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Nouriel Roubini: «Es imposible que España alcance un déficit del 5,3%»

Fue uno de los primeros en predecir la crisis hipotecaria de los Estados Unidos y eso le valió el apodo de «doctor calamidad». A Nouriel Roubini no parece molestarle el mote; más bien al contrario, a juzgar por sus recientes artículos y exposiciones sobre el futuro de la zona euro y de sus integrantes, entre ellos España. Hace dos semanas daba por sentado que España necesitaría un rescate para salvar sus bancos y no descartaba que nuestro país tuviera que salir del euro. Cree, además, que Grecia será el primero en abandonar el euro.

Comida con Roubini en el Palacio de Congresos (Madrid)

Nouriel Roubini, durante la comida celebrada este jueves en Madrid.

En vísperas de esa «tormenta perfecta» que él mismo augura para el año 2013, Roubini ha pasado este jueves por Madrid. Un reducido grupo de empresarios de Internet y periodistas hemos compartido con él un breve almuerzo horas antes de la conferencia que ofrecía en la feria Expomanagement. Estas son las principales conclusiones:

  • «La clave es restablecer el crecimiento económico» (esta ha sido la frase que más ha repetido, siempre en referencia a Europa). Para lograrlo cree necesario posponer los planes de austeridad fiscal. Ha calificado de «locura» los objetivos de déficit marcados por la UE, ilustrándolos con un ejemplo: «Es imposible que España alcance un déficit del 5,3%». Y las medidas para lograr ese imposible anulan cualquier posibilidad de crecimiento. Ha augurado un acuerdo en próximos meses «para inyectar capital en la banca y en aseguradoras» de países como España.
  • Roubini ha criticado los tiempos de ejecución de reformas en ciertos países de la UE, entre ellos España: cuando todo se hace al mismo tiempo -reducir el Estado, flexibilizar el mercado laboral, destruir empleo, aplicar políticas de ajuste fiscal… y, en consecuencia, ahogar el consumo- «puedes convertir la recesión en algo mucho peor». Este cuello de botella reformista está conduciendo a lo que Roubini ha llamado «fatiga de austeridad», que no solo afecta a los periféricos de Europa (Grecia, Italia, Portugal, España, etc.) sino al mismo corazón de la UE, incluyendo Francia y Alemania. De ahí los últimos resultados electorales en estos dos países.
  • Ha reiterado que una eventual salida del euro de países pequeños como Chipre, Portugal o Grecia no afectaría a la línea de flotación de la zona euro, pero que el abandono de España o Italia supondría la ruptura de la UE que hoy conocemos.
  • Europa debe ir «más allá de la unión monetaria» para evitar una desintegración. ¿Cómo? Construyendo una unión fiscal y también política. Ha puesto como ejemplo de la disgregación europea la cumbre informal de la UE celebrada este miércoles, donde se reunieron todos los líderes de la UE «pero aplazaron la toma de decisiones clave». Roubini se ha mostrado partidario de dar más poder al Parlamento europeo y ha señalado las dificultades que entraña buscar una coherencia entre 17 gobiernos.
  • En cuanto al papel de los países emergentes, ha destacado que el potencial de crecimiento de su PIB en los próximos años es de un 6%, frente al 1,5% de Europa y Japón, y el 2,5% de Estados Unidos. «Europa no trabaja tanto como China y no innova tanto como Estados Unidos», sentenció.
  • Tampoco suenan muy optimistas sus augurios para el entorno digital como colaborador necesario en esta futura reactivación económica, al menos en términos de creación de empleo. En su opinión, la digitalización incrementa la productividad y por tanto ralentiza la creación de empleo. Por otro lado, afirma que Internet conlleva una «revolución en la provisión de servicios» y, de alguna manera, el fin de la intermediación.

