Goldman Sachs is not an after shave Goldman Sachs is not an after shave

Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Entradas etiquetadas como ‘Ropa Limpia’

Que el “made in Europe” no te engañe: hay trabajadoras más explotadas que en China

"Vidas en la cuerda floja" / Setem

«Vidas en la cuerda floja» / Setem

Siempre miro la etiqueta de todo lo que compro y en la medida de lo posible, intento adquirir sólo el “made in Europe”, como única garantía del respeto a los derechos humanos. Pero hace tiempo que empiezo a sospechar también de ese concepto cuando veo, sobre todo en moda, ropa o zapatos demasiado baratos como para estar hechos aquí. La campaña internacional Cambia tus Zapatos en la que participa la ONG Setem denuncia que muchas de las trabajadoras de los países balcánicos cobran salarios inferiores a los de China.

El informe Vidas en la cuerda floja. Las duras condiciones laborales de las personas que producen calzado en la Europa periférica: Albania, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia denuncia los bajos salarios de las empleadas. En Albania, Macedonia y Rumanía el salario mínimo -140, 145 y 156€ al mes respectivamente- es incluso inferior al mínimo legal en Dongguan (China), que se sitúa en 213€. La diferencia con un salario digno también es mayor comparado con el país asiático.
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Ruta por las rebajas: derechos humanos a precios de saldo

Protesta contra El Corte Inglés / Setem

Protesta contra El Corte Inglés / Setem

Hace tanto calor que si el suelo de Portal del Ángel, la principal calle comercial de Barcelona, se abriera bajo nuestros pies y emergiera el infierno, no nos extrañaría. El aire acondicionado de las tiendas de las grandes marcas es un reclamo difícil de resistir para las miles de personas que transitan cada día por esta calle, acompañado de los carteles de rebajas que gritan sin voz: ¡compre, compre! La ONG Setem se ha propuesto que la orgía consumista de hoy suceda un poco diferente, ejerciendo una vez más de piedra en el zapato para las grandes de la moda, en forma de derechos humanos. La ruta transcurre por las tiendas de H&M, Zara, Mango, Desigual y El Corte Inglés en una suerte de performance que intenta revertir la locura del consumo a precios tan bajos que suponen la explotación de miles de personas en todo el mundo. Así transcurrió la ruta del pasado 21 de julio.

H&M

La clave del éxito de esta multinacional de la moda reside en la lógica low cost: bajos costes de producción = bajos precios. Setem, como miembro de la campaña internacional Ropa Limpia, denuncia que los bajos salarios que impone la marca para vender tan barato suponen un régimen de «esclavitud» para las trabajadoras. Tras el desastre del Rana Plaza, la fábrica textil que se hundió en Daca, capital de Bangladesh, en abril de 2013 y conmocionó al mundo, H&M, firmó un acuerdo para la seguridad en sus talleres que según Setem, no está cumpliendo: «las reparaciones que se detectaron como imprescindibles se han retrasado y siguen dejando a decenas de miles de trabajadoras en riesgo de muerte y lesiones». Lo que sí hay que valorar es que la marca ha hecho esfuerzos por mejorar y «no es casualidad» que en el desastre de Rana Plaza no salieran sus etiquetas, tal y como señalan fuentes de la compañía: «el centro se auditó en varias ocasiones y no cumplió nuestros requisitos de seguridad».

H&M contesta a la ONG diciendo que para ellos es «de máxima importancia» que todas las fábricas que producen para la compañía «sean seguras». Asegura que los proveedores deben cumplir sus requisitos obligatorios de seguridad contra incendios y que reciben «de forma positiva las regulaciones más estrictas». Bangladesh aprobó un Acuerdo de Seguridad de los Edificios y Contra Incendios que H&M juzga como «una transformación íntegra del sector textil» que se está implementando «de forma gradual cada vez en más fábricas». Cita como ejemplo que todos los proveedores de la marca han eliminado los elementos de bloqueo, puertas correderas, persianas y puertas de tipo ballesta.

Infografía del informe Salarios Dignos / Setem

Infografía del informe Salarios Dignos / Setem

Además, la ONG señala también que H&M, Zara, Levi’s, Diesel o Lee siguen vendiendo vaqueros con efecto «desgastado», para cuya elaboración se utiliza la técnica de sandblasting. Este método causa enfermedades pulmonares como la silicosis a los trabajadores que la practican. H&M niega la mayor y asegura que prohibió la agresiva técnica en 2010.

Zara

Con sorna, la guía de esta peculiar ruta explica que esta calle comercial, en vez de llamarse Portal de l’Àngel bien podría llamarse Portal de l’Amancio, por la cantidad de tiendas de Inditex que la habitan: Zara, Oysho, Pull&Bear, Bershka, Stradivarius, Massimo Dutti, Zara Home, Uterqüe… La lista conforma el grupo textil más importante del mundo, que este año ha disparado sus ventas hasta los 20.900 millones de euros, un 15,4% más que el año anterior. El beneficio neto de Inditex ascendía en marzo de 2016 a 2.875 millones de euros. La compañía acordó repartir 37,4 millones entre la plantilla como «bonus» por la mejora de sus resultados. Sin embargo, en esa plantilla no están incluidas las miles de trabajadoras de las subcontratas que cosen cada día la ropa que vende la multinacional.

