Con tan solo acercársele, inspiraba una carcajada. No era la fisonomía de su cuerpo, no eran los rasgos de su cara, su nariz alargada o sus pómulos pronunciados. Tampoco era su extraño corte de cabello lo que invocaba a la risa. Digno de investigación, los médicos, entre risotadas contenidas y lágrimas de carcajadas, llegaron a una conclusión. Parecía ser una cuestión natural. Su cuerpo emanaba una sustancia contagiosa similar al gas hilarante (o gas de la risa), que inevitablemente tentaba a cualquiera que se le acercara unos metros. Fue conocido en la comunidad científica como «el hombre hilarante», aquel del que todos se reían o mejor dicho, con el que todos se reían. Basta con imaginarse al hombre hilarante viajando en un colectivo, subiendo en un ascensor, rindiendo un examen oral, haciendo una entrevista laboral o coqueteando con una mujer, para darse cuenta de lo compleja que fue su vida.
serio asunto lo de este hombre…saludos pibe!!!
13 noviembre 2010 | 10:21
Debe ser terrible que todo el mundo se ria de uno , ami me pasa algo similar pero de otra forma y no con todo el mundo . Tu ya me entiendes.
Clica sobre mi nombre
13 noviembre 2010 | 10:36
Lo que sigue ya lo publique en algún lado ,no recuerdo donde, pero como es cosa de risa lo meto aquí y que sea lo que Dios quiera. Buenos días a todos.
Pensando, pensando, de pronto me he acordado del insigne escritor humorístico D. Alvaro de la Iglesia, que era director de la revista La Codorniz, y que en una de sus novelas , si mal no recuerdo titulada “Yo soy fulanita de tal”, Afirmaba:
Estoy desesperado, todo lo que escribo da risa, la gente se ríe sin reparos de todo lo que escribo,nunca seré un escritor de renombre, un escritor famoso, los escritores de esa categoría siempre escriben cosas que dan mucha pena, cosas muy tristes, grandes tragedias. Estoy persuadido de que para escribir bien hay que sufrir mucho. Alguien me ha dicho que escribir es llorar; que yo escribo así porque mi vida es una fiesta continua, que mis amigos son unos juerguistas, que mi mundo es un mundo sin problemas, por eso, me he sentado sobre un montón de agujas que me están haciendo polvo las posaderas, pero es inútil esta angustia, este sufrimiento es excesivo y no me deja pensar.He iniciado una serie de experimentos a cual mas tremendo, como ponerme palillos entre las uñas,aplastarme los testículos con pinzas de esas grandes que llaman pinzas de cocodrilo, me he atado una cuerda al cuello con un peso de veinte quilos que casi me asfixia, he asistido a varios entierros para motivarme ante los familiares apenados, he probado cientos de métodos de tortura intentando inspirarme sin ningún resultado para escribir un libro dramático, pues seguro que la gente se reiría. Yo creo que `para ser un buen escritor hay que nacer siéndolo, así que seguiré contando las tonterías que se me ocurran aunque la gente se tronche de risa , porque es que además si no lo hago no voy a poder ni comer, nunca lo he entendido pero yo, cobro por escribir estas cosas,estas payasadas, estas gilipolleces.
Clica sobre mi nombre
13 noviembre 2010 | 11:02
Un tipo simpático
13 noviembre 2010 | 13:00
Por favor, 20 minutos, quitad a éste tío de aquí…no aporta nada, y exasperan sus cuentecitos. Sólo escribe chorradas.
13 noviembre 2010 | 13:07
¡Que no! ¡Que iba siempre con la bragueta bajada!
13 noviembre 2010 | 13:33
Podrias ser más neutro? Colectivo, colectividad, colectivismo.
13 noviembre 2010 | 14:30
debe ser agradable inspirar ese estado en los demás, la verdad, aunque al principio no debía ser muy agradable que todo el mundo se riera de él básicamente por desconocer el motivo.
13 noviembre 2010 | 14:54
Gran problema que solo con prensentarse ya provoque risas. Desde luego que su profesión debe ser la de cómico, y soltando cuallquier cosa en sus monólogos, será el que más carcajadas provoque, ganando una pasta por sus múltiples contratos. Y también será el alma de las fiestas, animará incluso al más decaido y en sus ratos libres dará clases de risoterapia. Pero en todos los demás aspectos de la vida, qué triste debe ser que nadie te tome en serio…
13 noviembre 2010 | 15:03
Si es cierto añade algo de bibliografia.
