El informe Vidas en la cuerda floja. Las duras condiciones laborales de las personas que producen calzado en la Europa periférica: Albania, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia denuncia los bajos salarios de las empleadas. En Albania, Macedonia y Rumanía el salario mínimo -140, 145 y 156€ al mes respectivamente- es incluso inferior al mínimo legal en Dongguan (China), que se sitúa en 213€. La diferencia con un salario digno también es mayor comparado con el país asiático.
Además, el trabajo en estos países es mayoritariamente femenino: entre el 70 y el 80% de las trabajadoras son mujeres, lo que sigue presionando a la baja los salarios dada la discriminación de género. Según estima Setem, para que el salario de macedonias, rumanas, albanesas y bosnias fuera digno, tendría que multiplicarse por entre cuatro y cinco. Se entiende por salario digno el ingreso suficiente para mantenerse a sí mismas y a sus familias.
El salario mínimo en los Balcanes es de pobreza porque está por debajo del 60% del salario medio del país. Las familias en esa situación, entrevistadas para el estudio, cuentan que se ven obligadas a recortar sus actividades de ocio e incluso la alimentación. Hay más: en Rumanía, muchas de las trabajadoras declaran no poder pagar las facturas de suministros regularmente, se ven obligadas a pedir prórrogas para pagar el alquiler, lo que imposibilita su acceso a préstamos para vivienda, se endeudan con familia y amistades, dejan de hacerse revisiones médicas y un largo etcétera.
¿Qué hace la Unión Europea al respecto, que tiene abiertas con estos países distintas vías de futura incorporación al club de los Veintisiete? Lejos de intentar poner remedio, acusa a la Comisión Europea, al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial de “fomentar” las restricciones salariales poniéndolas como condición para conceder créditos a estos países. Muchas de las entrevistadas relatan también vulneraciones de los derechos laborales como horas extra no remuneradas, dificultades para disfrutar de sus vacaciones anuales al completo, impago de las cotizaciones al sistema de seguridad social, temperaturas extremas en las fábricas o riesgos para la salud por sustancias tóxicas.
Además y como era de esperar, las trabajadoras sienten también miedo a organizarse, por lo que les es difícil establecer una interlocución en las fábricas con sus dirigentes. Con este panorama, José Luis Mariñelarena, portavoz de la campaña Cambia Tus Zapatos en España hace un llamamiento a marcas y minoristas “para que realicen exhaustivos controles de Debida Diligencia para garantizar el respeto de los derechos humanos y la adhesión a las leyes laborales a lo largo de toda su cadena de suministro”. Podéis añadir vuestro granito de arena exigiendo más información cada vez que queráis comprar un par de zapatos. Sólo así las empresas se verán obligadas a ser cada vez más transparentes.
http://www.rtve.es/television/20140121/portada-capital-trapos/855120.shtml
27 abril 2017 | 10:53
Dices: «Podéis añadir vuestro granito de arena exigiendo más información cada vez que queráis comprar un par de zapatos.»
O muebles en Ikea ¿Sabes lo que cobran quienes los manufacturan?
No sabes lo que cobran, ni sus condiciones laborales.
27 abril 2017 | 19:04
Hola, hay un importante error factual en el artículo: El salario mínimo en Rumanía no es de 156€, es de 320€ aproximadamente (1.450 lei rumanos), desde febrero de 2017.
Fuente Oficial:
https://static.anaf.ro/static/10/Anaf/legislatie/HG_1_2017.pdf
Dicho esto, es correcto que las condiciones salariales en China han cambiado mucho desde hace 25 años, y la renta media en China es hoy algo superior a la de países como Rumanía, Serbia o Macedonia. Estos países también han crecido económicamente y se han industrializado, pero a menor velocidad que China.
El FMI y otras organizaciones internacionales no están en contra de las subidas salariales (que están siendo grandes en Rumanía y Serbia), pero sí piden que sean proporcionales al aumento de la productividad.
28 abril 2017 | 15:09