
La nueva directora de la Unesco, la francesa Audrey Azoulay, elegida el viernes / Etienne Laurent / EFE
Mientras todo el mundo seguía con la resaca de lo que había sucedido en Cataluña, el jueves nos levantamos con una noticia sorpresiva: las dos facciones que representan a la comunidad palestina, Al Fatah y Hamás, habían llegado a un acuerdo.
La muerte de Yasser Arafat, de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), marcó el inicio de las hostilidades entre los nacionalistas de Al Fatah y los islamistas de Hamás. Ahora bien, el clímax fue que Hamás, considerado por la comunidad internacional un grupo terrorista, ganó las elecciones del 25 de enero del 2006. A partí de ahí, el conflicto se volvió caliente con ataques de líderes de ambos lados. Finalmente, Hamás se quedó con el control de Gaza y Al Fatah el de Cisjordania.
El acuerdo que sellaron los dos líderes el jueves en el Cairo busca crear un Gobierno de unidad, que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) vuelva a la franja de Gaza, de donde fue expulsada, así como convocar elecciones generales.
Casualidad o no, el mismo jueves a la tarda Estados Unidos anunciaba que se retiraba de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Pocas horas después, también lo hacía Israel.