Abrió los ojos al despertarse y cuando intentó levantarse de la cama, sintió que todo su cuerpo parecía una gelatina. Quiso refregarse las cejas lagañosas y aunque sus músculos funcionaban perfectamente, sus antebrazos, brazos, manos y dedos descansaban derretidos sobre las sábanas. Sólo se mantenía rígido su cráneo y si bien la columna vertebral permanecía intacta, nada podía hacer para inclinarse. Al estar ausentes las costillas y la cadera, el interior de su torso era una ensalada viscosa de órganos. Ningún hueso le quedaba. —Son las terminas de calcio —le dijo el doctor con voz de circunstancia, sabiendo que nada podía hacer para frenar la invasión. Casi toda la estructura ósea estaba consumida y no faltaba mucho para que la plaga agotara definitivamente sus recursos de subsistencia. Los bichos avanzaron lentamente, vértebra por vértebra, hasta llegar a la mandíbula. Y pensar que él se había prometido morir con una sonrisa.
No comprendemos la verdadera importancia de nuestro armazón compuesto por huesos hasta que nos rompemos uno o empiezan a deshacerse con la osteoporosis o similares.
Por muchos huesos artificiales que empiecen a fabricar, lo cual es un consuelo de cara al futuro, más vale cuidar los nuestros con mimo.
05 noviembre 2010 | 12:24
«Son las termitas de calcio».
05 noviembre 2010 | 13:49
Creo que se te ha olvidado poner el nombre del protagonista . ¿No sería Pinocho?
Clica sobre mi nombre
05 noviembre 2010 | 14:10
he buscado en google «Termitas del calcio » y no existen , las únicas termitas que existen son las que atacan a la madera , por eso he seguido investigando y he llegado a Pinocho que fúe un muñeco construido por un carpintero llamado Geppeto que no tenia descendencia y constuyó de madera un niño al que llamó pinocho y una noche un Ada le insufló vida convisrtiendolo en apariencia en un niño normal , pero que seguia siendo de madera pues cuando decia mentiras le crecia la nariz y tenia que evitar acercarse al fuego por que podia arder facilmente. Geppeto y Pinocho vivieron muchos años juntos hasta que el viejo carpintero falleció y entoces Pinocho se quedó solo y tambien empezó su decadencia con dolores dentro de su organismo que ningún médico acertaba a diagnosticar porque en aquel tiempo lo encontraban muy raro al ser de madera. El caso es que el Ada no apareció por alli y Pinocho cada vez estava peor hata que estudiando el mismo los problemas de la madera se dió cuenta de que sufria Termitosis crónica de lo cual falleció al poco tiempo entre horribles sufrimientos.
Clica sobre mi nombre
05 noviembre 2010 | 14:24
He escrito estava en lugar de estaba , lo he hecho a drede para que los que buscan faltas ortográficas se entretengan un rato , pero aún pueden encontrar más.
Clicad malditos roedores
05 noviembre 2010 | 14:27
pues a ver por donde empiezo antonio,
fúe – fue
Ada – hada
convisrtiendolo – ahí simplemente creo que te han bailado los dedos
seguia – seguía
crecia – crecía
tenia – tenía
podia – podía
entoces – entonces
estava -estaba!!! que dolor de ojos
y muchos mas que me daba pereza decirtelos
clica sobre la RAE cada vez que escribas algo
05 noviembre 2010 | 15:42
Pues lo que le ocurrió a Pinocchio fue que cuando se hizo la primer paja se incendió!!!!!!!
y se murió quemado!!!!!
05 noviembre 2010 | 17:08
Lo que más me asombra del relato es la promesa.
¿Cómo se puede prometer eso?
Será porque he estado todo el puente pasado «pachuca», cinco horas en urgencias del hospital y estoy muy susceptible y además me dan asco los bichitos.
Será por eso, pero tu relato de hoy me da grima. 🙁
Salud para tod@s.
05 noviembre 2010 | 17:12
La carcoma de los huesos
o la termita del calcio,
como la llama el autor
en este su comentario.
Polilla como se diría
por las gentes de mi barrio.
¿Es una nueva enfermedad?
¿O es tan antigua como el hombre,
al que siempre ha acompañado?
Solo que la han descubierto
no especifica si este año,
o si fue el año pasado.
Esa enfermedad por grave,
dolorosa y penosa que sea,
no es de las peores.
La más temible de todas,
es la polilla del alma.
Que corroe corazones,
que destroza a las familias,
si uno de sus miembros la coge.
Dicen que solución no tiene,
que no hay con que combatirla,
tampoco existen vacunas.
que nos evite el contraerla.
Pero yo tengo mis dudas.
Aunque siempre se ha dicho:
No hay mal que cien años dure.
La solución no es la muerte
la solución es, pedir ayuda.
A quien nos las puedan quitar,
aunque sea una a una.
Que salve lo que nos quede,
de sano en el corazón
y nos devuelva la cordura.
05 noviembre 2010 | 17:53
Bueno, al menos no le pueden decir ese dicho tan típico «uyy te estás quedando en los huesos» jajaja.
Era para poner algo de humor xD.
05 noviembre 2010 | 18:37
Lo más importante y fundamental del caso fue que sobre las siete de la mañana, el despertador como si se tratara de una venganza, y sin ninguna compasión, despertaba a nuestro personaje. Vaticinándole la hora de empezar su jornada laboral, y dejarse de tantos sueños surrealistas, y especulativos, donde su fantasía nocturna le avía llevado. Haciéndose la ilusión de que en el estado físico que le avían dejado sus fantásticos sueños, no tendría que volver a trabajar. Graso error, enseguida se dio cuenta que no le quedaba más remedio que enfrentarse, a sus tareas laborales, diarias si quiere seguir pagando la hipoteca, comer, y llegar medianamente a fin de mes.
06 noviembre 2010 | 21:50