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Marruecos: aborto descafeinado

Cada día se practican unos 800 abortos clandestinos en Marruecos, según organizaciones / Foto: Alejandra Donat de Caralt (Flickr)

Cada día se practican entre 600 y 800 abortos clandestinos en Marruecos, según organizaciones / Foto: Alejandra Donat de Caralt (Flickr)

El aborto en Marruecos es una prohibición silenciosa, un tabú enquistado en la sociedad que está más prohibido por la ley que por el Corán. A pesar de ello el rey marroquí, Mohamed VI, acaba de regular el aborto en los supuestos de violación, incesto y malformación del feto. Una medida necesaria, sin duda, en un país en el que cada día se practican entre 600 y 800 abortos clandestinos, según la Asociación Marroquí de Planificación Familiar (AMPF) y la Asociación Marroquí de Lucha contra el Aborto Clandestino (Amlac). Además, datos de la Organización Mundial de la Salud indican que la muerte causada por este tipo de abortos representa el 13% de las muertes maternales en el país magrebí.

Sin embargo, la medida continúa siendo insuficiente, ya que la causa real de este problema es la falta de libertad de las mujeres marroquíes, quienes continúan aplastadas por una injusta interpretación religiosa en pleno siglo XXI. El libro sagrado de los musulmanes no prohíbe explícitamente el aborto (como tampoco el uso de anticonceptivos), pero el Código Penal la castiga con entre 6 meses y 20 años de cárcel.

Muchas mujeres marroquíes rechazan el uso de anticonceptivos por el miedo a ser señaladas y repudiadas por la sociedad. Lo mismo ocurre con el aborto. La influencia de los líderes religiosos que predican contra el aborto y los anticonceptivos es muy alta, por lo que hasta ahora no ha habido mucho que hacer para regular la interrupción del embarazo. Hasta el momento, la ley marroquí sólo consentía el aborto en caso de riesgo evidente de muerte para la madre. En 2008, el Partido de Justicia y Desarrollo (PJD) llevó el debate al parlamento marroquí por primera vez y finalmente, tras años de discusión, Mohamed VI ha decidido incluir nuevos supuestos, eso sí, sin ir más allá de lo que proponen los islamistas moderados. La propuesta del PJD es mucho más suave de lo que piden otros sectores más progresistas como la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), que defiende el aborto libre y señala directamente a la influencia religiosa como principal obstáculo para su regulación.

Tanto la AMPF como la Amlac llevan años proponiendo el aborto libre como solución a los abortos clandestinos, pero sólo el poder de los islamistas del PJD ha conseguido una modificación descafeinada de la ley en base a un informe que manifiesta una amplia oposición social al aborto. Así, el monarca marroquí autoriza ampliar los supuestos del aborto en un intento de modernizar el atrasado Código Penal de 1962, una medida que complace a sus socios occidentales sin enfadar demasiado a los imanes de las mezquitas. Es una limpieza de imagen, no una medida para mejorar los derechos las mujeres. No es de extrañar en un país donde la poligamia continúa siendo legal, pero no el adulterio. Y donde el grueso de la sociedad, bajo la influencia de los líderes religiosos, señala y castiga a quienes intentan modernizar la lectura del Corán.

Las mujeres que acuden a abortar clandestinamente en Marruecos son muy diversas, desde solteras y jóvenes a mujeres con pareja estable pero que no están casadas. El miedo es el factor común de la mayoría, miedo a la sociedad o a su propia familia. Los abortos clandestinos se practican en todo tipo de establecimientos, desde enfermerías a casas de particulares y hasta a domicilio, con el consiguiente riesgo de muerte o graves complicaciones por falta de medios sanitarios e higiénicos. Quienes los realizan no son expertos y se benefician económicamente de ello. La desesperación hace que las mujeres en Marruecos paguen elevadas sumas de dinero para abortar sin garantías para su vida, algunas incluso prostituyéndose para reunir el dinero necesario, asegura la AMPF.

Feministas islámicas como Asma Lamrabet piden continuamente un cambio de mentalidad en la sociedad árabe e islámica, insistiendo en que la igualdad y el empoderamiento de las mujeres no son incompatibles con el islam, sino con la lectura patriarcal imperante que se hace de los textos. Esto incluye el aborto, pero también el papel de la mujer en el conjunto de la sociedad, y debe cambiar no en nombre de un partido islamista, sino en nombre de los derechos de las mujeres.

