El populista Andrej Babis pronuncia un discurso ante su esposa tras proclamarse vencedor en las elecciones. FILIP SINGER/EFE
El movimiento Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO) fue el más votado en las legislativas checas del pasado octubre. Recibió cerca del 30% de los votos y su líder Andrej Babiš, de 63 años, se perfila como el hombre al que se le encargará la formación del nuevo Gobierno. La formación de Babiš obtuvo once puntos más que en 2013. El reparto preliminar de diputados le da 78, lejos, no obstante, de los 101 que otorgan la mayoría absoluta en el Parlamento.
Algunos analistas checos indican que el movimiento ANO podría crear una alianza con los conservadores del Partido Cívico Democrático (ODS), logrando así mayoría del total de 200 de la Cámara Baja. Lo mismo conseguiría en alianza con el partido Libertad y Democracia Directa (SPD); e incluso podría pactar una alianza con las dos agrupaciones.
La Revolución de Terciopelo de 1989 acabó con el régimen comunista en Chequia. Ésta ha sido la séptima vez que los checos han acudido a las urnas desde la partición de Checoslovaquia en 1993. Es la primera vez que en los últimos 24 años de vida democrática, una formación política gana de manera tan holgada unas elecciones legislativas en Chequia.
La victoria de Babiš no sorprendió a nadie, pero sí lo hizo que el partido SPD, del empresario de origen japonés Tomio Okamura, consiguiera más de un 10% de los votos, con un programa en contra de la Unión Europea, la inmigración y el islam. La otra gran sorpresa la dieron «los Piratas» (Piráti) que por vez primera, con también más del 10% de los votos, llegaron a la Cámara de Diputados, muy por delante de la hasta hace poco gobernante Socialdemocracia, tal y como apunta Radio Praha.
Andrej Babiš ha sido etiquetado por varios medios como el “Trump checo”. También se ha ganado el apodo de “Berlusconi checo”, ya que además de ser propietario del grupo agroindustrial Agrofert, uno de los más importantes del país, adquirió en 2013 dos diarios nacionales, tres estaciones de televisión y dos emisoras de radio.
En su programa prometía luchar contra la corrupción, de la que acusa a la política tradicional; rechaza el euro y las cuotas de refugiados decididas por la Unión Europea; y se presenta como un “antisistema” que trae aires nuevos. El partido ha acudido a estas elecciones con el lema «Stop islam. Stop terrorismo» y defiende que República Checa aplique una estricta vigilancia de fronteras y celebre un referéndum para salir de la UE. A pesar de sus críticas a la corrupción, el segundo hombre más rico del país está siendo investigado por el presunto uso fraudulento de fondos comunitarios y por delitos fiscales.
Cuando el multimillonario lanzó su partido en 2011, el país estaba sumido en una serie de escándalos de corrupción que favorecieron la aparición de una formación protesta. Babiš fue entre 1980 y 1989 militante del Partido Comunista de la entonces Checoslovaquia.
El líder populista ha asegurado que la presencia de muchos partidos en el Parlamento complica la gobernabilidad, lo que ha llevado a algunos analistas a resaltar su preocupación por la concentración de poder mediático, económico y político que representaría tener como primer ministro a un millonario propietario de medios de comunicación.
Jo, a veces me gustaría ser millonaria… pero , luego, leo algo sobre Babis y se me pasa…
11 noviembre 2017 | 06:41
Ahora en serio, el triunfo de Babis demuestra, una vez más, que el poder de los medios de comunicación es ilimitado.
Es absolutamente necesario legislar en contra de la concentración mediática por parte de un individuo o por parte de una determinada agrupación.
11 noviembre 2017 | 07:31