Un cuento corriente Un cuento corriente

Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

Un duro tirón de orejas del Defensor del Pueblo Europeo a la Autoridad Bancaria (EBA)

El Ombudsman (Defensor del Pueblo Europeo) acaba de publicar una resolución que supone un duro tirón de orejas a la legitimidad de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). En concreto, critica los criterios elegidos por la propia EBA para formar su accionariado, supuestamente representativo del sector en toda Europa. Su composición aglutinaba miembros de la industria bancaria, asociaciones de consumidores, de usuarios de banca, académicos… eba1

La EBA, en la medida que es un organismo internacional, debe tender a representar lo más fielmente posible los intereses de todos los actores en cuestión en un conjunto de 27 países. Harto complicado ya que solo hay 30 asientos como representante, pero es un fin en sí mismo. Pues bien, según la resolución del Ombudsman, este objetivo no se logró en absoluto, ya que los bancos de los países más veteranos de la UE estaban sobrerrepresentados, y por lo tanto sus intereses. (*Nota aparte: España tiene tres representantes en el accionariado de la EBA: un banquero, un académico y un representante de una asociación de usuarios de banca).

«El hecho de que nueve de los diez miembros de la industria procedieran de los países del núcleo de la Unión Europea plantea serias dudas«, señala en su informe el Ombudsman, que añade a su vez que da la impresión de que, para la EBA, la experiencia y el conocimiento de la industria financiera solo pueden encontrarse en las entidades de estos países del núcleo (incorporados a la UE antes de 2004). Al contrario, el Defensor del Pueblo Europeo considera que la Autoridad Bancaria debería velar por extender lo más posible la representatividad, debido a que existe un mercado interno con segmentos muy variados.

Como si fueran conscientes y la mala conciencia les pesara, los diseñadores del accionariado de la EBA compensaron la falta de representatividad de los países más ‘jóvenes’ de la UE dándoles todos los representantes en la categoría de consumidores. Esta chapuza de la EBA dejaba así sin una adecuada representación a los ciudadanos de los países más veteranos (que sí estaban sobrerrepresentados por el lado de la industria). Mención aparte merece el caso de los británicos, los más sobrerrepresentados en la EBA. Hasta 5 representantes de la industria bancaria procedían de Reino Unido, según el Ombudsman.

El Defensor del Pueblo Europeo no se corta y concluye que la EBA ha cometido un claro caso de mala administración, ya que no ha velado por una representatividad real de su accionariado. Primero por dar más voz de la que les corresponde a los bancos de los países del núcleo de la UE; segundo, por dar apenas un puesto en el accionariado a la parte de los trabajadores; tercero, por ‘colar’ como asociaciones de usuarios a lo que en realidad eran empresas que proveen de forma remunerada asesoramiento a los usuarios.

El sindicato financiero europeo UNI, que fue quien denunció ante el Ombudsman este asunto, ha mostrado su satisfacción con la resolución. «La selección de los miembros representantes de la EBA no se había realizado de acuerdo con la obligación legal de asegurar un balance proporcionado entre los intereses de la industria y el resto. Los representantes no bancarios estaban cláramente infrarrepresentados», señalan.

El pasado mes de octubre, antes de que su publicara esta resolución, la EBA procedió a modificar la composición de sus representantes. Saquen conclusiones. Una vez más vemos cómo los intereses de la gran banca llegan hasta las instancias más altas. La solución, una vez más, son instituciones sólidas e independientes.

1 comentario

  1. Si lo hemos entendido bien, y no era fácil porque somos un poco bobos, la economía financiera es a la economía real lo que el señor feudal al siervo, lo que el amo al esclavo, lo que la metrópoli a la colonia, lo que el capitalista manchesteriano al obrero sobreexplotado. La economía financiera es el enemigo de clase de la economía real, con la que juega como un cerdo occidental con el cuerpo de un niño en un burdel asiático. Ese cerdo hijo de puta puede hacer, por ejemplo, que tu producción de trigo se aprecie o se deprecie dos años antes de que la hayas sembrado. En efecto, puede comprarte, y sin que tú te enteres de la operación, una cosecha inexistente y vendérsela a un tercero que se la venderá a un cuarto y este a un quinto y puede conseguir, según sus intereses, que a lo largo de ese proceso delirante el precio de ese trigo quimérico se dispare o se hunda sin que tú ganes más si sube, aunque te irás a la mierda si baja. Si baja demasiado, quizá no te compense sembrarlo, pero habrás quedado endeudado sin comerlo ni beberlo para el resto de tu vida, quizá vayas a la cárcel o a la horca por ello, depende de la zona geográfica en la que hayas caído, aunque no hay ninguna segura. De eso trata la economía financiera.

