La industria de la belleza es una de las que más recauda en el mundo y eso incluye las cirugías plásticas, mismas que cada vez suman mayor demanda entre la población, especialmente jóvenes. Así fue como una ‘tiktoker’ desató un acalorado debate en las redes por ‘asegurar’ que se sometió a una rinoplastia para que sus futuros hijos heredaran su nariz. O_O
Pamela sufre rinofima, una rara enfermedad que provoca que su nariz crezca sin parar. Esa condición le provoca bultos y decoloración en el rostro. Ella relató que todo su calvario inició en la adolescencia. Lee el resto de la entrada »
El resultado de tal cúmulo de despropósitos fue: una nariz rota, 27 puntos de sutura en su rostro y una fractura abierta en una pierna, después de ser casi aplastado por el vehículo de emergencias. Lee el resto de la entrada »
Pues como todo puede ser más impactante, un ruso aficionado a ‘taladrar’ su cuerpo ha convertido su rostro en el de un ornitorrinco. O-O Un deseo que tenía desde su más tierna infancia. ¡Cómo están algunas molleras!
Una rubia y otra morena, esa es la única diferencia entre las gemelas suecas Sara y Emma Konopen, de 25 años, que han gastado una pequeña fortuna en el quirófano para retocar su cuerpo y seguir siendo dos gotas de agua. ¡Eso es amor de hermanas!
Si Sara quiere aumentar sus pechos hasta la copa ‘E’, Emma también. Si una desea tener unos labios más carnosos inyectándose colágeno, la otra se los cambia de inmediato. Vamos que el cirujano plástico que las trata tiene que estar encantado con ellas. Y no es para menos, las mozas has gastado más de 20.000 euros en tres operaciones.
Hay algunos que no pierden el tiempo ni en los descansos de un partido de la NBA. Mientras los comentaristas analizaban el encuentro entre Portland Trail Blazers y New York Knicks, a sus espaldas, un espectador está enfrascado en otros menesteres que nada tienen que ver con el deporte. Su ‘curioso’ entretenimiento: hurgar en una de sus fosas nasales. Me imagino que en busca de un preciado tesoro, dada su insistencia.
Tras esa prospección casi petrolífera, al estilo ‘Gigante‘ o ‘Pozos de ambición‘, el individuo, como si nada hubiera pasado, guiña el ojo a los televidentes orgulloso tras haber conseguido su propósito.
PS. Menos mal que fue respetuoso y no se llevó el ‘premio’ a la boca.
Hace unos días me enteré de que en Seattle había superhéroes. No me refiero a los de la tele, a esa gente con poderes que vuela, tiene armas potentes, sabe pelear… no, no, me refiero a superhéroe como tú y como yo, mucho más parecidos al Batman sesentero aquel que cuando pegaba ponían «POW» y «BANG» que al Spiderman del cine.
Como os digo, lo leí en la prensa internacional y pasé. Os lo podía haber contado, bien lo sabe Dios, pero preferí esperar. Esperé e hice bien, porque ahora este ejército de frikisbienhechores solidarios se ha llevado un buen susto.
Al principio todo iba sobre ruedas. Uno de ellos impidió el robo de un coche, aunque no sabemos si porque es un superhéroe, porque va disfrazado o porque muchos ladrones que tratan de abrir un coche se ven disuadidos si cualquier persona les grita: «¡Oiga, oiga! ¡Al ladrón!».
No obstante, es algo que no puede acabar bien. Los delincuentes, que se dedican a eso, como yo a escribir posts y vosotros a vuestros quehaceres, se las buscan e investigan. Conocen el mercado, a sus rivales y a los policías. Saben (aunque no hace falta ser especialmente espabilado para ello) que estos superhéroes «reales» (así les llaman) tienen los mismos poderes que Trolly (es decir, ninguno) y que, dado que no les van a congelar con la mirada, a tortas igual ganan.
Por eso la otra noche le untaron el morrete a uno de estos héroes. Phoenix Jones, uno de los vigilantes enmascarados (en la imagen superior, el del centro), intentó parar a dos maleantes y más o menos lo consiguió. ¿Por qué le partieron la nariz entonces? Pues porque lo consiguió «más o menos»…
Logró reducir a uno de los dos pero el otro sacó un arma y cuando soltó al que tenía cogido le dieron una patada en las narices (literal) y le rompieron el tabique. Luego huyeron, claro, y nuestro pobre superhéroe se quedó… vaya, iba a decir que se quedó con un palmo de narices, pero creo que no es apropiado.
La Policía ha pedido a este equipo de héroes que se quiten el traje y dejen de hacer el tonto cejen en su empeño de salvar a la humanidad. Ni que decir tiene que no les han hecho caso, al menos de momento, y siguen convencidos de que lo suyo es que llamen a los agentes, pero entre que llegan y no pues intentan reducir a los malos.
PD: Si los veis por la calle, les dais recuerdos de mi parte.
Son historias raras en los tiempos que vivimos, pero aún existen. Hace unos meses, no sé si os acordaréis (muchos ni siquiera sabíais que existía este blog), os conté la historia de Melody y Claudaniel, que esperaron a casarse para darse el primer beso.
Pues bien, hoy os traigo otra historia de castidad extrema, que tiene lugar nuevamente en Estados Unidos. Los protagonistas se llaman Rachel Welch (no es broma, os lo prometo) y Todd Ritter, aunque esta vez creo que es sólo ella: va a esperar a casarse para entregarse en labios y alma.
La idea, según cuenta la prensa americana, la tuvo a los 14 años, cuando decidió que iba a guardar para su marido todas las primicias posibles, primer beso incluido. Esa decisión probablemente no le deparó demasiada suerte en las discotecas de Washington que frecuentara los sábados por la noche (si es que frecuentaba alguna).
Quizás por esa mala fortuna de Rachel en los guateques conoció a Todd en la iglesia hace dos años. El noviazgo ha sido intenso (supongo que habrán ido a cenar unas cuantas veces y de compras, por lo menos) y se casarán el próximo julio.
«Sólo quería que fuera un regalo especial para mi marido», dice Rachel. Admiro su fuerza de voluntad pero a la vez me preocupa. ¿Un regalo especial? Rachel… sabes que los niños no nacen por darse besos, ¿verdad?
Me temo que Rachel, de 21 años, y Todd, de 23, no llegarán a la segunda base hasta que no sea preciso desgravar para la declaración de la renta. Son capaces de consumar el matrimonio al estilo de El milagro de P. Tinto.
«Me pregunto si seré buena besando», dice la pobre Rachel. Olé por ella, que ha sido capaz de esperar a encontrar el hombre adecuado (aunque yo lo veo un pelín exagerado, la verdad).
¿Sabéis qué usan para sustituir los besos? Mirad con atención el vídeo que os he puesto en el texto. Está en inglés, pero las imágenes son claras.