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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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TomTato® y Potato Tom®: Plantas combinadas para tus platos idem

Patata-tomateRecuerdo con verdadero deleite la clase magistral que en el marco de mi licenciatura de CC. Biológicas nos ofreció el profesor de Ecología Arturo Ariño. En ella, y en tono de humor, el Dr. Ariño pretendió abrirnos los ojos ante el fabuloso mundo profesional que como biólogos se abría ante nuestros ojos. Entre las más prometedoras de esas futuras realidades estaba la ingeniería genética y con ella, además de otras disciplinas biotecnológicas la posibilidad de dar pie a plantas y animales fabulosos mucho más productivos, más nutritivos, etcétera. Uno de sus ejemplos fue maravilloso… podríamos crear las reses con dos cabezas que serían mucho más productivas al poder comer mucho más deprisa. Pero no te equivoques no se trataba de poner las dos cabezas una al lado de la otra, si no de poner la segunda en sustitución del ano, en su parte posterior; de esta forma el animal, además de poder comer el doble, también le aprovecharía al máximo ya que todo lo que entrara le quedaría dentro… todo beneficio.

Así dicho, hay que reconocerlo, suena raro de narices pero créeme si te digo que el hilo conductor de aquella clase fue soberbiamente hilarante, incluso nuestros familiares que nos acompañaban acabaron desternillándose. Fue una buena elección para aquella clase magistral.

Bueno, el caso es que la noticia que hoy acerco hasta el blog tiene algo de aquel espíritu frankenstiniano, ya que al parecer dos empresas, cada una por su cuenta han creado y están comercializando una planta que, ella misma, es capaz de dar al mismo tiempo tomates en su parte aérea y patatas en la terrestre… una planta combinada en toda regla.

Tal y como se lee en el título se llaman TomTato® y Potato Tom®, y son un buen exponente de lo que podría tildarse como una quimera hortícola. En la mitología griega se entendía por “quimera” un animal imposible, un monstruo, con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón… una engendro contranatural fruto de las fábulas clásicas.

Pero en este caso no hay nada fabulístico, son bien reales, y se han obtenido después de mucho trabajo mediante técnicas de injerto. En este sentido, ambos productores ponen de forma reiterada el acento en este matiz, al hacer destacar que no siendo plantas transgénicas, la planta es completamente “natural”. Sí, ya ves, una risa esto de lo “natural”.

Más allá del distorsionado concepto de “natural”, la planta resultante es posible, en cierta medida, gracias al estrecho parentesco taxonómico del tomate y de la patata. Ambas plantas pertenecen a una misma familia, las Solanáceas. Esto no quiere decir que llegar a este resultado haya sido fácil, ni mucho menos, pero sí bastante más fácil que, por ejemplo, obtener una planta viable a base de injertos de remolachas con manzanas. Salvando las muy enormes distancias, esto de los injertos vegetales funciona en cierta medida como los trasplantes. Hay que encontrar dos organismos más o menos similares para que el injerto o el trasplante funcionen como se pretende, de otro modo, cualquiera de estas operaciones no serían viables a la larga.

No me extrañaría que, como a mí, esta cuestión te traiga a la cabeza aquel capítulo de los Simpson en los que esta amarilla familia descubre por azar un híbrido entre la planta del tomate y la del tabaco, dando lugar a una nueva planta bautizada como Tomacco. No creas que esta posibilidad es una originalidad de los guionistas de esta genial serie, ya que el Tomacco tiene al parecer un trasfondo real… y es así que porque también el tabaco pertenece a la familia de las Solanáceas (como el tomate).

¿Qué inconvenientes tiene o puede tener cualquiera de estos dos productos?

Con sinceridad los desconozco. Desde luego, me costaría creer que sus inconvenientes pudieran estar relacionados con algún problema de salud. Aunque bien mirado, tampoco sería esta una posibilidad descartable al estar esta familia de las Solanáceas especialmente relacionadas con la producción de ciertos alcaloides como la solanina, la nicotina, la atropina, etcétera. Así que habría que ver.

En un sentido más práctico los principales inconvenientes los veo en el terreno de su excelencia como alimentos. Aunque sus productores hablan de patatas y tomates “comestibles” me costaría creer (en especial sin haberlos probado) que sean los mejores tomates o las mejores patatas en su género. Además está la cuestión de la cosecha… ¿qué madura antes, qué se cosecha antes: las patatas o los tomates? si la respuesta es las patatas… adiós tomates (parece que según se explica en una de las páginas webs, primero se cosechan los tomates y después las patatas). Otro tema, es el uso de fertilizantes y fitosanitarios ¿lo que le va bien al cultivo de las patatas, le va bien también al de tomates?

En definitivas cuentas, así a bote pronto yo veo en estos TomTato® y Potato Tom® más un juego de salón o si se prefiere de jardinería que un método productivo realmente eficiente. Ya me contaréis qué os parece a vosotros.

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Nota: Mi agradecimiento a José Miguel Mulet (@jmmulet) por las reflexiones al hilo.