Amancio Ortega, que nació en el seno de una familia humilde, pronto vio el negocio en mantener precios bajos y sacar dos productos nuevos al mercado cada semana, cuenta la guía de Setem: «al principio subcontrataba a trabajadores en España; no se centraba en la seguridad, sólo en la calidad del producto». Con esas premisas, pronto se vio obligado a deslocalizar la producción, que llevó a países como Bangladesh, Camboya o India, donde Setem contrasta que las empleadas trabajan 60h a la semana y en algunos casos tienen incluso prohibida la asociación. Para la ONG, el argumento de que las mujeres aceptan esos trabajos pero son libres de no hacerlo no es válido porque tienen poco donde elegir y sobre todo, porque los beneficios que maneja la empresa no justifican la precariedad de su «subplantilla».

Mango

Con 107 millones de beneficio en 2014 y más de 2.300 millones de euros en ventas, Mango es otra de las grandes multinacionales del textil. «Aunque diga que es catalana, toda su producción está en China, Bangladesh, Vietnam, Pakistán…», explica Setem. Tras el derrumbamiento del Rana Plaza, Mango se negó a pagar la indemnización a las familias de los fallecidos y heridos porque esgrimió que sólo había hecho a la fábrica un pedido de prueba. Cuando The New York Times desmontó sus excusas, averiguando que varios trabajadores del edificio habían empezado a producir para ellos, la marca aceptó formar parte del fondo creado por otras 4 marcas textiles para indemnizar a las víctimas.

A pesar de la desgracia, Mango todavía no se ha comprometido a garantizar un salario digno para las personas que trabajan en sus fábricas proveedoras, ni lo incluye en su código de conducta, porque se jacta de pagar el salario mínimo de cada país. Para poner negro sobre blanco las cifras de este debate, Setem puso en marcha la campaña Salarios Dignos. Por ejemplo, mientras en Bangladesh el salario mínimo es de 50,32€ al mes, la ONG estima que se necesitan 259,80 para poder comer, pagar una vivienda, comprarse ropa, pagar el transporte y reservar algo para ahorrar. Lo que cobran ahora no es ni la quinta parte de lo que necesitan.

Desigual

El otro gran buque insignia de la moda catalana es también el campeón de la falta de transparencia: no ha contestado ni a uno solo de los estudios de la campaña Ropa Limpia sobre condiciones de sus trabajadores. A esa falta, Setem suma la de incorporar la precariedad también a los trabajadores de las tiendas en España (sólo en Barcelona, la marca tiene 21), que abren todos los domingos pero si trabajan en día festivo cobran como si fuera laborable.

El Corte Inglés

También había etiquetas de sus marcas en el derrumbamiento del Rana Plaza. La campaña Ropa Limpia estima que 120 de los trabajadores fallecidos en el edificio producían para El Corte Inglés. Además, Setem acusa a los grandes almacenes españoles de tener a muchos empleados trabajando sin contrato y cobrando 40€ al mes, una cifra que está incluso por debajo del salario mínimo en el sudeste de India, fijado en 50€.

Quizá la próxima vez que transcurran por los Portales del Ángel de cada ciudad -esas calles comerciales cada vez más calcadas unas de otras que han diluido la identidad de los centros históricos- lo hagan con otros ojos.

Por qué deberías preocuparte si tienes zapatos de cuero

Trabajadores senegaleses en la industria del cuero en Italia / Setem

Trabajadores senegaleses en la industria del cuero en Italia / Setem

Hace más o menos un año publicábamos un artículo sobre la industria de los zapatos y las insufribles condiciones de los trabajadores de su industria, además de las consecuencias para el medioambiente. Lejos de mejorar, la situación ha empeorado: esas condiciones laborales deplorables se sufren también en Europa. La campaña Cambia Tus Zapatos, de la ONG Setem, denuncia la precariedad de decenas de trabajadores en suelo europeo. Italiano, concretamente. Lee el resto de la entrada »

¿Están tus zapatos manchados de sangre?

Naga Bai, por Regina Webhofer y Christina Schröder / SüDWIND

Naga Bai, por Regina Webhofer y Christina Schröder / SüDWIND

Me asusta cuando veo a alguien entrar a una zapatería, probarse un par de zapatillas guapísimas, mirarse en el espejo y desembolsar 60€ sin pararse a mirar ni siquiera dónde se han hecho sus zapatos nuevos. Me asusta, en general, nuestra forma de consumir. Que hayamos llegado a saberlo todo de las últimas tendencias y poco, muy poco, de lo que hay detrás de ellas. Que consumamos a este ritmo. Que busquemos, en un par de zapatos nuevos, el reconocimiento, el estilo, la felicidad. Si quieren formar parte del viaje, vamos a conocer cómo se hacen ese par de zapatos.

