Un microrrelato por día y cada uno de 150 palabras. Ni una más, ni una menos.

Adicción a la siesta

La reacción era espontánea; cuando el reloj marcaba las 15:00 horas, 2 horas después de haber almorzado, su cuerpo se rendía ante los renovadores placeres de la siesta. Tener que dormir aunque sea unos minutos a la tarde le era obligatorio. Su organismo se lo pedía y si él no respondía a la solicitud, si no estaba recostado en una cama o sentado en algún sillón preparado para dormirse, terminaba impactando contra el suelo. Su cuerpo parecía desconectarse o apagarse por sí mismo. Al principio le eran necesarias dos o tres horas de sueño para recuperarse y poder continuar el día con toda normalidad, pero luego comenzó a necesitar más y más tiempo y la siesta terminó por convertirse en parte del descanso nocturno. Hoy día duerme durante 23 horas y solo una permanece despierto. De continuar su adicción al sueño, no le faltará mucho para quedarse dormido por siempre.

8 comentarios

  1. Dice ser kzdor

    me sorprendio ver tu relato en 20 min .. soy de Sastre (sta Fe) y vivi hasta hace 1 año en Rosario.. ahora estoy pasando la crisis española junto a mi mujer.. t felicito por el relato

    04 marzo 2011 | 13:47

  2. Dice ser Walter de 150xdía

    Kzdor, saliste de una y te metiste en otra. Jajaja! De todas formas, la crisis española no le llega ni a los talones a la omnipresente crisis argentina. Suerte!!!

    04 marzo 2011 | 14:02

  3. Dice ser Clica aquí

    La crisis no son buenas ni aqui ni en ningun otro sitio del mundo y por eso hay una canción que dice que… l
    Las crisis no son buenas, que hacen daño que dan pena y se acab por llorar.
    Creo que me he desviado del tema es que acabo de comer y me esta entrando uan morriña , perdonadme pero me voy a echar la siesta un ratito. ¡¡Chao!!

    04 marzo 2011 | 14:36

  4. Dice ser Carla

    En alguna etapa de mi vida he caido en ese estado de somnolencia perpetua en la que dejas pasar el tiempo sin aprovecharlo, sin disfrutarlo. Ahora hasta durmiendo disfruto.

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    04 marzo 2011 | 16:23

  5. Dice ser Penélope G.

    Siempre odié dormir la siesta, suppongo que es porque de chiquita mi mamá me obligaba.Debo reconocer que ultimamente me da algo así como un ataque de mal humor post almuerzo.Andaré necesitando una siestita??

    04 marzo 2011 | 16:34

  6. Dice ser xulita

    Nunca, nunca, pero lo que se dice nunca duermo la siesta.

    Después me encuentro fatal.Pierdo hasta el rumbo del horario y me pone de mal humor.

    Me quedaría en la cama hasta el día siguiente.

    Buen fin de semana a tod@s.

    04 marzo 2011 | 17:59

  7. Dice ser Metamorfosis

    Yo era adicta a la siesta. ¿Cómo lo confesaría ante un grupo de apoyo a adictos?»Hola, soy Metamorfosis y soy siestólica» Mejor que no diga nada. De todas formas, me estoy quitando de esa droga tan dulce, que aporta a unos un toque de reposo y tranquilidad y a otros les da dolor de cabeza y mal humor. Yo era del primer grupo, por supuesto, por eso me hice adicta.
    De todas formas, confieso que de vez en cuando recaigo, que nunca llegaré a curarme del todo, porque sufro de agotamiento perpétuo, pero voy controlando. Cuando no puedo más, en vez de dormir, cierro los ojos y sueño despierta. Eso no cuenta como recaida…

    04 marzo 2011 | 19:51

  8. De la siesta ya lo hicieron
    un poema inigualable,
    Serafín y Joaquín Álvarez
    eran, los Hermanos Quintero.
    Por eso casi no me atrevo,
    por respeto y por pudor
    a escribir sobre la siesta,
    ni tan siquiera un renglón.
    Por empeño que le ponga,
    siempre me saldrá torcido.
    Después de haber yo leído,
    de los Quintero, La Siesta.

    La siesa, dicen que no
    pero sin duda que lo es,
    el mejor invento español.
    Pasado ya el medio día
    y el almuerzo terminado.
    Te entra tal “gabiarra”,
    mucho más si es en verano,
    que no puedes continuar,
    sin dar una cabezadita
    aunque solo sea un rato.
    Diez minutos es suficiente,
    aunque si son dos horitas,
    te sientan mucho mejor.
    Lo mismo da que sea en la cama,
    que sentado en un sillón
    o, a la sombra de un buen árbol.
    Solo hay un precepto
    que se debe dormir solo,
    si acompañado se intenta,
    eso sería… otra cosa
    pero no sería una siesta.
    El sueño de una siesta es
    Un sueño tan diferente,
    ni se sueña, ni se ronca.
    Quizás un leve silbidillo,
    que mueve al labio inferior
    cuando, el aire se expulsa,
    con la respiración profunda,
    que en la siesta se respira.
    La siesta, bonito invento,
    seguro que es español.
    Que lo hemos importado,
    y graciosamente donado,
    sin requerir los “royalties”,
    ni los derechos de autor.

    04 marzo 2011 | 21:45

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