Un microrrelato por día y cada uno de 150 palabras. Ni una más, ni una menos.

Las mentiras piadosas

«Sí, te entiendo», le dice, pero en realidad no, no la entiende. Piensa que se está enojando demasiado y sin necesidad. Aún así, decir la verdad no es estratégico. Seguir discutiendo durante horas, incluso días, no está dentro de sus planes y por lo tanto, miente. Le dice que la comprende, que fue un error, que ella tiene razón, que lo disculpe, que la ama más que a su propia vida. Y en eso no miente. La mima, la besa, la abraza y todo se soluciona sin ninguna traba. «Es la forma más sencilla», piensa, y la repite siempre que necesita escapar de una discusión. Se declara culpable aunque no lo sea, pide disculpas aunque no sean sinceras, es amable sin sentir que tenga la necesidad de serlo. Pero últimamente su estrategia ha dejado de funcionar. Nunca había reparado en las consecuencias de la inmensa cantidad de pequeñas culpas acumuladas.

4 comentarios

  1. Dice ser Lais

    Pide a la ministra Leire Pajin que escuche a las trabajadoras del sexo. Por sus derechos civiles. Para combatir con eficacia la trata.

    http://actuable.es/peticiones/pide-la-ministra-leire-pajin-escuche-las-trabajadoras-2

    28 julio 2011 | 16:55

  2. Dice ser Al Sur de Gomaranto.

    Allá por los años sesenta
    fui testigo de esta historia.
    Joaquín tuvo desde niño novia,
    su novia fue, Manuela mi vecina,
    con ella crecimos juntos.
    Bonita como los lirios,
    hermosa como las rosas.
    Fueron pasando los años
    los novios se hicieron,
    él un hombre y mujer ella.
    Eran años de penurias,
    tiempos de la emigración,
    Joaquín se marchó del pueblo,
    llegando a tierras francesas
    donde trabajaba yo.
    Me convertí en su escribano
    el pobre, escribir no sabía
    y las cartas de Manuela
    era yo, quien se las leía.
    Y luego le contestaba
    lo que Joaquín me dictaba.
    No pasado muchos meses
    Joaquín se empezó a enamorar
    de una ragazza italiana,
    que venía a vendimiar.
    Ya no quiso que le leyera
    las cartas de la Manuela,
    como la solía llamar,
    ni la contestación me dictaba.
    Manuela desde pequeña
    Padecía una TBC Pulmonar
    Y yo continué como si nada,
    con LAS MENTIRAS PIADOSAS
    Recibiendo y contestando cartas
    como lo hacía por Joaquín.
    En una de ella decía,
    que había tenido una Hemoptisis.
    Que su vida se apagaba,
    Que la certeza tenía
    que en muy poco moría,
    Y que antes deseaba,
    el casarse con Joaquín,
    Yo creo que presentía,
    que las cartas últimamente,
    ya no era él quien las dictaba.
    Fui a la campiña a por Joaquín
    le dije: -Vamos hacer las maletas
    que hoy volvemos a España.
    Me preguntó extrañado.
    -¿A España vamos para qué?
    -¿Que el domingo, tú te casas!
    -Qué me caso? Tú estás loco.
    ¡Tú, te casas, sí te casas!
    Tu novia se está muriendo
    Y ya le queda muy poco.
    -¿Tendré que comprarme algo?
    -Ya tienes el traje comprado,
    y también las alianzas,
    es mi regalo de boda
    he prometido a tu novio,
    que seré vuestro padrino.
    Y se casaron los dos
    en el Hospital Provincial.
    Ella postrada en la cama
    no pudo ser en la Capilla,
    ya no podía ni andar.
    Las enfermeras y las monjas
    a ella vistieron de blanco
    velo y unas florecillas blancas
    que le adornaban su pelo.
    Se pusieron los anillos,
    se prometieron amor.
    La promesa que hizo ella,
    le salía del corazón.
    Lo que Joaquín prometió
    eso ya, fue otra cosa.
    Yo sabía que eso era,
    UNA MENTIRE PIADOSA.
    Él que la quiso besar
    (pienso que sería en la frente)
    Ella no lo permitió diciendo:
    No, amor mío no me beses,
    no quiero que te contagies.
    El martes por la mañana,
    casada llevaba dos días,
    Cogida a la mano de Joaquín
    y mirando las alianzas,
    Manuela dejó esta vida.
    Y terminado el entierro
    regresamos para Francia.
    En el tren Joaquín remarcó
    que en mi dedo anular yo portaba
    de su mujer la alianza,
    que me la entregó su suegra
    sin mediar ni una palabra.
    Se la quise entregar,
    y él no lo permitió.
    Me dijo: Toma la mía,
    tú te quedas con las dos.
    Terminada la vendimia,
    Joaquín con su ragazza,
    se fue a vivir para Italia,
    Varias vendimias después
    sus paisanos me dijeron,
    que ya tenían dos hijos
    y que vivían en Alemania.
    Desde entonces, nunca más supe de él.
    Hoy cuando miro la mano
    de mi francesa mujer,
    me acuerdo yo de Manuela
    y de Joaquín también.
    Con sus alianzas nos casamos,
    fue decisión de mi esposa
    como homenaje a un AMOR
    y a UNA MENTIRA PIADOSA.

    28 julio 2011 | 23:52

  3. Dice ser Marisa

    Perd´name Walter. Pero hoy la historia que nos ha relatado Al Sur de Gomaranto ha hecho que me olvidase de tu post.
    Es que ha sido conmovedora. Manuela y Joaquín. Las alianzas de esa mentira piadosa que hizo que ella se fuese al otro mundo feliz.
    Sin palabras que me ha dejado.
    Otra vez le felicito, Sr Sur de Gomaranto, como le denomina mi amiga virtual Ana…

    29 julio 2011 | 12:16

  4. Dice ser Enmascarado

    Sr. de Gomaranto, poco se puede escribir detrás de su relato.
    Solo decirle que si buen concepto tenía de usted, mayor es ahora mi admiración. Es usted persona de grandísima calidad humana.
    Si es usted esta clase de persona, le aseguro que tiene la felicidad ganada de por vida, por una parte la que usted reparte, y por otra la multiplicada que le vuelve.
    Las mentiras piadosas, tal como relata Walter, aún dosificadas pueden terminar por ser motivo de alejamiento, tratar de evitar problemas, a veces provoca otros.

    29 julio 2011 | 17:33

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