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Ucrania y Rusia, pronto dentro de la UE… sin Putin

Si miramos al futuro con las luces largas, nadie podrá llamarme loco por proponer hoy, en plena guerra, que Ucrania y Rusia entren, el mismo día, en la Unión Europea… naturalmente sin Putin.  Basta con que ambos países hermanos firmen la paz y acepten las reglas de la democracia europea. ¿Acaso Gogol, ucraniano, y Dostoyevski, ruso, no son tan europeos como Cervantes, Moliere, Dante o Goethe?

¿Acaso se odian más los ucranianos y los rusos que lo que se odiaban los franceses y los alemanes en plena II Guerra Mundial?  En 1950, cinco años después del fin de la guerra (y del dictador alemán Adolf Hitler), De Gaulle y Adenauer, líderes democráticos de Francia y Alemania se sentaron a negociar el reparto común del carbón y del acero. En 1951, nació la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) que dio pie a la CEE (1957) y luego a la UE (1993).

¡Qué casualidad! El carbón y el acero…  tan útiles para cualquier guerra convencional. Eso es justo lo que Stalin, el dictador de la Unión Soviética, quería sacar del Donbas, región del sureste de Ucrania rica en carbón y acero.  Y eso es lo que quiere recuperar, mediante los crímenes de guerra y genocidios que hagan falta, el dictador ruso Vladimir Putin desde el búnker donde se esconde lejos de Moscú.

España y Portugal salieron casi a la vez de largas dictaduras, y, convertidas en democracias, ingresaron, el mismo día, en la Comunidad Europea. ¿Porqué no soñar con que algún día, no muy lejano, ucranianos y rusos se sentarán juntos, el mismo día, en la mesa de Europa?

No veo otra salida al conflicto actual ruso-ucraniano que tiene al mundo entero en vilo.  Naturalmente, a Estados Unidos y a China no le hará ninguna gracia tener que negociar con una potencia europea ampliada con Ucrania y Rusia en la que dos países miembros (Francia y Rusia) tienen arsenal nuclear. La Europa ampliada hasta Siberia, el Polo Norte y el Mar Negro tendría población, materias primas, tecnología, arte e historia para competir, en paz, con el más guapo de este mundo.

Hace un par de semanas, en vísperas de esta maldita guerra de Putin, concluí la segunda lectura de Crimen y Castigo de Dostoyevski y dejé el libro, casualmente, encima de El Quijote que suelo tener en la mesita de noche. Rusia y España, dos potencias periféricas en declive desde hace siglos, siempre soñaron con Europa. Se parecen mucho. Dostoyevski admiraba tanto a Cervantes que leía El Quijote con frecuencia y se inspiraba en él. Recuerdo una de sus frases inolvidables:

«La presentación de Don Quijote en el juicio final serviría para absolver a toda la Humanidad».

La presentación de las obras de Dostoyevski ante los tecnócratas de Bruselas debería servir para que Rusia, democracia mediante (sin Putin), ingresara en la Unión Europea de la mano de la Ucrania de Gogol.

Sueño con ello.

Dostoyevski

Cervantes

Gogol

En 1988, visité Moscú, con el pool de periodistas acreditados por la Casa Blanca de Ronald Reagan. Fui a cubrir la Cumbre entre Reagan y Gorbachov, los mayores enemigos que pudiéramos imaginar en aquel mundo regido por los dos bloques nucleares enfrentados durante toda la guerra fría. Durante un paseo de ambos líderes por la Plaza Roja, en un momento, observé perplejo como el presidente de los Estados Unidos (que había calificado a la Unión Soviética como el Imperio del Mal) ponía su brazo sobre el hombre de Gorbachov.  Poco después se desplomó la dictadura comunista, se independizaron los países satélites y la Federación Rusa dio paso a una economía pre capitalista, que propiciaba todo tipo de mafias (como en Chicago, años 20), un amago de democracia con el borrachín Boris Yeltsin, y luego, hace a 20 años, a otra dictadura regida por Vladimir Putin con su pandilla de oligarcas cleptómanos.

