Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

Archivo de la categoría ‘Hazañas Bélicas’

Nanotúbulos en la cimitarra

Durante siglos las espadas de acero de damasco fueron la más avanzada tecnología bélica y manufacturera disponible en el mundo. Su fabricación era una increíble cadena de técnicas engarzadas a lo largo de los siglos por la evolución del comercio y la artesanía. Su creación empezaba con el wootz, en la India o las playas del norte de Ceylán (hoy Sri Lanka) y acababa en Japón o en Oriente Medio, y reunía depósitos minerales de rara composición y vientos monzónicos con hornos de fundición peculiares y recónditas técnicas de forja para dar lugar a hojas de increíble dureza y flexibilidad. Sus mortíferos filos, capaces de cortar seda en el aire o de atravesar el hierro sin perder corte, eran particularmente reconocibles por el patrón de ‘aguas’ del acero [imagen], que lo hacían único. Esta elaborada conjunción de tecnología y comercio se perdió por completo hacia mediados del siglo XVIII, y los metalúrgicos modernos intentan reproducir aquellas míticas hojas.

Recientes análisis indican que sin saberlo, por técnicas de ensayo y error depuradas a lo largo de milenios, los creadores del acero de damasco no sólo eran capaces de entrelazar al máximo de su capacidad y utilidad las diversas fases de esta aleación de hierro, carbono y diversas impurezas esenciales, sino que sus técnicas creaban en el filo algo más: nanotúbulos y nanoalambres de carbono. Las estructuras hiperresistentes que la más avanzada ciencia de los materiales es capaz de crear ya estaban reforzando los implacables filos del acero medieval. El pasado todavía nos da sorpresas.

Robots armados: una gran idea

Durante siglos los militares se han empeñado en hacer de los soldados robots humanos, así que no es de extrañar que el siguiente paso en la evolución de la milicia sea electromecánico. Enfrentados con una forma particularmente virulenta del dilema defensivo del Primer Mundo (somos demasiado pocos y vivimos demasiado bien para disponer de un gran ejército), Corea del Sur ha optado por que la tecnología reemplace a la soldadesca, y ha creado un robot centinela armado con una ametralladora y dotado con software de localización, seguimiento y ataque de intrusos. La máquina es capaz incluso de solicitar verbalmente la rendición del invasor, y de reconocer cuando levanta los brazos. No está claro si hay un humano en el circuito o si es un cerebro electrónico el que toma la decisión de disparar, con inhumana puntería, lo cual es preocupante. Al menos no lo han dotado de capacidad de desplazamiento: si tuviera ruedas, orugas o patas sería mucho más inquietante. Todavía.

Cualquiera que haya jugado a Half Life conoce estas autoametralladoras sobre trípode, que hay que eliminar a base de granadas en este juego. En la vida real vigilarán para evitar las infiltraciones en la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur, gélido reducto de la Guerra Fría, y no serán tan sencillas de acallar. Si no fuese porque sus balas son mortales, el vídeo promocional de esta verdadera (¿y autónoma?) máquina de matar resultaría casi cómico. ¿Es ahora el mejor momento para armar a los robots, justo cuando han descubierto que la carne humana sabe a panceta?

Gracias, Slashdot

Es mucho peor, amigo Zin

Mi admirado co-bloguero Hernán Zin escribía hace unos días sobre una misteriosa y desconocida munición usada por Israel en su reciente ataque al Líbano. Un arma cuyos devastadores efectos eran desconocidos para los médicos locales, desgraciadamente duchos en todo tipo de heridas de guerra. Según parece se trata de munición tipo DIME (Dense Inert Metal Explosive, explosivo de metal denso inerte), diseñada para reducir los daños colaterales concentrando toda la energía de la explosión en un radio reducido. Sus efectos encajan con las descripciones de los doctores libaneses citados por Zin: los explosivos DIME son capaces de amputar limpiamente un miembro dejando el resto del cuerpo intacto: funcionan como un láser que destruye hasta una pared invisible, y no afecta al resto. Lo peor es que además de las terribles heridas que deja, hay indicios de que podría ser cancerígeno. Muy cancerígeno, para los heridos.

