Un microrrelato por día y cada uno de 150 palabras. Ni una más, ni una menos.

Encerrado en vida

Desde aquel día en que escapé de mi cárcel, no soy más que el prisionero de mi constante fuga. Recluido en mi propia e ilegalmente alcanzada libertad, permanecí oculto la mayor parte del tiempo, vagabundeando entre las sombras para no ser visto. Me abstuve de la luz del sol usando gafas oscuras y dejé que mi barba y cabello ayudaran a cubrir mi rostro hasta que me creí irreconocible. Aún así me sigo sintiendo indefenso e identificable. Paranoico, insisto en proteger mi identidad con una capucha, caminando con la cabeza agacha, mirando hacia el suelo y con las manos enterradas en los bolsillos. Me muevo con más frecuencia de noche, cuando la luz escasea, y me alimento de la limosna que genera la exhibición de mi pena en las esquinas hasta que hoy, después de tantos años de anonimato, por fin alguien reconoce mi rostro. Ella también viste con capucha.

9 comentarios

  1. Dice ser Metamorfosis

    ¿La que viste con capucha es la Muerte? Burlar a la muerte es bastante más dificil que burlar a la policía, aunque no imposible. Lo peor de esta huída continua es que es, como se dice comunmente, un sinvivir.

    11 enero 2011 | 11:29

  2. Dice ser Yoyo

    ¿Con capucha? ¿Y guadaña en ristre?

    Bueno, ya no te perseguirán más.

    11 enero 2011 | 13:08

  3. me han encantado el de hoy, no me esperaba el final

    un saludo 😉

    11 enero 2011 | 13:10

  4. Dice ser Al Sur de Gomaranto

    No hay mayor prisión,
    que la libertad ilegal.
    La que no deja de vivir,
    ni tampoco descansar.
    Siempre mirando a los lados,
    de vez en cuando hacia atrás.
    Eso hace que muchas veces,
    tropezar con el de frente.
    causando tales sobresaltos
    que al borde de un infarto
    se puede llegar mil veces.
    Dicen que en una prisión,
    sin ninguna libertad.
    Es mucho más fácil de dormir
    que aquel que como prófugo va.
    El huido no descansa,
    su sueño es un duermevela.
    Siempre calzados los pies,
    muy ligero de equipaje,
    para emprender la carrera
    y no dejarse coger.
    De mendigo disfrazado,
    con aspecto descuidado.
    Sucio y mugrientos vestidos,
    sudadera con capucha,
    cual fraile en pasados siglos.
    Evitando a todas horas,
    el poder ser reconocido.
    Perdería la libertad
    y al momento detenido.
    Pero más pronto que tarde,
    después de tantos desvelos.
    Una dama con capucha
    y que carece de pelo,
    le dirá: No corras más,
    yo te ha reconocido.
    Se acabaron tus carreras,
    el ir de allá para acá.
    Te voy a sumir en un sueño
    del que no despertarás.
    Y desde ahora en adelante
    No harás nada de nada,
    solamente descansar,
    descansar y descansar.

    11 enero 2011 | 14:56

  5. Dice ser Penélope G.

    Casi todos, en mayor o menor medida, escapamos de algo.
    q.e.p.d.

    https://www.youtube.com/watch?v=dFTy7lfpAZM

    11 enero 2011 | 15:28

  6. Dice ser yo mism@

    muy bueno metamorfosis

    11 enero 2011 | 15:46

  7. Dice ser estepario

    Walter,brillante como siempre.

    11 enero 2011 | 16:43

  8. ¿El protagonista de esta inquietante historia no se llamaría por casualidad Antonio Larrosa?

    11 enero 2011 | 17:09

  9. Dice ser Pedro Moreno

    “Ese ¡ente! con capucha”. ¿No será el espíritu de la persona que asesinaste? Por la cual te estaba persiguiendo tanto tiempo atrás la policía, sin encontrarte. Exactamente igual, al (fugitivo). Solo que en tu caso fue peor, al encontrarte en la encrucijada, de no saber qué hacer. Si arreglar cuentas con la justicia, entregándote a la policía por tu cuenta, o hacer frente al fantasma de tu víctima, disfrazada de muerte sin guadaña. Con clara intención de venganza, y con futuro macabro, y poco prometedor para ti. O quizás todavía peor que todo lo anterior, seria arreglar cuentas con tu implacable conciencia, acatando sus imperativas leyes, viviendo la desgraciada y amargada vida, que ella te dispusiera como penitencia, a razón de sus leyes y justicia. Creo entender que si por circunstancias, escapas a la justicia de los hombres, esto es lo que te espera de la justicia divina, o mejor dicho la de tu propia conciencia. Seguro que te pareceré un inquisidor, lo siento esto es lo que hay aquí en la tierra, y en esta vida, después nadie sabe lo que existirá.

    12 enero 2011 | 01:26

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