
Grupos de violentos, en una pelea en el entorno de Río Manzanares.
Se hacen llamar a sí mismos aficionados al fútbol. Hay quien dice que son los seguidores más acérrimos de sus clubes. Los ultras de los equipos de fútbol llevan años campando a sus anchas por los estadios. A veces incluso con ubicaciones preferentes en las gradas y con descuentos en el precio de las entradas.
Pero no nos engañemos; estos no son ni de lejos aficionados al fútbol, ni amantes del deporte, ni siquiera fieles seguidores de los equipos a los que dicen defender. Son simplemente delincuentes, personas violentas que buscan la zona oscura del deporte, la amenaza y la violencia gratuita, escudándose en el fútbol como se podían parapetar en cualquier otra afición.
No merecen ni un minuto más en ningún campo de España. Si quieren seguir amenazando, insultando y pegando, que lo hagan… pero en el turno de patio de Alcalá-Meco.