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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Mujeres afganas, mujeres valientes

Por Cláudia Morán

Foto de una mujer afgana mutilada por su marido que fue publicada por la revista Time

Foto de una mujer afgana mutilada por su marido que fue publicada por la revista Time

Las mujeres valientes son un poco más valientes en Afganistán. Un ejemplo de ello es la escritora india Sushmita Banerjee, que apareció muerta en su domicilio el pasado 5 de septiembre tras haber sido una férrea defensora de los derechos humanos y especialmente de las mujeres. Escribió, entre otras cosas, que durante el régimen de los talibanes, «la vida de las mujeres cambió drásticamente. Una mujer no podía hablar a ningún otro hombre que no fuera su esposo, no le estaba permitido salir de su casa. No podían ir al hospital, las dejaban morir solas”.

Como Sushmita, numerosas mujeres en Afganistán -«activistas, periodistas, profesionales de la salud, de la enseñanza o de la política», según denuncia Amnistía Internacional (AI) – están amenazadas de muerte por defender los derechos humanos, especialmente desde que la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad ha comenzado a retirarse del país. Además, existe un gran temor a que el gobierno afgano retroceda en los avances en materia de igualdad por probables futuros acuerdos politicos con los talibanes. AI también señala que, de los 70 miembros que componen el Consejo Superior para la Paz, solo 7 son mujeres, y que además son excluidas de negociaciones y conversaciones trascendentales para la paz.

El papel de estas mujeres valientes es indispensable y abarca áreas muy delicadas, desde alfabetizar a la población afgana hasta dar cobijo a las victimas de violencia de género, pasando por sensibilizar sobre los peligros de los matrimonios forzosos de niñas con hombres mayores. Como la ginecóloga Dra. D., amenazada y acosada por los talibanes por trabajar en una clínica que practicaba abortos a niñas violadas por sus familiares. Niñas violadas, mujeres mutiladas y secuestradas por sus maridos en su propia casa son solo algunos ejemplos de la violencia que sufren las afganas por el simple hecho de ser mujeres.

Parece evidente que la seguridad es indispensable en Afganistán con la retirada de los agentes internacionales, y no solo para las mujeres, pero sí especialmente.  El presidente afgano, Hamid Karzai, reconoció el año pasado la importancia de que las tropas estadounidenses permanezcan en Afganistán para garantizar la seguridad en el país tras la próxima retirada de la OTAN en diciembre de 2014. De hecho, ya existe un acuerdo sobre la mesa entre ambos países. La permanencia de tropas, por otro lado, garantizaría que el país asiático conserve la ayuda anual estadounidense de 4.000 millones de dólares destinados a sus fuerzas de seguridad.

Las mujeres afganas son, muy probablemente, las más oprimidas a nivel mundial, teniendo en cuenta la gran persecución a la que están sometidas por los talibanes y la influencia de los grupos fundamentalistas. La presencia de tropas y organismos internacionales para la paz ha sido fundamental para introducir la igualdad en la Constitución afgana, como también para introducir la primera ley en el país para la erradicación de la violencia contra las mujeres. Medidas históricas que corren ahora un grave peligro si la mujer no ocupa de una vez por todas un papel central en la reconstrucción de Afganistán.

CLÁUDIA MORÁN

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