El paso del tiempo sobre el papel generaban ciertas dificultades para interpretar el mapa. Aún así, metódico, el pirata se las arregló para seguir cada una de las indicaciones. Luego de su desembarco, equipado con una espada y una pala, se internó en la selva y caminó dos kilómetros hasta llegar al «ombú muerto». Las grandes ramas carentes de hojas en medio de un ecosistema tan lleno de vida le causaron cierto temor. Escaló el árbol y desde lo alto alcanzó a divisar la montaña con forma de cola de sirena. Descendió del ombú, emprendió el largo viaje y al llegar a la parte más alta de la isla, se encontró con la roca ilustrada en el mapa. «Caminar 55 pasos hacia el norte», se explicaba en la amarillenta hoja y el pirata, obediente, cayó por el acantilado en el paso número 50. El mapa había cobrado una nueva víctima.
Este es un pirata de pacotilla, ni tripulación llevaba.
Además cometió un gran error. Para contar los pasos, se puso el parche en el lado equivocado.
Pero bueno, no ivan a ser todo historias de piratas despiadados, algún que otro tontolaba también habría. 🙂
Hola xulita, me alegra saber de ti, espero que todo vaya bien.
15 junio 2011 | 17:28
será ese el mapa de la vida? no en todos los casos claro está. A cada paso va cobrando nuevas victimas guiándonos por el lado equivocado, no siempre vuelvo a recalcar, y muchas veces siendo conscientes de lo que nos pueda pasar.
15 junio 2011 | 17:30
¿Qué altura tenía el pirata,
cuánto medían sus ancas?
O era un hombre muy alto
o aquel que editó el mapa
pudiera ser que fuese alguien,
un poquito achaparrado.
Debía de haber por lo menos
entre siete u ocho tallas
de diferencias en sus zapatos.
Para que en la misma distancia,
uno contara cincuenta y cinco
y el otro, solo cincuenta pasos,
¿O es qué, los contó de espalda?
15 junio 2011 | 18:11
pero que mierda de articulillos salen aqui cada poco, a fin de que ponen esta tonteria??? Que verguenza que haya periodistas en paro y paguen un sueldo por escribir semejantes BOBADAS
15 junio 2011 | 18:33
La crueldad del pirata Logan le llevó a incluir instrucciones en su mapa del tesoro para deshacerse de quien se lo hubiera robado. Los muy idiotas leerían las instrucciones una a una, y no en su totalidad. Eso contando con que supieran leer. De lo contrario,siguiendo los dibujos, caerían todos en el precipicio,cegados por sus ansias de hallar el tesoro.
Años después, un letrado que había dejado su aburrido y malpagado empleo para buscar aventuras en la piratería, halló un montón de huesos en el fondo de un barranco, custudiando un ajado mapa del tesoro. Lo leyó con detenimiento en su totalidad y sonrió al ver la trampa que acababa con los ansiosos y los analfabetos: «Desde el ombú muerto, si tu agilidad y tu vértigo lo permiten, distinguirás la cola de la sirena. Por su lomo camina cincuenta y cinco pasos hasta encontrar el mensaje final de este mapa. Los huesos de tus estúpidos antecesores custodian el tesoro que tanta sangre me costó reunir». El letrado pirata cavó en el fondo del precipicio y sus carcajadas resonaron en toda la isla.
15 junio 2011 | 19:23
¡Claro, la brújula, la brújula, la brújula!!
Mucha espada y mucha pala, pero la brújula en estos casos es fundamental.
Caminar 55 hacia el Norte.Como si fuera tan fácil.Lo fácil es perder el Norte.
Enmascarado
Todo es muchísimo, pero si, va bien.Gracias.
Un abrazo.
15 junio 2011 | 19:39
Xulita, me alegro de encontrarte otra vez por estos lares, y aún más de que las cosas vayan mejor. Nos vemos (o nos leemos, más propiamente).
15 junio 2011 | 20:20
Nos leemos, Metamorfosis.
Un beso.
15 junio 2011 | 21:17
¿Donde esta Larrosa? ¿Acaso se cayó por el barranco ese?
16 junio 2011 | 11:04