DIME funciona mezclando un polvo metálico inerte muy fino, normalmente de wolframio, con el explosivo. Este polvo actúa como micrometralla, que absorbe y frena la explosión, limitando el daño; así se pueden construir bombas capaces de concentrar toda su fuerza explosiva en un radio de tan sólo 7 u 8 metros. Dentro, todo queda desintegrado; a 10 metros no se mueve una hoja. Las amputaciones ocurren justo en la frontera. Lo malo es que no se conocen bien los efectos biológicos del wolframio en los tejidos; al menos un experimento con animales mostró que el 100% de los que recibían un implante de este metal desarrollaban un tipo poco común de cáncer en pocos meses. Es un resultado preliminar, y la fisiología de las ratas no es idéntica a la humana, pero es preocupante, porque los heridos con armas DIME tienen micrometralla de wolframio en sus carnes. De hecho EEUU todavía no utiliza esta munición, a la espera de más conocimientos, pero se cree que Israel sí las ha usado. A lo peor las terribles heridas de los libaneses son sólo el principio de su calvario.

Cambiado el nombre del tungsteno el 3/11/2006. Wolframio y Tungsteno son dos nombres del mismo elemento; en honor a los Hermanos Elhuyar quizá sea más correcto usar Wolframio en España. Gracias, Versvs.

El cortacéspedes de Mikhail

A los 82 años el soldado ruso Mikhail Kalashnikov declaró que ojalá hubiese creado un cortacéspedes, en lugar de diseñar el fusil de asalto más famoso del siglo XX… y del XXI al paso que vamos: el AK-47. Reconocible al instante, extremadamente letal, prácticamente indestructible, barato y sencillo de manejar, el AK-47 es el arma preferida de guerrillas, ejércitos sin recursos, criminales y terroristas. Hasta el punto que se han fabricado más de 100 millones de ellos en sus diferentes versiones; sin contar los fabricados artesanalmente ni los numerosos diseños derivados (AK-74, rifle de francotirador Dragunov) o copiados con o sin licencia (Valmet Rk62/72/95 finlandés, Galil israelí, Vektor R4 sudafricano, APS95 croata, Tipos 56/68/81/86 chinos, entre muchos otros). Es probable que sea el arma que más gente haya matado en la historia, dado que las nucleares (afortunadamente) se han empleado poco: parece que se nos da mejor matar al por menor.

La clave de su continuado atractivo está en su diseño; la simplicidad y robustez de su tecnología hacen del AK-47 una máquina barata de fabricar y capaz de funcionar sin cuidados durante años y años, en pésimas condiciones climáticas y de entorno (polvo, barro, agua, arena). Sencillamente, nunca deja de matar. Como arma es una pena: su baja calidad de construcción lo hace poco preciso. Pero su alta tasa de fuego y la contundencia de su calibre lo hacen un enemigo formidable. Como una azada es tan sencillo que es casi imposible de romper, y si se rompe es muy sencillo de arreglar.

Kalashnikov lo diseñó tras su experiencia de fusilero en la Segunda Guerra Mundial, en la que ya los diseños de armas automáticas rusas eran conocidos por su robustez y fiabilidad; los soldados alemanes en Stalingrado cambiaban en cuanto podían sus elegantes y letales Schmeisser por contrapartes soviéticas como la PPSch-41 o PPS-43, que tenían la ventaja de seguir funcionando a 30 bajo cero y cubiertas de barro. Lo mismo ocurre con el AK-47, que puede disparar en manos no entrenadas minutos después de ser desenterrado tras 10 años oculto. Lo cual asegura que, para mal de todos, seguirá con nosotros durante decenios. Un libro recién publicado analiza su terrible pasado, su oscuro presente y su inquietante futuro. Sí; ojalá Kalashnikov hubiese dedicado su talento a la maquinaria de jardín.

Balada de Balad

En los últimos días las tropas estadounidenses han tenido que intervenir, con no pocas bajas, para recobrar el control de la ciudad iraquí de Balad, a unos 70 kilómetros al norte de Bagdad. La nueva policía iraquí fue incapaz de controlar la escalada de enfrentamientos sectarios, y los combates han sido duros y han dejado un poso amargo, claramente visible en obras como éste reportaje de un fotógrafo británico. Lo más llamativo de todo es que la ciudad de Balad está al lado de la principal base estadounidense en Irak, situada en la antigua Base Aérea de Balad, hoy llamada Camp Anaconda. La magia de Google Earth nos permite un fascinante vistazo a este reducto estadounidense en plena mesopotamia.