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El ‘Inside Job’ europeo: la conexión Monti-Papademos-Draghi

En Europa la democracia no se lleva. La política, en el sentido griego del término, tampoco. En apenas dos semanas han caído dos gobiernos democráticos, salidos en su día de las urnas, y han sido sustituidos por sendos gobiernos de ‘transición tecnocrática’ a los que obviamente no han elegido los ciudadanos, sino los mercados. Mientras, el Banco Central Europeo (BCE) ha estrenado nuevo presidente que deberá guiar los pasos de la Eurozona… espoleado por Merkel y Sarkozy.

Pero veamos quiénes son esos tres personajes en cuyas entrelazadas manos está el futuro más inmediato de nuestras economías.

Lucas Papademos es desde el pasado viernes el primer ministro griego en sustitución de Yorgos Papandreu, que pasará a la historia por casi colapsar los mercados europeos al proponer un referéndum para que los griegos decidieran su futuro económico.

Es economista y fue vicepresidente del BCE entre 2002 y 2008 a las órdenes de Jean-Claude Trichet. Antes había sido gobernador del Banco de Grecia, de 1994 a 2002, posición desde la que trabajó activamente para dejar presentable («maquillar», dicen algunos; «estabilizar», dicen otros) la economía griega de forma que esta pudiera unirse a la eurozona, hito que logró precisamente en 2002.

Su frase estrella de esos años es, sin duda, esta: «Los beneficios macroeconómicos y microeconómicos para Europa y Grecia de la incorporación del euro son enormes». Rechaza las críticas vertidas contra él por no haber hecho públicas las ‘carencias’ de los presupuestos griegos durante la carrera para unirse a la zona euro.

Mario Monti es el economista que sustituirá a Silvio Berlusconi como primer ministro de Italia para ‘llevar por el buen camino’ las reformas propuestas por la UE encaminadas a que este país reduzca su deuda, equivalente al 120% de su PIB, y sobre todo, a que los mercados alivien la presión sobre su deuda y por ende sobre la de otros países europeos; léase España, por ejemplo.

El currículo de Monti es enormemente entretenido, digno del Inside Job que merecemos los europeos. Entre 1994 y 1999 fue comisario europeo de mercado interior y desde entonces hasta 2004, comisario de Competencia, posición desde la que se opuso a la fusión entre General Electric y Honeywell . Goldman Sachs -sí, el banco de inversión responsable en parte de la actual crisis financiera-, lo fichó como asesor en 2005 [Monti pertenece también al consejo asesor de Coca-Cola].

Antes de ‘nuestra’ crisis y también antes de que Monti llegara a Goldman Sachs, este banco de inversión diseñó el plan de ingeniería financiera que permitió a Grecia entrar en el euro en 2002 camuflando sus cuentas públicas y sus cifras reales de déficit a base, entre otras cosas, de vender productos financieros griegos a EE UU sin alertar de los riesgos y de realizar operaciones de cambios de divisas (swaps).

¿Y saben quién era uno de los responsables de Goldman Sachs por entonces? El recién nombrado presidente del BCE, el italiano Mario Draghi, que trabajó como directivo de dicho banco de inversión entre 2002 y 2006. El pasado junio, Draghi tuvo que responder ante el Parlamento europeo acerca de su conocimiento y responsabilidad en la actuación de Goldman Sachs en Grecia. Dijo que esos acuerdos fueron previos a su llegada al banco y que no tuvo nada que ver con la venta de productos financieros a otros gobiernos. Meses después, es el máximo responsable de la política monetaria en Europa.

No acaba aquí la conexión entre estos tres líderes europeos de nuevo cuño. Mario Monti es el director europeo de la Comisión Trilateral, un think tank de corte neoliberal fundado en 1973 por Rockefeller, al que también pertenece como miembro el primer ministro griego, Papademos. Este lobby ya advirtió en su día de lo que se avecinaba: un ‘peligroso’ «exceso de democracia» [merece la pena leer este texto de Noam Chomsky sobre esta aseveración, de su libro Prioridades radicales].

Sobran los comentarios.