Todo es coyuntura Todo es coyuntura

La vida tiene mil detalles. Ninguno permanece… por suerte o por desgracia.

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Fuerzas vivas… y muertos

Monumento a Cervantes

De izquierda a derecha: Pedro Corral (delegado de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid), Joaquín Martín Abad (vicario de Vida Consagrada del Arzobispado de Madrid), Darío Villanueva (director de la Real Academia), Ana Botella (alcaldesa de Madrid) y el general de brigada Antonio Nadal. FOTO: Ayuntamiento de Madrid.

Por fin. Tras haber estado trabajando más un año en el proyecto, se hizo la convocatoria definitiva en la iglesia de las Trinitarias.

Fue el último acto oficial de Ana Botella como alcaldesa. Orgullosa estaba de que así fuera, tal y como ella misma manifestó.

Para tal magnánimo acontecimiento –recordemos, mostrar una placa (con errata incluida) que asevera que allí descansan los huesos de Cervantes–, la aun alcaldesa se rodeó de lo mejor de las fuerzas vivas del momento, como en otrora ‘mejores’ tiempos… Iglesia y Ejército flanqueando a los próceres políticos y culturales para hacerse la foto.

Si Cervantes levantara la cabeza alucinaría. Digo yo que a la nueva alcaldesa no le dará por este tipo de convocatorias, a no ser que recurra al también en mejor vida Luis García Berlanga para organizar estos esperpentos. Al menos nos reiríamos un poco.

Tira de la manta, pequeño Nicolás

Necesitamos un biopic ya. Que nos hagan una miniserie para las sobremesas de los domingos.

Que nos cuenten con detalle la corta y azarosa vida del pequeño Nicolás, amigo, conseguidor, negociador en altas esferas diplomáticas y del PP.

Qué fenómeno el muchacho, qué fotogenia: con el rey, con Aznar, con Botella y hasta con Esperanza Aguirre y Ana Rosa Quintana al alimón (solo le faltó en esa foto echar sus brazos sobre los hombros de tan distinguidas damas).

Francisco Nicolás

El ‘pequeño Nicolás’ con Ana Rosa Quintana y Esperanza Aguirre.

Y todo como si nada. El imberbe Nicolás se acoplaba en cualquier sitio como un protagonista más. Pero ahora, una vez detenido, nadie parece conocerlo. Raro…

¡Dale, Nicolás! Tira de la manta. Cuéntanos –delirios de grandeza aparte– quién te ha metido en este lío, cuándo y por qué.

A no ser que no puedas, que lo mismo te ha llegado ya un mensaje al móvil: «Nico. Lo entiendo. Sé fuerte…»