10 comentarios

  1. Dice ser Antonio Larrosa

    Yo creí que las marroquis no abortaban, mira que calladito lo tenian

    Clica sobre mi nombre

    20 mayo 2015 | 19:22

  2. Dice ser Sati

    Lideres religiosos basura mundial

    20 mayo 2015 | 20:55

  3. Dice ser Gomez

    Cuando respetaran a la mujer musulmana

    20 mayo 2015 | 20:57

  4. Dice ser marroqui

    No me ha hecho falta leer nada mas que los dos o tres primeros párrafos para saber que el escribió esto se guía por los estereotipos y que ni se ha informado sobre nada.
    Los anticonceptivos son usados con toda normalidad en Marruecos de echó se dispensan sin receta medica refiriéndome a la pastilla del día después, eso no es ni aquí en españa que tienes que ir con receta y el cura pa que te la den….
    Por lo demás es verdad que el aborto es tabú en Marruecos no lo niego, lo que pasa es que mucha gente quiere igualar las creencias de todo el mundo con las que uno tiene y criticar todo lo que no sea así.

    20 mayo 2015 | 21:27

  5. Dice ser un ser

    Pues aquí nos ha ido de un pelo… para estar otra vez igual…

    20 mayo 2015 | 22:03

  6. Dice ser Rich

    Creo q antes de hablar de una cultura distinta ,bueno les recuerdo que hasta hace poco en el 2015 en un pais super avanzado en hablar mucho se iba a prohibir el aborto,y si esta prohibido en marruecos pues hay que respetar sus costumbres,y los abortos que hay la mayoria son de las prostitutas que nunca usan remedios para no kedarse embarazadas.por desgracia hay muchas prostitutas.

    21 mayo 2015 | 01:47

  7. Dice ser Killo

    En el Corán , todo lo que sea muerte , está bien visto.

    21 mayo 2015 | 08:25

  8. Dice ser dejad de decidir por nosotras

    Dios bendito , cada vez me asusto mas.
    Una mujer debe ser libre y independiente que pueda tomar anticonceptivos, que tenga la libertad de tener un niño cuando decida junto con su pareja, sola etc. no cuando lo dice la costumbre ,leyes etc. independiente del pais de donde viene.
    Las que llevan los hijos en sus vientres y sufren al parir son las mujeres .
    Nos merecemos mas respeto de la sociedad.
    Que baje Dios y que lo vea ,….. esto es indignante
    Madre mia……..En fin.
    Gracias

    21 mayo 2015 | 08:46

  9. Dice ser El_Soberano

    @dejad de decidir por nosotras

    Lo mismo te digo. A día de hoy:

    -si una mujer decide abortar, le importa tres ovarios lo que diga su pareja. Lo cual puedo hasta entender, porque es ella quien llevará al niño.
    -si una mujer decide tener el niño, teniendo la posibilidad de abortar, al padre le toca pagar quiera o no. ¿MANDEEEEE? Esta medida injusta tenía sentido sin haber aborto libre, pero ahora que lo hay, perdona que te diga pero es el máximo exponente de «injusticia».
    -si una mujer decide quedarse embarazada a pesar de que su pareja NO quiera, lo tiene tan fácil como pinchar los condones a escondidas o dejar de tomar la píldora.

    Igualdad significa igualdad. Y si hay que respetaros, nosotros como mínimo merecemos lo mismo. La que quiera tener a su hijo contra los deseos de su pareja ahora que puede elegir no tenerlo, que se lo pague ella. No somos billeteras ambulantes.

    @Gomez.

    El islam quiere esclavas sexuales. Así que respondiendo a tu pregunta: «nunca».

    21 mayo 2015 | 10:13

  10. Dice ser Ioputa

    Yo estoy a favor del derecho de una mujer a que sea principalmente ella la que reflexione y tome la decisión sobre abortar o no hacerlo. Pero al mismo tiempo me escama el repetitivo monotema con el DERECHO a ello y que, sin embargo, jamás se hable de la RESPONSABILIDAD que dicho derecho lleva aparejado.

    SIEMPRE se habla de la decisión en sí y de que el rechazo al aborto no debe imponerse ni criminalizarse a la mujer que aborta (y estoy de acuerdo) pero NUNCA se habla de los importantísimos aspectos morales que atañen a semejante decisión.

