Una nube de polvo que se había levantado al pasar el plumero caía nuevamente, levemente, angustiosamente sobre el mueble. Las partículas se divisaban gracias a los rayos de sol que al pegar sobre el estampado de las cortinas, teñían su casa de verde claro. Volvió a colocar los portarretratos sobre la madera ya lustrada. Acomodó mirando hacia afuera la foto en la que estaba abrazada a su hijo. De fondo se veía la casa de campo de su abuela. El siguiente portarretrato contenía la foto de su esposo, sacada mucho tiempo antes de que se conocieran. Prefería recordarlo así. En el medio de las imágenes puso el cenicero, aquel que no se usaba desde que su marido había muerto. Por último sopló sobre el muble para ver cómo se volvían a elevar las partículas de polvo que, sutilmente, volvieron a caer tal si fueran cenizas encendidas apagándose en pleno vuelo.
Sutíl relato, concentras muchas emociones en poco espacio, fantásticas motas de polvo cobran color y energía tomando vida ante momentos y recuerdos plasmados en papel inmortalizado. El cenicero patenta el perseverante e irreal protagonismo añorado.
Buen día maestro.
http://www.temasarte.com/esculturas-arte-a/xaloc_jovenromantica/ficha/Xaloc—Joven-Rom%C3%A1ntica.html
30 octubre 2010 | 13:05
Cenizas a las cenizas. Polvo al polvo. Cada cosa en su sitio y la viuda debatiendose entre limpiar el polvo o dejarlo en el lugar que le corresponde por derecho: el retrato de su esposo difunto y el cenicero que utilizaba para depositar aquellas cenizas que seguramente le llevaron a la tumba…
30 octubre 2010 | 13:56
Eres muy malo, aburrido y triste…
Clicka sobre mi prepucio
30 octubre 2010 | 15:02
Una viuda es una señora
que su amor está bajo tierra,
ya que la vida agotó,
el polvo retornó al polvo.
Volvió de donde salió,
después de haber
o no haber cumplido,
el señor con su misión.
Para él se acabó todo
ella por aquí se quedó.
Unas veces con nostalgia,
otras con un: ¡»Uff» ya era hora!
De que descansaran los dos,
él porque dejó de sufrir,
ella porque agotada quedó.
Ya transcurridos los años,
limpiando el polvo de living,
con el plumero en la mano,
levantó una nube de polvo
que al atravesarla los rayos de sol,
que por la ventaba entraba
las partículas se iluminaron.
De pronto quedó parada,
a su pensamiento le vino,
que quizás parte de ese polvo,
era todo lo que queda,
de lo que fue su marido.
Abstracta en este pensamiento
el polvo fue dibujando,
la imagen de su marido.
la imagen que él tenía,
antes de haberlo conocido.
La viuda descompuesta
no podía ella ni hablar
y con tímido balbuceo
se atrevió a preguntar.
¿Dime dónde y cómo estas
si ya has llegado al cielo?
La respuesta fue el silencio.
El sol que había avanzado
y al polvo no iluminaba,
desvaneció esa imagen
que al marido recordaba.
Dándose cuenta al final
que la imagen que había visto,
era la foto enmarcada,
que tenía de su marido.
que por un efecto óptico,
se había visto aumentada,
por la refracción solar,
en aquella nube de polvo.
¿Podría ser el polvo aquel
los restos de su marido,
que el viento hasta su living
poco a poco había traído?
30 octubre 2010 | 17:36
LA URNA DE LACENIZA
Ya hacia dos años del fallecimiento de Toribio Ruiz,en un accidente de circulación. La joven viuda ante el acoso de un pretendiente de muy buen aspecto, se había enamorado como una colegiala y decidió reconstruir su vida junto a Pedro que es como se llamaba el novio. Aquella noche, por primera vez Juanita y Pedro cenarían en la casa de ella. Ël le habia insinuado que tenia muchas ganas de conocer el apartamento y pasar la velada juntos.
Faltaba poco para la llegada del pretendiente. Toda la tarde la paso Juanita poniendo en orden la vivienda.
Cuando ya habían cenado empezaron a hacerse caricias sentados en un sofá delante de la chimenea hogar al calorcillo de unos leños que ardían desprendiendo destellos de romanticismo, mientras por los altavoces del equipo de música sonaba una bella melodía a prudencial volumen.
en la leja de la chimenea Juanita tenia puestas algunas fotos familiares y a figurillas de adorno, entre las fotografías estaba la de Toribio su marido y al lado la urna donde descansaban sus restos de ceniza.
Apaguemos las luces y estaremos mejor,– dijo él novio, -a la vez que alargaba el brazo alcanzando el interruptor que estaba muy cerca.
Un intercambio de caricias sin recato , sin miramientos empleando manos, dándose besos ,gimiendo de placer, quitándose el uno al otro, poco a poco, la ropa.
En aquel momento, cuando ya casi estaban entregados , la urna como si una mano la hubiera cogido salió disparada contra la cabeza de Pedro que quedó herido en la frente, la urna cayó al suelo quedando echa trizas y las cenizas esparcidas por toda la estancia.
¿Que es esto?Grito Pedro al verse atacado sin nadie que lo hubiera hecho.
Ella casi sin voz respondió.– Son las cenizas de mi marido muerto.
Pedro ante tal aseveración sangrando y asustado salió del apartamento diciendo. ¡Esto es muy raro! ¿Acaso me querías matar? ¡ Mira yo me voy a curarme esta herida, adios! ¡Si acaso ya te llamaré mañana!
confusa , no entendiendo nada y también asustada, limpió todo , recogió las cenizas y el resto de la urna y murmuró mientras las echaba a la basura .¡ Maldito seas!
Pedro no la llamó nunca ni ella consiguió comunicarse con el pues siempre la salia el teléfono comunicando y como no conocía ni su dirección se fue olvidando de el pero no de su marido pues se ve que algún resto de cenizas quedó en la casa y cada vez que limpiaba sobre la cornisa de la chimenea donde estuvo el retrato de Toribio su marido era imposible limpiarla pues esquivaba el plumero o el aspirador y hasta algunas veces, cuando el sol envolvía aquella nebulosa parecía ver la imagen de su esposo……. sonriendo. FIN
Clica sobre mi nombre
30 octubre 2010 | 21:01
No se ha olvidado de su marido… Todo está en la mente. Creo que nada de eso es real.
31 octubre 2010 | 11:00