Antes de eso, una historia para entrar en materia: Naga Bai (nombre ficticio), tiene 65 años y trabaja cosiendo zapatos desde hace más de 20 en Ambur, India. Por cada par recibe 0,14€ y consigue coser, como máximo, 10 pares al día. Sí, eso son 1,5€. Podríamos pensar que con 1,5€ en la India eres rico, si nos ponemos en plan neoliberales sin escrúpulos. Pues no: un kilo de arroz roza los 0,60€. Es como si en España nos saliera por 34€, para hacernos una idea. Además, como trabaja desde casa y es mujer, no tiene derecho a prestaciones; ni pensión ni seguro médico.

Además de los escasos derechos laborales, con salarios que no alcanzan ni el estándar mínimo, se suman los problemas de salud asociados a los procesos de fabricación. El cuero de los zapatos se encurte con cromo y en países como India, no se establecen mecanismos para prevenir enfermedades. Las cosas pueden llegar a puntos trágicos como el pasado 15 de enero de 2015. Nueve trabajadores y un vigilante murieron aquella noche en una curtiduría de Tamil Nadu (India), en la que se derrumbó un tanque de reciclaje de residuos que inundó las instalaciones. Los fangos que contenía el tanque eran tóxicos y por supuesto, la construcción no cumplía las normas de seguridad. Son casos que ha recogido la ONG Setem en su última campañaCambia tus zapatos Lee el resto de la entrada »

¿Nacidas para coser?

Trabajadoras de una fábrica textil en Bangalore (India) se manifiestan contra sus condiciones laborales / Captura del documental "Las costuras de la piel"

Trabajadoras de una fábrica textil en Bangalore (India) se manifiestan contra sus condiciones laborales / Captura del documental «Las costuras de la piel»

Si hay una injusticia en este mundo que se escribe con letras mayúsculas es el hecho de ser pobre o rico por razones de nacimiento. Es un hecho: dime de dónde eres y te diré qué nivel de vida tienes.  Pero, si además de ser pobre eres mujer, el problema se incrementa en forma discriminación por género, explotación intimidatoria, violencia física en general y sexual en particular. Las trabajadoras textiles de la India y Bangladesh lo saben muy bien -aunque, por desgracia, son sólo un ejemplo de muchas en todo el mundo-. Ahora, por primera vez, las trabajadoras de una fábrica textil en Bangalore (una de las principales zonas exportadoras de ropa a nivel mundial) se han puesto en pie de guerra contra sus jefes, y hasta han fundado un sindicato, saltándose la estricta prohibición.

Así lo muestra el documental «Las costuras de la piel», realizado por No Dust Films, que ha sido posible gracias a la financiación colectiva y que se preestrenó el pasado 6 de febrero en los cines Maldà de Barcelona. El documento nos muestra la cruda realidad de las trabajadoras textiles de la fábrica Goldenseam, quienes cobran unos 2,50 euros diarios trabajando más de 60 horas a la semana y bajo unas condiciones deplorables, con unos niveles de toxicidad química que las hacen enfermar. Ellas afirman sufrir chantajes diarios por parte de sus superiores para disuadirlas de protestar por su situación laboral y aseguran recibir maltrato físico y psicológico. Pone los pelos de punta ver cómo los superiores de estas mujeres, todos hombres, enmudecen de impotencia al verlas defendiendo firmemente sus derechos como trabajadoras y como mujeres. ¿Es este un caso aislado? No, es uno de tantos.

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Sweat Shop: moda barata de la muerte

Una familia Camboya

Una familia camboyana se traslada en motociclieta por las calles de Camboya/ EFE

“Están jodidos porque nosotros vivimos muy bien”. Esta es la conclusión que llega Ludvig, un joven noruego de 20 años que, tras varios días en Camboya, conoce en sus propias carnes la pesadilla de trabajar en una fábrica textil en ese país.

“¿Qué sucede si envías tres jóvenes noruegos a Camboya a conocer las personas que cosen ropa?” Pues esta pregunta es la que pretende responder el peculiar reality show noruego “Sweat Shop” (versión en español), que literalmente, quiere decir fábrica del trabajo agotador.

Frida es una chica apasionada por la moda Vintage, Ludvig reconoce que es adicto a comprar  ropa, mucha de la cual nunca se llega a poner, y Anniken confiesa que, antes de ser una popular blogger de moda en su país, se gastaba 600 euros al mes  en ropa, ahora se la regalan. Estos tres jóvenes viajaron a Camboya para conocer in situ como era la vida de una trabajadora de la confección y las condiciones en las fábricas textiles en ese país.

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