La base de Balad tiene dos pistas de casi tres kilómetros y medio [arriba], y numerosos refugios para aviones (llamados ‘yugos’ por su origen yugoslavo): era una de las bases principales de la Fuerza Aérea iraquí de Sadam, y como tal objeto de las ‘atenciones’ de los EEUU durante las dos guerras. Ahora alberga más de 20.000 estadounidenses en sus 25 kilómetros cuadrados, rodeados por un perímetro protegido de más de 20 kilómetros de longitud. Dentro del ‘alambre’ (como llaman en argot los soldados a la valla) es otro país, con todo tipo de servicios divididos por ‘barrios’ y hasta una piscina olímpica, junto a un polideportivo. Situada en el centro del país, los aviones y helicópteros basados en Camp Anaconda pueden alcanzar cualquier rincón de Irak en minutos. Lo que no impide que Balad-ciudad, a menos de 20 kilómetros, se descontrole, o que los ataques sobre la propia base sean comunes. Como delata la disposición de los aviones y helicópteros, separados unos de otros.

Las fotografías de satélite permiten ver detalles fascinantes dentro de la base, como aviones sin piloto Predator junto a algún F16 Fighting Falcon [arriba]. Pero sobre todo hay dos tipos de aparatos; por un lado están cargueros y transportes, desde los pesados C5 Galaxy y Antonov AN12 [derecha] a los ligeros bimotores C12 Huron, pasando por los medianos C23 Sherpa.

Y después están los helicópteros [izquierda], que monopolizan una de las pistas. Pueden reconocerse varios modelos como el transporte bihélice CH47 Chinook, el utilitario UH60 Blackhawk y el artillado AH64 Apache (estos últimos difíciles de distinguir en las fotos). Irak, como Vietnam, está resultando ser una guerra de helicópteros.

Y de Google Earth, gracias a cuyas fotos pueden distinguirse incluso curiosidades, como helicópteros en vuelo o un par de abandonados biplanos Antonov AN2 ‘Colt’ dentro del recinto. Nunca antes había sido posible contemplar una base principal de un contendiente durante una guerra.

Camp Anaconda en Google Earth

Añadidos enlaces el 25/10/2006

Guerra de tanques como relax

La animada actividad lúdica conocida como Paintball, consistente en dispararse balas de pintura coloreada unos a otros como si fuese una guerra pero de broma, ha quedado convertida en un juego para niños pequeños. La nueva frontera ha sido creada por la empresa británica Funday, que ofrece combates de paintball, pero con tanques. Técnicamente se trata de obsoletos transportes de tropas acorazados FV432 dotados de una torreta armada con un cañón de 40 mm. Que sólo dispara, ay, balas de pintura, como en la versión convencional de infantería pero a lo bestia. 2 horas cuestan 110 euros, con la posibilidad de conducir el ‘tanque’ y de ejercer como comandante de carro, dando órdenes y disparando contra el ‘enemigo’. El que más manchas de pintura tenga al final, pierde. ¿Qué será lo siguiente, artillería de pintura? ¿Nucleares de pega?

Gracias, Fark.com

Gatillazo nuclear

Después de tanto llanto y crujir de dientes tal vez el ensayo atómico de Corea del Norte no haya sido tal. Se baraja la posibilidad de que la explosión no fuese nuclear sino convencional, provocada por el expeditivo procedimiento de empaquetar una (gran) cueva con entre 500 y 800 toneladas de TNT y provocar su voladura. No sería la primera vez que se confunde una gran explosión convencional con una prueba nuclear; en 2004 los mismos norcoreanos asustaron ya a medio mundo de esta forma. Una falsificación debería ser fácil de diferenciar de una genuina explosión nuclear, ya que es imposible hacer estallar tantos explosivos de modo completamente simultáneo, así que la ‘firma’ sismográfica es diferente. Además, no habría contaminación radioactiva de ninguna clase.

