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Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común

Una militante con el nuevo logo de las FARC / Twitter @FARC_EPueblo

Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común este es el nombre que ha escogido la guerrilla más antigua de Latinoamérica para iniciar su vida política. De esto modo, no pierden las iniciales Fuerza Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En un primer momento, se había especulado con la posibilidad que la formación se pasara a llamar Nueva Colombia. Con ello, los defensores de este nombre querían presentarse con unas siglas diferentes a las de la guerrilla, ya que ésta ha cosechado mala imagen en una parte de la sociedad colombiana, tras más de cincuenta años de conflicto. Ahora bien, esta propuesta no prosperó y, al final, se decidió mantener las siglas con 628 votos a favor y 264 en contra.

También anunciaron su nuevo logo. Una rosa roja, que recuerda a los tradicionales partidos socialdemócratas, pero al centro una estrella comunista, que emula los origines políticos de las FARC. Además, las letras de la formación son de color verde, tal vez un verde esperanza.

Estas son algunas de las decisiones que se tomaron en un Congreso, en el cual asistieron alrededor de 1.200 personas y que sirvió para constituir el partido político. Este se inició el pasado domingo. Fue el primer congreso de las FARC como partido político.  “¡Se acabó la guerra, vamos todos y todas a construir la paz!”, reza en un comunicado del Estado Mayor Central de las FARC, publicado en su web el día que se inició el Congreso.

Recuerda, por eso, que aunque la guerra sea en el campo político, la batalla será por los mismos ideales y objetivos. “Seguiremos siendo tan revolucionarios como los marquetalianos, persistiremos en recoger las banderas bolivarianas y las tradiciones libertarias de nuestro pueblo, para luchar por el poder y llevar a Colombia al ejercicio pleno de su soberanía nacional, y a hacer  vigente la soberanía popular”, prosigue el comunicado. Además, destaca que otro de los objetivos es lograr un “régimen político democrático que garantice la paz con justicia social, el respeto de los Derechos Humanos y un desarrollo económico con bienestar para todos quienes vivimos en Colombia”.

Este congreso fundacional, tuvo lugar después que el pasado 15 de agosto las FARC entregaran las últimas armas que les quedaban a una misión de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Con ello, se puso punto final a más de cinco largas décadas de conflicto armado, ya que este movimiento revolucionario nació en 1964.

Ahora las FARC quiere empezar su batalla en las urnas. De hecho, esto es una de las cosas que se pactó en los acuerdos de Oslo y la Habana, que es la reintroducción de la vida social y política de los combatientes del grupo guerrillero.

La prima prueba de fuego, la tendrán en marzo del año que viene cuando haya elecciones legislativas. Para ello, las FARC también ha aprobado en este congreso los 111 personas que integraran la dirección del nuevo partido, entre los cuales hay 26 mujeres diez civiles. Con una amplia mayoría, 888 votos de 1.200, Luciano Marín alias Iván Márquez fue elegido como número uno para liderar la nueva formación.

Las negociaciones con el ELN

Pero otro escollo para la paz definitiva es el Ejército de Liberación Nacional (ELN) con el que el Gobierno también está negociando un acuerdo para el cese el fuego. Las dos partes han alargado las negociaciones hasta el lunes, cuando se espera que se anuncie si hay acuerdo final o no para un cese temporal de las armas.

Si no se consigue dicho acuerdo, por eso, el ELN ha anunciado que decretará una tregua unilateral durante la visita del Papa Francisco I, que llega a Colombia el próximo miércoles. La idea del Gobierno sería poder anunciar el cese temporal de las armas antes de la llegada del líder espiritual.

El pasado 27 de octubre del 2016 se instaló en Quito la mesa de diálogo entre el ELN y el Gobierno colombiano. Desde entonces, están intentado sellar un acuerdo de paz. En las rondas de negociaciones hay seis capítulos sobre la mesa: la participación de la sociedad; la democracia para la paz; víctimas; transformación para la paz; seguridad para la paz y dejación de las armas; y las garantías para el ejercicio de la acción política.

Tras el desarme de las FARC, si se consolida el acuerdo del ELN cesarían sus actividades armadas las dos organizaciones guerrilleras del país y, con ello, se construiría un puente más sólido hacia la paz.

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