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Prestige: 15 años en negro

15 años después de la catástrofe del "Prestige", Greenpeace denuncia que la tragedia podría volver a ocurrir / FOTO: Archivo 20 Minutos

15 años después de la catástrofe del «Prestige», Greenpeace denuncia que la tragedia podría volver a ocurrir / FOTO: Archivo 20 Minutos

Hoy se cumplen 15 años de una de las mayores catástrofes medioambientales de Europa. Tres lustros en los que, a pesar de la magnitud de la tragedia del Prestige, que dejó 70.000 toneladas de fuel esparcidas por el Atlántico, nada ni nadie nos puede asegurar que algo así no se vaya a volver a repetir.

Aquel día supuso un mazazo para Galicia y los 2.600 kilómetros de costa del noroeste de España que quedaron manchados de chapapote. Aunque la marea negra también llegó a la costa del norte de Portugal y hasta a las Landas francesas. Aún hoy, en localidades como Muxía (A Coruña) pueden verse los restos de aquella marea negra adheridos a las rocas. Y aún hoy, a pesar de las masivas protestas, los profundos debates y las numerosas investigaciones, otro Prestige es posible en España. Porque hoy, 15 años después, ni hay responsables políticos ni hemos aprendido la lección.

Así lo denuncia Greenpeace: «No se ha hecho una valoración correcta de la dimensión medioambiental del siniestro, ni se ha evaluado adecuadamente el impacto en la salud del vertido, ni se han mejorado las enormes deficiencias en la legislación y el régimen de responsabilidad en el transporte marítimo que permiten seguir transportando petróleo de forma peligrosa por nuestras costas». Y recuerda, de paso, que seguimos sumidos en una peligrosa dependencia a los combustibles fósiles.

Recordemos aquel día: el 13 de diciembre del 2002 el Prestige mandaba un S.O.S. que, una semana más tarde, se convertiría en un buque partido en dos y en una marea negra sin apenas precedentes. En aquel momento, todo el mundo pensó en la tragedia del Mar Egeo que había sucedido 10 años antes, pero no imaginaban las imágenes que se avecinaban de aquel chapapote cubriendo de luto la costa. Ni tampoco la ola de solidaridad que se generó a nivel mundial, con voluntarios de todos los países desplazándose a Galicia para recoger fuel.

Un mes después de la catástrofe murió Man, un alemán afincado desde hacía años en la localidad de Camelle (A Coruña) que vivía en la naturaleza, a la que amaba, vestido únicamente con un taparrabos. El chapapote cubrió el museo de piedra que con tanto mimo había levantado a lo largo de los años. Se dice que Man murió de pena, como así parece demostrarlo una fotografía en la que aparece tapándose la cara horrorizado en medio de un manto de fuel, en su hogar.

Ni las organizaciones medioambientales, ni las multitudinarias manifestaciones, ni la plataforma Nunca Máis nacida a raíz de la tragedia del Prestige pudieron sentar en el banquillo de los acusados a los responsables políticos que en aquel momento tomaron la decisión de alejar el buque de la costa (el buque se hundió una semana después, a 138 millas de la costa gallega). Entre ellos, el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy -su frase «unos pequeños hilillos de plastilina» pasó a la historia-, que en aquel momento era ministro de la Presidencia. También fueron muy criticados por su papel en la gestión de la catástrofe los entonces delegado del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa, ministro de Pesca, Miguel Arias Cañete, y ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, entre otros.

La sentencia del juicio por la catástrofe del Prestige llegó once años después. La Audiencia Provincial de A Coruña condenó como único culpable al capitán de la embarcación, Apostolos Mangouras, a nueve meses de cárcel por desobediencia grave al haber tardado tres horas en aceptar que el buque fuera remolcado. De este modo, el que fuera director general de la Marina Mercante cuando se hundió el barco, José Luis López-Sors, quedó absuelto, así como al jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos. El resto de responsables políticos ni siquiera llegaron a sentarse en el banquillo. De nada sirvió que la Fiscalía solicitara la nulidad de la sentencia, calificándola de «ilógica, errónea y arbitraria«.

El año pasado, Mangouras fue condenado a dos años de prisión por el Tribunal Supremo (TS) por delito medioambiental, y el TS abrió por primera vez la puerta al pago por responsabilidad civil de las aseguradoras.

La advertencia de Greenpeace no es sólo un toque de atención para España, sino una alarma sobre el medio ambiente a nivel mundial. Seguimos haciendo lo que la organización describe como un «uso y abuso» de los combustibles fósiles, que tienen un elevado impacto ambiental. «A pesar de que hayan pasado 15 años, es sólo una cuestión de tiempo la posibilidad de que otro Prestige pueda vuelva a ocurrir». Después de 15 años, seguimos en negro. Y ese Nunca Máis parece tener los días contados.

1 comentario

  1. Dice ser lastMonkey

    15 años después los Gallegos han votado a los mismos de siempre, con su pan se lo coman… estoy bastante aburridos de estos que lloran, protestan y se quejan pero a la hora de votar votan a los que les han traido estos problemas… lo dicho, gallegiños, teneis que haceroslo ver.

    13 noviembre 2017 | 21:46

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