Un cuento corriente Un cuento corriente

Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

¿El problema es la Sicav, o el movimiento de capitales sin control por todo el mundo?

Ayer publicaba un artículo contando detalles sobre cómo Caja Madrid, durante la presidencia de Miguel Blesa, gestionaba y atraía a las grandes fortunas (y sus Sicav). Como bien me recordaron, y aunque yo no decía lo contrario, es cierto que mediar para atraer y retener a esos grandes patrimonios es parte del trabajo diario de un presidente de una gran entidad financiera.

Dinero

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No digo que cometiera ningún delito atrayendo Sicav a Caja Madrid; lo que me interesa es mostrar cómo funciona el sistema mediante el cual las grandes fortunas logran mantener sus patrimonios y sus rentas en España sin pagar las tasas impositivas que sí nos vemos obligados a pagar el resto de ciudadanos. Las Sicav, gestionadas en la práctica como una sociedad personal (o familiar), permiten entre otras cosas diferir infinitamente el pago de impuestos, o pedir un crédito millonario (libre de cualquier tributo) con la garantía de la propia sociedad de inversión (teóricamente) colectiva. Es un instrumento, en definitiva, que más allá de su famoso tipo impositivo del 1% ofrece todo tipo de facilidades para mantener un elitista nivel de vida sin pagar impuestos por ello.

Ahora bien, tal como me comentaba ayer un catedrático de Economía, hay que ser plénamente conscientes de que España, por si sola, no puede (ni debe) abolir las Sicav, ni aumentarles la fiscalidad, ya que una medida unilateral en este sentido supondría, dicen, una retirada masiva de estas sociedades y una fuga de capitales hacia aquellos países en los que sí se cuidaran los grandes patrimonios al gusto de sus dueños. No podemos permitirnos prescindir de estos patrimonios ya que, aunque no tributen, sí que incrementan la capacidad inversora de España. Dejarlos marchar a otras latitudes sería un error que descapitalizaría al país y beneficiaría a los competidores. Y es que, en el actual sistema económico mundial, los más libres son los capitales, que pueden moverse prácticamente a su antojo.

Y es este precisamente el problema de fondo que explica la baja tributación de los más ricos: En un mundo globalizado, con libertad de circulación y con todas las herramientas de asesoría a su disposición, los grandes patrimonios lo tienen muy fácil para escoger el destino donde custodiar sus ahorros y rentas. Sin un acuerdo a escala internacional, o como mínimo europea, tendremos que seguir lidiando con las Sicav como un mal menor. Otro tema sería que a los supervisores les diera por investigar las irregularidades de buena parte de estas sociedades «colectivas».

4 comentarios

  1. Dice ser Alvaro

    La pregunta que me hago siempre: dicen que si subimos los impuestos a esta gente se irán a otro lado , pero, ¿queremos que esta gente que no paga impuestos (o trapichea para no hacerlo) se quede? Al fina l oque pasa es que se van los trabajadores y se quedan los parásitos…

    24 enero 2014 | 12:23

  2. Dice ser Sicoloco del casting de Foolyou

    ¿De que nos sirven aqui unos millonarios que no mueven su dinero del banco? que les suban los impuestos o que se vayan.

    24 enero 2014 | 12:30

  3. Dice ser ANTONIO LARROSA

    EL DINERO ABRE PUERTAS , PIERNAS, BOCAS Y CULOS.

    Hoy cumplo 77 años, estoy bien, no me feliciteis, leed mi Web mis novelas y mis blogs y me sentiré mejor http://antoniolarrosa.com .

    24 enero 2014 | 14:00

  4. «Cautivo y desarmado el más inocente recuerdo del estado social, la crisis ha terminado. Este podría ser el parte final de esta última fase de unas hostilidades iniciadas oficialmente en septiembre de 2008, tras la voladura de ese “Maine” simbólico que fue la quiebra de Lehman Brothers. Hoy todos se llenan la boca con la consolidada recuperación de la economía, con los buenos resultados de los índices bursátiles y las previsiones macroeconómicas para 2014, aunque todos admitan también que el crecimiento será insuficiente para generar empleo, que la desigualdad y la pobreza son ya el nuevo fantasma que recorre Europa y que la reactivación es tan tímida que amenaza con agotarse al menor catarro de los Brics, o ante la más ligera recaída reumática de Alemania o Francia. Puede que por ello, previsor como pocos, Mariano Rajoy haya optado por cerrar 2013 con la adquisición de camiones con cañones de agua, no vaya a ser que las endebles perspectivas de optimismo obliguen a aplacar imprevistos focos de resistencia.

    En cualquier caso, lo que esta superación de la crisis, legitimada por los editoriales del grupo Prisa, pone definitivamente de manifiesto es la superación de las teorías leninistas que consideraban el imperialismo como la fase superior del capitalismo. Hoy sabemos que el contradictorio desarrollo de las relaciones de producción y las fuerzas productivas que diría la vieja terminología marxista hoy en recuperación, no ha concluido en el modelo monopolístico teorizado por el dirigente bolchevique en plena Gran Guerra cuyo centenario se conmemora precisamente este año. Por el contrario, el sistema económico ha demostrado su disposición a adentrarse con paso firme por los senderos de aquella barbarie anunciada por Rosa Luxemburgo.

    Por lo pronto, el casino financiero internacional, en cuya ruleta se dirime desde hace años la deriva de la economía mundial, ya no confía en el vigor de las antiguas potencias occidentales e incluso recela de las fuerzas reales de esos países emergentes tan alabados hasta hace bien poco. Ahora la bolita que gira en su azaroso discurrir entre el rojo y el negro, centra todo el interés de las apuestas en lo que, según la terminología acuñada por el economista Farida Khambata, se ha venido en llamar “mercados fronteras”, integrados por territorios tan heterogéneos como Kenia, Argentina, Pakistán, los Emiratos Árabes o Vietnam. Países en vías de emerger a un incógnito desarrollo, que en conjunto representan demográficamente un apetecible mercado, acumulan buena parte de las reservas energéticas, cobijan una mano de obra en proceso de saldo y, lo que es más importante para los cálculos de riesgo, presentan unos índices de crecimiento bursátil sin competencia posible en otras latitudes.

    Es así como el capitalismo está logrando invertir su viejo ideario de progreso, manteniendo intacta la misma canción. Si las esperanzas económicas pasaron primero del agotado centro a la segunda esfera en la periferia, hoy se centran en ese horizonte más lejano de los países frontera, en un dantesco peregrinar que conduce inevitablemente al círculo último en los abismos. Por ello no resulta sorprendente la decisión de la multinacional sueca H&M de trasladar su producción a Etiopía, donde los 45 euros al mes que allí cobra un trabajador les permiten márgenes de beneficio mucho más atractivos que los 300 euros que hoy tienen que pagar a sus abusivos empleados chinos.

    Y en medio de este panorama, la troika, con la aquiescencia del gobierno, insiste en que España debe profundizar su reforma laboral. Para echarse a temblar… O al monte».

    por José Manuel Rambla | Periodista
    nuevatribuna.es | 09 Enero 2014

    25 enero 2014 | 11:10

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