Gorbachov y Reagan, tan amigos. ¡Quién lo diría!

Occidente debe propiciar la derrota de Putin. Algún día, Zelenski, el presidente de Ucrania, debe poder hablar en Moscú con un líder elegido libremente por los rusos y poner el brazo sobre su hombro.

 

¡Que no son «rojos», mi coronel, que son «coloraos»!

Los restos, afortunadamente menguantes, de la España negra se empeñan en asomar otra vez su patita de mil maneras. Ahora le ha llegado el turno a un pobre coronel, Javier Ángel Soriano, ignorante de la historia de Almería. El Ayuntamiento del PP, que mira de reojo a VOX, le ha encargado el discurso de homenaje a los Coloraos, los Mártires de la Libertad, del próximo 24 de agosto. El coronel Soriano, en declaraciones al diario Ideal, ha tachado a estos mártires de «aventureros, insensatos, osados e imprudentes».

El pingurucho de «Los Coloraos» que mandó demoler el dictador Francisco Franco antes de visitar Almería.

Digo «pobre» porque estoy casi seguro de que el coronel Soriano aceptó este encargo, tan glorioso para los amantes de la libertad, sin haber hecho los mínimos deberes de información, examen de conciencia y contrición a los que obliga su graduación militar y su compromiso con los valores de nuestra Constitución, aún vigente.

Orden de demolición del monumento a los Coloraos. ¡Qué miedo! Me pone los pelos de punta.

Claro que ya nos avisó el gran Goethe: «No hay nada más terrible que una ignorancia activa». Búsquelo en Google, mi coronel, y luego dimita del encargo, del que usted no es digno, a menos que se retracte, y devuelva la patata caliente a los políticos del PP que embadurnan la historia liberal de nuestra provincia y confunden a los «rojos» con los «coloraos». Eso mismo fue lo que hizo el general golpista Francisco Franco antes de visitar Almería.

Menos mal que hay plumas sensatas, más moderadas y sabias que la mía, que han salido al paso de las ofensas a nuestra memoria liberal y democrática. Una de ellas es la de Juanfra Colomina. Este investigador ha publicado un excelente artículo en el diario Ideal («El coronel no tiene quien le escriba») cuya lectura recomiendo. Lo copio y pego a continuación.

Publicado en el diario Ideal.

¡Bravo, Juanfra! Y gracias.

Para los amigos del Bicentenario de Los Coloraos, y también para ilustrar al coronel Soriano, copio y pego el texto y la música de Mariana Pineda, otra mártir de la libertad a quien cita Colomina.

Marianita salió de su casa y al encuentro llegó un militar
que le dice por Dios Marianita que hay peligro vuélvase usted atrás.
Marianita se metió en su cuarto Y allá sola se puso a pensar
Si Pedrosa me viera bordando la bandera de la libertad.
ay Pedrosa cómo me has mentido ay Pedrosa no fuiste leal
que el registro que en mi casa ha habido varias pruebas le dará al fiscal.
Marianita al juzgado te llaman y te llaman para declarar
si confiesas lo que te reclaman aún la vida te pueden salvar
a sus hijas llevan a la sala por ver si algo pueden conseguir
y contesta Mariana muy firme no confieso prefiero morir.
A Mariana llevan al cadalso mucha gente llorando allí va
y sus hijas por detrás decían vuelve a casa querida mamá
oh qué día tan triste en Granada que a las piedras les hizo llorar
al ver que condenan a Mariana al cadalso por ser liberal.

Canción de Mariana Pineda de Joaquín Díaz.

Y para el ínclito Megino, otro que tal baila, que se atrevió a prohibir La Marsellesa en el homenaje a Los Coloraos, lo que le quitó un puñado de votos ilustrados, dejo aquí un recuerdo.

Publicado en La Voz de Almería.