13 noviembre 2010 | 15:14
pues como lo vea batman
13 noviembre 2010 | 15:31
Hubo un hombre que vivió,
allá por los años sesenta,
con el que yo mucho hablaba,
¡Tenía tanta experiencia!
Con una vasta cultura,
de conversación agradable,
tan solo una frases suya,
era una magistral clase.
Incluso solo el dar los buenos días
o al decir buenas tardes,
siempre elegantemente lo hacia
de manera diferente,
y que a mí me complacía.
Muy poco le contestaban
ese original saludo,
que a todas y a todas él daba.
Su rostro a ningún adulto,
lo más mínimo gustaba,
y a los niños aterraba.
No tenía deformaciones,
no tenía defecto ni falta,
pero algo tenía en su rostro
que a todos desagradaba.
Aún me pregunto que era,
y no encuentro la respuesta.
Foto no tengo de él,
ni creo que nadie la tenga.
Vivía solo en su casa,
salía lo imprescindible,
y cuando lo tenía que hacer,
tomaba el itinerario,
por donde menos gente encontrara.
Una vez en una conversación,
ya que hablábamos del tema,
Me dijo: Cuánto no daría yo,
por tener otras facciones,
parecerme a otra persona,
aunque fuese de esas que,
con todo el que te tropieces,
se carcajee de risa.
Y no tener la que tengo,
que cuando me cruzo con alguien
vuelve la cara a otro lado,
o cambia de acera de prisa
para no ser saludado.
Me han dicho que de viejo,
todos sus bienes vendió.
Parte repartió a los pobres,
el resto lo entregó a un asilo,
donde sus días acabó
dicen, que amado y atendido.
13 noviembre 2010 | 15:43
La verdad es que no tiene gracia que se rían de uno constantemente.
A pesar de producir risas en los demás el pobre hombre debe ser un desgraciado.
No poder mantener una conversación normal con nadie le debe hacer preferir estar solo.
Un trauma.
13 noviembre 2010 | 20:08
……………………………………..
13 noviembre 2010 | 21:46
y tu gilipollas………………………. 🙂
13 noviembre 2010 | 22:11
Debe llamarse Hilario, supongo.
13 noviembre 2010 | 23:04
Yo tenía un vecino con el mismo problema.Casado hacía muy poco tiempo, Pablo, vivía al lado de mi casa.
Muy pronto, noté la reacción que él provocaba en la gente: risa.Eran comunes las risitas cuando lo veían venir, la risa ahogada cuando le daban la mano y las carcajadas a sus espaldas, hasta llegué a pensar que la risa era algo inherente a Pablo, y yo misma lo saludaba con un «hola Pablo!» seguido por una risita tonta.
Un buen día, Pablo se separó de su mujer, puso en venta su casa y se fue a vivir a Brasil.Yo quedé desolada, el vecino que más alegrías nos había dado se había ido del barrio.Le pregunté a mi mamá que por qué había sido y me respondió con un contundente «por cornudo!».Yo que en esa época debía tener unos 8 anios no entendía nada.
Finalmente llegué a la conclusión de que los cornudos debían de ser algo muy malo.Si una persona tan absolutamente encantadora tenía que dejar su casa, separarse y además irse a otro país por ser cornudo, no cabía otra posibilidad.Y asi seguí mi vida, intentando alejarme de los Pablos y de los cornudos…
13 noviembre 2010 | 23:32
Alguien querria hilararme los cojones antes de rasurarmelos?
14 noviembre 2010 | 00:21
Pues la risa me queda a mí de leer casi todos los comentarios, casi siempre soy el último por el negrero trabajo mio y como no!!!, también por mi horario.
14 noviembre 2010 | 02:06
Redactor creativo-crítico-constructivo-alternativo
No encuentro la metáfora en el escrito, ni tampoco el interés, sinceramente, y desde el cariño.
14 noviembre 2010 | 06:28
pues yo me mosquearía…… se reían con él o de él…. por que la cosa es bien diferente.
14 noviembre 2010 | 06:59
Por favor, 20 minutos, quitad a Ylo de aquí…no aporta nada, y exasperan sus críticas. Sólo son chorradas.
14 noviembre 2010 | 11:10
No se si nos reiamos de el por ser guapo o ser feo pero daba gracia
14 noviembre 2010 | 12:00
Era Mariano Rajoy ?????
14 noviembre 2010 | 15:03