BecConsejo: «El dinero no lo es todo, pero es muchísimo»
Hay cosas que solo pasan en España (muchas de ellas tienen que ver con la política). Luego hay algunas que solo ocurren en México y otras, muchísimas, que solamente suceden en Estados Unidos. ¿Y Rusia? ¿Hay cosas que únicamente tengan lugar en Rusia? Pues bueno, yo lanzo mi propuesta: los atascos raros.
Un atasco no siempre es fácil de entender. Muchas veces estás parado en la carretera, no hay ningún accidente, no están arreglando el asfalto, no está ardiendo ninguna fábrica. «¿Por qué estoy aquí parado?» te dices. Pues bueno, en Moscú puede ser por varias cosas, muchas de ellas bastante extrañas.
La última tuvo lugar esta semana, cuando una lluvia de dinero provocaba que una enorme hilera de coches se detuvieran, uno tras otro, para ver si podían hacerse ricos. ¿Dónde está el truco? Mmmm… me habéis pillado. El dinero era falso. Tan falso como María (Carmen Morales) en Al salir de clase.
Algún gracioso debió colocarlo ahí para desconcertar a los conductores y lo cierto es que lo consiguió. Según cuenta la prensa internacional, los conductores dejaban sus coches y bajaban a recoger lo que parecían billetes de mil rublos (unos 25 euros) que estaban esparcidos en una autopista de diez carriles. Tal fue el follón que las autoridades tuvieron que desplegar camiones de agua para dispersar el dinero falso.
Ahora bien, seguro que alguno dirá que esto es un caso aislado, que quién soy yo para decir que en Moscú hay atascos raros. Pues bueno, os voy a contar (o recordar, si ya los conocéis) otros dos casos. Uno, sucedido en julio del año pasado, cuando dos funcionarios de Moscú tiraron en la calle casi 250.000 euros que teóricamente habían conseguido a través de sobornos.
El otro, algo más reciente, cuando un hacker proyectó una película porno en una pantalla publicitaria en pleno centro de la capital y los conductores se quedaron como si aquello fuera un autocine improvisado.
PD: ¿A partir de cuánto dinero os agacháis? Yo si veo monedas de cobre en el suelo paso, pero de diez céntimos en adelante, contad conmigo.
