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¡Aleluyah! El cabritillo, reconciliado con su madre

¡Aleluyah!

Cabritillo recién nacido y abandonado por su madre. Lo encontramos, tiritando de frio, en el camino a Brunete.

Este cabritillo recién nacido, que encontramos tiritando de frio, abandonado por su  madre en el camino a Brunete, ha vuelto a su hogar. Una vecina lo abrigó con su jersey y se lo llevó al pastor.

El cabrito corría hoy, tan contento, por el encinar. Me pareció reconocerlo.

Hoy creí reconocerlo entre el rebaño. El pastor me ha dicho que aisló a la cabra primeriza con su cría y que, al haber pasado pocas horas desde el parto, se reconocieron y reconciliaron. A veces, las cabras sin experiencia dejan a la cría, recién parida, y huyen asustadas con el rebaño. Si pasan muchas horas separadas, la madre cabra repudiará a su cría.

Bien abrigado, en brazos de mi vecina, dejó de tiritar.

Afortunadamente, en este caso, solo pasaron unas pocas horas entre el parto y el reencuentro.
El cabrito se enganchó rápidamente a la ubre de su madre y hoy ya corre por los montes. El espíritu de la Natividad, que movió a mi vecina a salvar a la cría abandonada, inspiró también a la madre cabra.

Encontramos al cabritillo entre el liguario de 1843 y el bunker nazi de Brunete.

Nos dio pena ver a la pobre cría sola, en medio del campo, y muerta de frío. El pastor se alegró más por recuperar a su cabritillo perdido que por haber encerrado felizmente en el corral a sus cientos de cabras y ovejas.

Fue un paseo pre navideño bien aprovechado.

El pastor me dio hoy una alegría. ¡Aleluyah!

Luego, bajando al río, me encontré con el ojo de Odin que lo ve todo.

El ojo de Odín, cerca del Castillo y del río.

Y, por fin, un monumento al Filomena antes de llegar al río. La Naturaleza imita al Arte.

Recuerdo que nos dejó Filomena para celebrar pronto su primer aniversario.