Más interesante sería la posibilidad de que haya sido un genuino ensayo nuclear, pero fallido; que el dispositivo norcoreano haya resultado un fiasco por un fallo en su diseño. Esto puede resultar en el llamado fizzle yield (algo así como potencia de gatillazo), el mínimo tamaño de explosión que puede provocar un arma nuclear. Y que, casualmente, ronda lo observado en la explosión norcoreana. Un arma de fisión puede tener dos diseños básicos: el modelo ‘cañón’, que se usa en bombas de uranio, y el modelo de implosión, para armas de plutonio. En el caso del uranio, el método es muy simple: se toma una masa subcrítica de uranio enriquecido y mediante un cañón se le dispara otro trozo de modo que la suma sea supercrítica; y entonces kaboom. La bomba de Hiroshima tenía este diseño, y era tan sencillo que ni se probó con antelación.

Las armas de plutonio son otra historia; debido a las diferentes características del plutonio es complejo hacerlas con el modelo ‘cañón’ sin que se alcance el estado supercrítico demasiado pronto, lo que resulta, precisamente, en un ‘gatillazo’. Así que se diseñó otro sistema para la segunda bomba, la que arrasó Nagasaki; un sistema tan elaborado que hubo que probarlo antes. Consiste en una esfera hueca de plutonio con un cebador de neutrones en su centro, rodeada de una ‘cascara’ de explosivos. Cuando se dispara, los explosivos comprimen la esfera de plutonio y aumentan su densidad hasta el estado supercrítico. Kaboom.

Este diseño es muy delicado y complejo. Para que funcione es muy importante que la esfera colapse de modo simétrico; para asegurarse de eso los explosivos de la ‘cáscara’ han de tener características muy especiales, los cables de detonación han de ser de idéntica longitud y la electrónica es muy particular. Si la implosión de la esfera no es simétrica, se produce reacción en cadena sólo en una parte del plutonio y una miniexplosión, nuclear, pero mini; algo frustrante. Dado que Corea del Norte dispone de plutonio, recuperado de barras de combustible de una central nuclear, es probable que haya utilizado este diseño, y posible que la baja potencia observada en su prueba haya resultado de un gatillazo. De ser así, sería el primer país nuclear en sufrir semejante fallo en su primer intento. La respuesta, en los próximos días.

Para entender a Pyongyang

Al parecer, Corea del Norte lo ha hecho por fin: detonar un dispositivo nuclear en un emplazamiento subterráneo, situado en la cabecera de un remoto valle que mira al sur [imagen]. Los datos sismográficos confirman que algo hubo, al mostrar un pequeño terremoto en esas coordenadas a la hora indicada por los norcoreanos. Los especialistas analizan los datos para comprobar que se trata realmente de una prueba nuclear, ya que podría tratarse de una falsificación.

En efecto, hay grandes discrepancias sobre el tamaño de la explosión; desde menos de 1 kilotón a más de 15. En el primer caso podría tratarse de una explosión fallida, lo que puede ocurrir en dispositivos nucleares de implosión de plutonio si el disparo no es perfecto. Simpatizantes de Corea del Norte incluso insinúan que era una Bomba de Neutrones, lo cual es más que dudoso; estas armas de radiación son mucho más complejas que una simple bomba de fisión. Incluso aunque resulte ser una detonación atómica, eso no significa que Corea del Norte disponga de un dispositivo utilizable como arma. Pero el efecto político es igual de devastador. Y no sólo en el Lejano Oriente; los ecos llegan a Irán.

En cuanto a las consecuencias, que van a ser muchas y floridas, cabe destacar lo improbable de un ataque militar. Pyongyang ha elegido bien el momento, ya que los Estados Unidos están comprometidos en Irak y Afganistán, con escaso margen para iniciar un nuevo conflicto. Corea del Sur está en la práctica secuestrada, con su capital (20 millones de habitantes, centro económico e industrial) rehén de la artillería norcoreana. China no quiere que un colapso del régimen norcoreano arroje millones de refugiados a su frontera, y Japón sigue preso de su pasado militarista. Así que cabe esperar muchas palabras de grueso calibre, muchas (y dañinas) represalias económicas y pocos hechos de armas. Afortunadamente.

Corregida estúpida errata el 10/10/2006.

Irán y el eco de Irak

Por supuesto que entre ambos países hay muchas diferencias. Pero los hechos indican que la historia podría repetirse. Un abierto desafío a la comunidad internacional. Frenéticas negociaciones bajo la posibilidad de un ataque militar estadounidense. Posturas conciliadoras de Europa y Rusia. Decisión de vender el petróleo en euros, en lugar de en dólares. Y al fondo, silente pero siempre presente, Israel. Por si era poco, Irán ha dado otro paso paralelo: ha comprado a Ucrania su sistema de control aéreo Kolchuga, como hiciera antaño Sadam (con gran escándalo, pues había un embargo de venta de armas de la ONU contra Irak).