    Estamos hablando, para ejemplificar, de la cosecha de un individuo, pero lo que el cerdo hijo de puta compra por lo general es un país entero y a precio de risa, un país con todos sus ciudadanos dentro, digamos que con gente real que se levanta realmente a las seis de mañana y se acuesta de verdad a las doce de la noche. Un país que desde la perspectiva del terrorista financiero no es más que un tablero de juegos reunidos en el que un conjunto de Clicks de Famóbil se mueve de un lado a otro como se mueven las fichas por el juego de la Oca.
    La primera operación que efectúa el terrorista financiero sobre su víctima es la del terrorista convencional, el del tiro en la nuca. Es decir, la desprovee del carácter de persona, la cosifica. Una vez convertida en cosa, importa poco si tiene hijos o padres, si se ha levantado con unas décimas de fiebre, si se encuentra en un proceso de divorcio o si no ha dormido porque está preparando unas oposiciones. Nada de eso cuenta para la economía financiera ni para el terrorista económico que acaba de colocar su dedo en el mapa, sobre un país, este, da lo mismo, y dice “compro” o dice “vendo” con la impunidad con la que el que juega al Monopoly compra o vende propiedades inmobiliarias de mentira.

    Cuando el terrorista financiero compra o vende, convierte en irreal el trabajo genuino de miles o millones de personas que antes de ir al tajo han dejado en una guardería estatal, donde todavía las haya, a sus hijos, productos de consumo también, los hijos, de ese ejército de cabrones protegidos por los gobiernos de medio mundo, pero sobreprotegidos desde luego por esa cosa que venimos llamando Europa o Unión Europea o, en términos más simples, Alemania, a cuyas arcas se desvían hoy, ahora, en el momento mismo en el que usted lee estas líneas, miles de millones de euros que estaban en las nuestras.
    Y se desvían no en un movimiento racional ni justo ni legítimo, se desvían en un movimiento especulativo alentado por Merkel con la complicidad de todos los gobiernos de la llamada zona euro. Usted y yo, con nuestras décimas de fiebre, con nuestros hijos sin guardería o sin trabajo, con nuestro padre enfermo y sin ayudas para la dependencia, con nuestros sufrimientos morales o nuestros gozos sentimentales, usted y yo ya hemos sido cosificados por Draghi, por Lagarde, por Merkel, ya no poseemos las cualidades humanas que nos hacen dignos de la empatía de nuestros congéneres. Ya somos mera mercancía a la que se puede expulsar de la residencia de ancianos, del hospital, de la escuela pública, hemos devenido en algo despreciable, como ese pobre tipo al que el terrorista por antonomasia está a punto de dar un tiro en la nuca en nombre de Dios o de la patria.

    A usted y a mí nos están colocando en los bajos del tren una bomba diaria llamada prima de riesgo, por ejemplo, o intereses a siete años, en el nombre de la economía financiera. Vamos a reventón diario, a masacre diaria y hay autores materiales de esa colocación y responsables intelectuales de esas acciones terroristas que quedan impunes entre otras cosas porque los terroristas se presentan a las elecciones y hasta las ganan y porque hay detrás de ellos importantes grupos mediáticos que dan legitimidad a los movimientos especulativos de los que somos víctimas.

    La economía financiera, si vamos entendiéndolo, significa que el que te compró aquella cosecha inexistente era un cabrón con los papeles en regla. ¿Tenías tú libertad para no vendérsela? De ninguna manera. Se la habría comprado a tu vecino o al vecino de tu vecino. La actividad principal de la economía financiera consiste en alterar el precio de las cosas, delito prohibido cuando se da a pequeña escala, pero alentado por las autoridades cuando sus magnitudes se salen de los gráficos.

    Aquí están alterando el precio de nuestras vidas cada día sin que nadie le ponga remedio, es más, enviando a las fuerzas del orden contra quienes tratan de hacerlo. Y vive Dios que las fuerzas del orden se emplean a fondo en la protección de ese hijo de puta que le vendió a usted, por medio de una estafa autorizada, un producto financiero, es decir, un objeto irreal en el que usted invirtió a lo mejor los ahorros reales de toda su vida. Le vendió humo el muy cerdo amparado por las leyes del Estado que son ya las leyes de la economía financiera, puesto que están a su servicio.

    En la economía real, para que una lechuga nazca hay que sembrarla y cuidarla y darle el tiempo preciso para que se desarrolle. Luego hay que recolectarla, claro, y envasarla y distribuirla y facturarla a 30, 60 o 90 días. Una cantidad enorme de tiempo y de energías para obtener unos céntimos, que dividirás con el Estado, a través de los impuestos, para costear los servicios comunes que ahora nos están reduciendo porque la economía financiera ha dado un traspié y hay que sacarla del bache. La economía financiera no se conforma con la plusvalía del capitalismo clásico, necesita también de nuestra sangre y en ello está, por eso juega con nuestra sanidad pública y con nuestra enseñanza y con nuestra justicia al modo en que un terrorista enfermo, valga la redundancia, juega metiendo el cañón de su pistola por el culo de su secuestrado.

    Llevan ya cuatro ( ) años metiéndonos por el culo ese cañón. Y con la complicidad de los nuestros.

    Juan José Millás
    14 AGO 2012

    13 noviembre 2013 | 20:59

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