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La vida tiene mil detalles. Ninguno permanece… por suerte o por desgracia.

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El coste de la otra casta

Rouco Varela

El exarzobispo de Madrid, Rouco Varela. FOTO. EFE

Al que fuera arzobispo de Madrid le han puesto un piso. Literal. El arzobispado de Madrid ha hecho una reforma propia de un palacete (más de medio millón de euros para acondicionar una vivienda de 370 metros cuadrados) para que el ínclito Rouco Varela viva como los ángeles, casi rozando el cielo en un lujoso ático de la calle Bailén.

La Iglesia sabrá en que se gasta sus dineros. Si decide invertirlos en que un cura retirado viva en un casoplón o prefiere destinarlo a desahuciados sin vivienda, por poner un sencillo ejemplo.

Lo que no me parece de recibo es que las administraciones públicas sigan el juego y otorguen a la Iglesia prebendas propias de otros tiempos.

La ‘casita’ de Rouco está exenta de pagar el IBI por una curiosa normativa que permite que las propiedades de la Iglesia no paguen este impuesto, que en este caso particular sería de no menos de 3.500 euros. El coste que nos cuesta la otra casta.

Nuevos barrios

Cuando comenzó la crisis había en un descampado de uno de los nuevos barrios de Madrid un gran cartelón con un logo de la Comunidad que rezaba algo así como: «Espacio dotacional reservado para la construcción de un centro de la tercera edad».

El cartel se fue oxidando a la misma velocidad que se hundían las constructoras. De repente, el cartelón desapareció.

Valdebebas

Una calle del nuevo barrio de Valdebebas. (FOTO: Jorge París)

No se ha vuelto a saber nada de él, ni de la residencia de ancianos, biblioteca, instituto, mercado o centro de salud que necesita la zona.

Hoy día, el nuevo barrio de Valdebebas está en situación parecida. La falta de previsión de las administraciones ha provocado que los vecinos estrenen sus casas y que en sus calles no haya ni colegio, ni ambulatorio, ni farmacias, ni tiendas… Tan solo una línea de autobús. Por no tener, no hay ni siquiera un cartelón que les dé algo de esperanza.