Kolchuga es un sistema de escucha capaz de detectar aviones a grandes distancias utilizando las propias emisiones electromagnéticas de esos aviones; sus sistemas de comunicaciones o su radar. Sus antenas captan, identifican y analizan estas emisiones, lo que le permite controlar una gran extensión (hasta 800 km en su mejor configuración, superando incluso al avión radar estadounidense AWACS y sus 600 km). Desde Irán occidental un Kolchuga podría cubrir todo Irak y la mitad de Jordania, permitiendo a los iraníes detectar con gran antelación cualquier ataque contra ellos lanzado desde Irak (por EE UU), o desde Israel. En combinación con los formidables misiles antiaéreos rusos (S-400, Tor M1), que ya posee Irán, Kolchuga supone una seria amenaza para quien desee lanzar un ataque aéreo (aunque es incapaz de detectar aviones ‘invisibles’, diseñados para no emitir nada). Para colmo, se trata de un sistema pasivo, por lo que no puede ser localizado ni atacado con misiles antirradiación: los ‘Wild Weasel‘ poco tienen que hacer en su contra.

En suma, la llegada del Kolchuga a Irán cambiará por completo la ecuación de riesgo a la hora de eliminar o dañar el programa nuclear de este país mediante la opción de un ataque aéreo. Cuando se despliegue este sistema la opción militar será mucho más complicada; si hay un ataque, será antes. Yo esto ya lo he vivido…

El tiempo de los ‘hackers’ de combate

Los ingenieros militares son antiguos como Sumeria y sus máquinas de asedio; es probable que antes hubiera ya especialistas en abrir pasos y tender puentes para algún ejército, u horda. En el mundo antiguo las tropas de Alejandro Magno fueron famosas por su habilidad en los asedios, como lo fueron los romanos con sus redes de calzadas, sus puentes, sus rampas de asalto y su poderosa artillería (balistas, Onagros). La ingeniería militar se mantuvo durante siglos hasta la invención de la pólvora y el cañón, que modificaron las fortalezas y los medios de asaltarlas. Las nuevas tecnologías se han ido incorporando al combate, y desde la Segunda Guerra Mundial la electrónica es parte vital. Ahora es el turno de la informática.

Si se confirman los rumores de que en el reciente ataque israelí al sur del Líbano Hezbolá ha sido capaz de escuchar las comunicaciones tácticas de las Fuerzas Israelíes de Defensa (IDF en sus siglas inglesas), se confirmará la aparición del ‘hacker’ en el campo de batalla. Las radios israelíes, basadas en un modelo descartado por los EE UU llamado SINCGARS, evitan la escucha por parte del enemigo con dos mecanismos. Por una parte, decenas de veces por segundo las dos radios en comunicación ‘saltan’ de una frecuencia a otra (de entre más de 2.000 diferentes); sólo una diminuta parte del mensaje se escucha en cada frecuencia, poniéndoselo difícil al cotilla. Además, los mensajes se encriptan. La interceptación es difícil, y exige avanzada tecnología, tal vez de origen iraní. Esto explicaría tanto las emboscadas sobre fuerzas del IDF como que radios controladas por Hezbolá emitieran los nombres de las bajas israelíes antes de que llegase la comunicación oficial. Ojo: también puede ser propaganda, de ambos bandos; unos para presumir de lo que no tienen y otros para explicar sus bajas.

Aunque el desarrollo sería lógico; ya les ocurrió a los estadounidenses en Vietnam. Un enemigo pequeño y supuestamente poco sofisticado que se aprovecha de brechas en las defensas de un rival mejor preparado; una táctica de guerrilla vieja como el mundo. Solo que esta vez es en el ámbito electrónico e informático. Y acaba de empezar: en Irak los creadores de bombas-trampa son cada vez más sofisticados en su diseño y métodos de detonación, para batir a los sistemas de guerra electrónica de los EE UU. La proliferación de máquinas teledirigidas crea presión para inutilizarlas atacando su enlace radio. El ‘hacker’ ha llegado al campo de batalla, para quedarse.

Corregida errata el 21/9/2006.