Goldman Sachs is not an after shave Goldman Sachs is not an after shave

Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

La Eurocámara pide salarios justos

Silueta de un minero trabajando / Parlamento Europeo

Silueta de un minero trabajando / Parlamento Europeo

Ser miembro de la zona euro tiene muchas ventajas y una desventaja clara: el escaso control sobre la moneda. Mientras otras economías del mundo la devalúan para ganar en competitividad, los Estados que comparten el euro tienen mucho más complicado poner en marcha esa política, más aún cuando están sometidos a un régimen de austeridad impuesto por sus colegas, con la inestimable colaboración del Fondo Monetario Internacional (FMI). La medida entonces para ganar en competitividad es la devaluación interna. Es decir, empeorar las condiciones de los trabajadores. Bajarnos el sueldo, vaya. Sí, ese es el milagro de que nuestras exportaciones sigan vivas y creciendo. El Parlamento Europeo, que parece haberse dado cuenta recientemente de lo que se ha dado en llamar «dumping social», pide que los trabajadores disfruten del mismo nivel de protección social dentro de la Unión Europea (UE).

El «dumping» es una práctica comercial que consiste en vender un producto por debajo de su coste o, al menos, de su precio normal, con el objetivo de acabar con las empresas competidoras y hacerse con el mercado. La Organización Mundial de Comercio aprobó un acuerdo «anti-dumping» en 1994 que la UE adoptó y desde entonces ha abierto muchos procesos de sanción para proteger a las empresas del continente. Entre los más famosos, el caso de las placas solares de China, a las que la UE acabó aplicado aranceles anti-dumping.

Pero si el dumping es social y lo que está por debajo «del precio de coste» es el salario de los trabajadores, parece que ninguna institución se revela en su contra. Hasta ahora, cuando la Eurocámara ha querido pronunciarse para poner fin a las diferencias en la protección social dentro de la UE: «algunas empresas intentan ahorrar costes laborales a base de empeorar las condiciones de sus trabajadores».

El Parlamento ha abordado medidas para combatir esta «competencia injusta» según un comunicado, y asegurar un salario mínimo. «Las empresas siempre intentan minimizar sus costes, incluidos los costes laborales. El dumping social consiste en reducir esos costes mediante prácticas ilegales, explotadoras e intencionalmente abusivas», reconoce la institución. Quieren llegar tanto a las empresas que desplazan a sus trabajadores a otros países y les hacen trabajar en «empresas ficticias» para ahorrarse la diferencia salarial entre empleados desplazados y contratados locales, como a las que obligan a sus trabajadores a hacerse autónomos para ahorrarse la cotización a la Seguridad Social.

En el informe, que ha elaborado el diputado socialista francés Guillaume Balas, se reclama el aumento de las inspecciones, una lista negra de compañías que abusan de sus trabajadores y para rizar el rizo, una tarjeta europea de la seguridad social. Convencidos que tanto el dumping social como el desempleo aumentan el riesgo de pobreza y exclusión social, los miembros discutieron los sistemas de ingresos mínimos de la UE y entre ellos, el presidente de la comisión de Empleo y Asuntos Sociales, Thomas Händel, reclamó que los trabajadores desplazados cuenten «con una renta mínima adecuada de al menos el 60% del salario medio del Estado miembro en cuestión».

Pero de momento, el informe es sólo eso, un informe. Una recomendación más de un Parlamento Europeo que no tiene iniciativa legislativa, sino que «sólo» vota y decide sobre las iniciativas que parten de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo. La Eurocámara lo admite en su comunicado diciendo que «estas recomendaciones resultan especialmente importantes en el contexto de la prevista revisión de la normativa sobre el desplazamiento de trabajadores». Pero el mundo idílico que crean día tras día los eurodiputados, ni siquiera es obligatorio que sea tenido en cuenta por la Comisión, órgano que sí propone regulación. Un montón de papeles mojados se amontonan en los pasillos de Bruselas y Estrasburgo.

2 comentarios

  1. Dice ser Jaime D.

    ¿Aquellos que cobran lo menos diez mil al mes piden salarios justos?
    Ya era hora de que se dieran cuenta de que esta competitividad extremista y dañina carecía de sentido.

    30 septiembre 2016 | 18:28

  2. Dice ser contestataria

    Ufff, eso es mucho pedir. Seguro que no sale adelante.

    30 septiembre 2016 | 20:21

Los comentarios están cerrados.