    «Casualmente» siempre se olvida que el aborto no atañe sólo a la madre y su cuerpo, sino también a un nuevo ser que se está desarrollando en su interior. Y que si bien es verdad que no siente y sólo está en una fase muy primaria, casi celular, también es verdad que resulta difícil, por no decir imposible, erigirse con la suficiente potestad para determinar si puede considerarse o no humano. «Los obispos no son quién para decidir cuándo es una vida humana». Puede que no. Pero tampoco los científicos. Ni las propias madres. Ni nadie. Es el misterio más grande de la vida. ¿Quién puede pretender poseer o controlar el mismo? Nadie. Sólo por precaución y por respeto a ese misterio, el aborto resulta moralmente cuestionable (aunque no esté a la altura de otros actos).

    Pero además resulta que contrariamente a lo que piensan muchos «progresistas» occidentales en casi ninguna de las otras grandes religiones del planeta (Islam, budismo, etc.) se considera el aborto desde el prisma ultra-relativista con que lo perciben ellos. Así lo quieren creer porque, según ellos, el cristianismo se equivoca al rechazarlo, de modo que recurren a otras religiones en un intento de buscar un contraste, pensando (desde un prejuicio típicamente occidental) que en otros lugares sí se acepta y que el mundo cristiano sería una excepción anacrónica. Por supuesto esto es falso. Incluso el budismo, la religión mayoritaria más relativista porque concibe la ética como un camino de reflexión y experimentación personal más que como la asunción de unos preceptos, asume el aborto como objeto polémico y lo desaconseja (aunque no lo condene explícitamente, ni el aborto ni ningún otro acto humano, porque su visión del mundo va por otros derroteros).

    Más aún: casi nunca los defensores del aborto hablan de otras cuestiones paralelas pero igualmente vitales que conciernen al tema del embarazo no deseado. Dicen que no se debe criminalizar a la mujer que aborta (y es cierto) y reclaman empatía social para con ella. Pero nunca reclaman empatía de la mujer (y del hombre que la deja embarazada) hacia ella misma, hacia el resto de la sociedad que les reclama (a ella y a él) un uso correcto de su sexualidad y hacia el no nacido que es, en la mayoría de los casos, fruto de su irresponsabilidad.

    El «progresismo» occidental, al menos en su mayoría, es risible e infantil. Llevado por un materialismo y un relativismo extremos afirma que toda decisión personal es ley absoluta y debe ser necesariamente aprobada por el resto de la sociedad (así es como piensan los niños).

    Además se contradicen: por un lado rechazan completamente su propia tradición moral (no es ya que cuestionen la falta de empatía con que desde ciertos sectores del cristianismo se trata el aborto, es que para muchos de ellos no es ni siquiera una cuestión de calado ético, sino algo así como hacer de vientre o extirpar un tumor). Y, por otro, se permiten hablar de la tradición moral de otros países o culturas de modo absolutamente colonialista y paternalista, como si supieran mejor que ellos qué opinan de este o aquel determinado tema (que casualmente «coincide», o eso creen, con su visión «progre») o como si fueran todos tontos menos ellos (es que hay que guiarlos desde Europa, luz del progreso, a los pobrecicos salvajes).

    Por cierto: no es necesario que en un texto sagrado aparezca una referencia explícita de rechazo al aborto. Si se reflexiona sobre el aborto y se llega a la conclusión de que es (o puede ser) matar a un ser humano no nacido, entonces basta con el mandamiento de «no matarás» (presente en todas las religiones monoteístas y, de hecho, también en casi todas las demás) para desaprobarlo.

    Irónicamente esta clase de gente es la que más critica a los fundamentalistas que asumen de forma literal los textos religiosos, y resulta que ellos también lo hacen (pero desde una perspectiva no religiosa). Ellos también son incapaces de interpretarlos: se ve que si para ellos no aparece en la Biblia o el Corán una referencia directa a que no se le puede abrir la cabeza a nadie con un picahielos, entonces sí se puede. ¿El mandamiento de no matar inocentes? Qué más da. Lo que importa es que lo del picahielos no se desaprueba explícitamente.

    De hecho muchos de ellos son tan literalistas con las leyes políticas como otros lo son con las leyes religiosas. Si algo es ley social, y especialmente si sido aprobado por una mayoría democrática, para ellos siempre está moralmente bien (cuando en realidad no siempre lo es). Para que luego digan que el fundamentalismo laico no existe.

    21 mayo 2015 | 15:41

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