Juan Carlos Escudier

Peligro: Testigos-perito en la sala

El inspector 81.572 no es el agente 18.403, como su propio número indica, pero a efectos prácticos es su copia en technicolor y cinemacope. El señor 81.572 es otro policía de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), que ha actuado de secretario del anterior en la instrucción de las diligencias y que ha declarado igual que su jefe; esto es, como si dictara una lección magistral. La reiteración ha tenido de los nervios a Gómez Bermudez, que no es hombre acostumbrado a aceptar que alguien se remonte a las Guerras Púnicas para explicar con quién se acaba de tomar el vermut.

El Tribunal había empezado la tarde aceptando, a petición de la fiscalía, que éste y otros ocho policías actúen como testigos-perito, es decir que puedan complementar su testimonio con su propio conocimiento de los hechos. Pero entre complementar sus respuestas y proceder, como ha hecho, a repetir el texto entero del informe general hay un trecho. Todo indica que la dormida Olga Sánchez ha querido que el Tribunal, los letrados, el público y la prensa experimenten su estado de somnolencia y lo ha conseguido. Felicitaciones sinceras.

El testigo ha abrumado a los presentes con toda suerte de detalles, relevantes o no, y con gran cantidad de nombres, muchos de ellos no citados en el sumario, hasta que Bermudez con un cabreo toledano ha interrumpido su disertación. La Fiscalía sabe ya por su cara que no volverá admitir interrogatorios que no lo son ni testificales que parecen una conferencia.

A preguntas de algunas acusaciones se ha sacado algo en claro. Uno de los detalles más pintorescos ha sido la explicación que ha dado el policía para justificar que a uno de los detenidos, Othman El Gnaoui, se le cambiara su condición inicial de testigo por la de imputado. El Gnaoui dijo que había acondicionado el hueco practicado en el suelo de la finca de Morata de Tajuña, donde se encontraron restos de explosivos, como comedero de cabras, y aquello levantó sospechas porque, como todo el mundo sabe, las cabras no comen de los agujeros.

Lo normal hubiera sido que los inspectores que han actuado como instructores generales de la causa testificaron al final, una vez que hubieran desfilado los otros 600 llamados a decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Pero doña Olga se ha empeñado en hacer lo contrario sin que el Tribunal le haya corregido. En esas estamos, de bostezo en bostezo, porque la fiscal, que indudablemente se sabe el sumario, quiere compartir su aburrimiento con el resto de la humanidad.

TODO SOBRE EL JUICIO DEL 11-M

2 comentarios

  1. Dice ser aburrido

    en http://www.yocritico.com/ se puede puntuar a los acusados e ir cambiando la votacion segun vaya el juiciotambien aconsejo el blog de la autora de lo anterior: http://gatatrois.blogspot.com/de todos los dias, hoy estoy de acuerdo al 100% con lo que pones, eso si, en el marco de la… juas

    05 marzo 2007 | 22:58

  2. Dice ser Olga dixit

    ¡Y vale ya!

    05 marzo 2007 | 23:52

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