla a través de su caja de cigarrillos y, si bien la tecnología avanza que se las pela, me da que aún no está perfeccionado el cigarrilófono. La escena es tan surrealista que uno de los agentes rusos, que bien podría llevar una petaca en el bolsillo, se echa a reír cuando ve que Roman (nombre ficticio, insisto) no para de hablar con su cigarrilófono.

Sin embargo, la escena de repente se vuelve tierna, tanto como el paseo de Uma Thurman y John Travolta hacia casa de ella en Pulp Fiction. Contemplamos, conmovidos, cómo el muchacho se duerme en el hombro del otro agente, que no puede esconder una sonrisa pícara.

No sé cómo acabaría la escena, pero quiero pensar que los tres (policías y muchacho) se fueron a un bar a tomarse la última. Al fin y al cabo, esto en Murcia tampoco es para tanto, según algún juez.

PD: Supongo que cuando los amigos de Roman vean el vídeo pensarán… «¡De la que nos hemos librado! Mira qué chapa le está dando al que está al otro lado de la cajetilla de tabaco!».

Fue divertido hasta que dejó de serlo


«La variedad de conducta que se observa en los hombres ebrios es la misma que la de los locos: a unos les da por enfurecerse, a otros por hacer el amor, a otros por reír… Todos actúan de forma extravagante, pero siempre de acuerdo con las diversas pasiones que les dominan».

Si hacemos caso a esta cita del filósofo Thomas Hobbes, el chico del que os voy a hablar a continuación es todo lo contrario a un claustrofóbico, una especie de ser humano al que le gustan los espacios pequeños, a ser posible cerrados, y que encima obtiene placer al rodearse de tela, plástico, ruedecillas sucias, cremalleras y candados chiquititos (igual es que le va el sado).

–> FOTOS: Libro de arena y Chascarrillos divertidos.

Se trata de un joven alemán de 20 años que, según la agencia Reuters, tuvo que ser rescatado por la policía después de encerrarse por diversión en una taquilla para maletas de una estación de trenes. El tío iba cocido y no ponderó la situación. Simplemente, después de pasar la noche bebiendo con amigos, le pareció divertido.

Pero la risa se le borró de su cara en cuanto empezó a quedarse sin oxígeno. Ahí se le acabaron los traumas y toda la tontería, sobre todo cuando vio que sus colegas no eran capaces de abrir el casillero. Ese es el momento en el que la poli te cae bien (como diría mi madre, nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena). Forzaron la puerta y lo sacaron sin problemas, pero muy aturdido.

PD: Todos hemos hecho cosas raras (a mí me daba por hablar mucho) después de beber más de la cuenta. ¿Cuál fue tu peor borrachera y qué hiciste?

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¿Borracho yo? Pero si es la bicicleta…

Cuando algo tiene que salir mal, por mucho que te empeñes en arreglarlo, termina saliendo mal. Y más si hay una bicicleta de por medio. Todo el mundo sabe que estos trastos aprovechan cualquier momento, como puede ser perder una zapatilla, para jugártela. Las bicis son traicioneras por naturaleza.

No le juzguéis tan rápido, que seguro que no bebió. Sólo intenta poner en pie una bici rebelde que se ha cruzado en su camino. Probablemente ni es suya y, para que no se la robasen al dueño, decidió cuidarla. ¿Qué culpa tiene de que no pare de moverse para todos los lados? Y encima le detienen. ¡Cómo está el mundo!

PD: El tío, para la castaña que lleva, tiene un tesón digno de alabanza.

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Insólito control de alcoholemia

A veces los agentes de tráfico se empeñan en hacer controles de alcoholemia a gente a la que se le nota que no ha tomado nada. Y claro, luego provocan situaciones tan injustas como ésta, en la que un señor mayor, un veterano de la vida harto de demostrar que lo suyo es la vida sana, se confunde, no da con el buen uso del aparato y aparenta un estado que para nada refleja la realidad.


Como mucho, un par de pacharanes. Pero ni una más. Aunque claro, se equivoca y ahora todos le llamarán borracho. Para qué pensar que debido a su edad y a las cataratas creyó que le ofrecían un poquito de agua… Cuántos prejuicios.

PD: Ahora en serio. Que le quiten el coche y el carnet, por Dios, que la lía. Por cierto, ¿quién graba el vídeo? ¿será un agente quien le ríe la gracia?

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Cómo conseguir que tus padres se avergüencen de ti al poner la tele

Es extremadamente sencillo. Basta con imitar a elementos sociales como el que os presento a continuación. Te bebes hasta el agua de los floreros y luego se lo cuentas todo, con pelos y señales, a una cámara de ‘Cuatro’ (el vídeo no es nuevo).


Nada más terminar de hablar con el reportero/a, lo suyo sería coger el móvil y llamar a mamá y a papá para avisarles de que vas a salir en televisión. Así ellos podrán sentirse orgullosos cuando los vecinos les pregunten al día siguiente por su hijo. Así podrán presumir delante de todo el mundo de lo bien que les has correspondido por la educación que te dieron. Qué mejor para una madre que ver a su pequeñín hecho una piltrafa y presumiendo de la proeza.

PD: Si hubiesen seguido grabando apostaría a que son los típicos que se ponen a chillar a las chicas cada vez que pasan por delante, sobre todo si van solas.

PD2: No me gusta el ambiente de la noche. Lo odio. Hago lo que sea por no ver a gente como esta. Llamadme sectario, raro o radical, pero no me gusta. Es más, me parece incívico que los vecinos tengan que ver cómo otros se emborrachan a las puertas de su casa. ¿Es la sociedad que queremos?

PD3: Felicidades al programa ‘Callejeros’, me parece increíblemente bueno.

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