Imagen: Thompson & Morgan’s TomTato® video vía youtube

La “patata caliente”: sí en la pirámide pero no en el plato de la alimentación saludable

Mr-potato

He comentado en diversas ocasiones el problema que en ocasiones platea el uso de las guías alimentarias cuando se utilizan para dirigir un mensaje sintetizado y resumido a partir de una imagen. Lo que más conocemos en nuestro medio suele adoptar la forma (y nombre) de pirámide, sin embargo desde un tiempo a esta parte una nueva herramienta ha irrumpido con fuerza, se trata, de “los platos” [de la alimentación saludable] tal y como comenté en esta entrada, La era de los “platillos nutrientes.

Y de entre tanto “plato” mi preferido en cuanto a sus contenidos y forma de expresarlos ya lo sabes, es el Healthy Eating Plate de la la Escuela de Salud Pública de Harvard. Y resulta que uno de los elementos más o menos conflictivos que entran en directa contradicción con lo que tenemos en nuestra pirámide de la alimentación saludable SENC 2004 es el de las patatas (entre otros). Y no se trata de una cuestión de interpretación: en nuestra pirámide la patata es un alimento que comparte grupo con otros alimentos ricos en hidratos de carbono complejos en el primer peldaño, en la base, y que por tanto son el grupo cuyos alimentos con más frecuencia se recomienda consumir.

Patata_Palto vs pirámide

Sin embargo, por su parte, el mencionado Plato de la Alimentación Saludable es tajante con respecto a las patatas… son un alimento a controlar, a limitar su consumo si se prefiere, y que en ningún caso ha de interpretarse dentro del grupo de las hortalizas o de las verduras.

La propia Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) lo explica de forma clara y acertada en su página web.

En esencia, viene a decir que la patata no forma parte del grupo de alimentos vegetales (aunque indudable y filogenéticamente esté claro que sea un vegetal) y, por tanto no ha de tenerse en cuenta a la hora de contar como una verdura u hortaliza en la mencionada guía del Plato. La razón, justifican, es por su alto contenido en hidratos de carbono y su facilidad para hacer aumentar rápidamente la glucosa y la insulina en la sangre, es decir, la patata es un alimento con un alto índice glucémico a diferencia en general de las verduras u hortalizas.

Así, explica la HSPH, una “taza” de patatas (unos 75 gramos) tiene un efecto similar sobre el azúcar en la sangre al consumo de una lata de refresco de cola o semejante al de un puñado de gominolas. Este efecto sobre el azúcar y la insulina puede ocasionar una sensación de hambre en más o menos poco tiempo después de haber comido, y esta sensación puede llevar a la sobre-ingesta. Así, según este probable razonamiento, a largo plazo, los estilos de alimentación que incluyan una cantidad importante de patatas, así como la de otros alimentos especialmente ricos en hidratos de carbono, podrían contribuir a la obesidad, la diabetes y las enfermedades del corazón. No son pocos los estudios que apuntan en esta dirección y que puedes consultar en esta página.

Diferencias a tener en cuenta USA vs España

Si bien lo hasta aquí dicho es cierto, creo que merece la pena observar las diferencias en el consumo de patatas entre los norteamericanos y los españoles, al menos en lo relativo a dos importantes aspectos: la cantidad consumida y la forma de hacerlo.

En cuanto a la cantidad hay diferencias notables. De entrada en los EE.UU. se consume un promedio de algo más de 57 kilos de patatas por persona al año, cuando en España este consumo apenas alcanza los 30 kilos. Es decir, los españoles consumimos algo más de la mitad de patatas que consumen los norteamericanos y, esto podría explicarse porque además, la forma de consumo de las mismas implica también diferencias significativas, lo que nos lleva al siguiente punto.

Además de la cantidad, la forma típica de utilizar las patatas también es distinta entre USA y España. A pesar de haber ciertas coincidencias en ambos países en cuanto al uso de la patata como un snack, en forma de aperitivo o de alimento de “conveniencia” (insisto que no sé por qué se dice a esta forma de consumo de alimentos “de conveniencia”) el uso gastronómico de la patata en España es radicalmente diferente al de los USA. No soy un especial seguidor de la gastronomía estadounidense (¿acaso tienen una gastronomía propia?) pero la culturilla popular te hace ver que, incluso cuando se trata de una planificación dietaria saludable en aquel entorno, la mayor parte de las veces que aparece la patata en los menús estadounidenses es en forma de puré de patatas o de patatas machacadas. Sin embargo, en España observo una riqueza culinaria en torno de las patatas que difícilmente la podría ver asociada al consumo típico norteamericano. Aquí gustamos de preparaciones (cuando hay esa preocupación, cada vez más en desuso) del tipo pisto, ensaladilla rusa, patatas rellenas, a la riojana, ensaladilla, en salsa verde, purrusalda, en forma de ensalada,  en tortilla, casi con cualquier verdura (coles, alubias verdes, acelga, menestra…), gratinadas al horno con pimientos rojos… etcétera. Es decir, preparaciones que si no todas una buena parte se suelen combinar con verduras y hortalizas que de forma indudable disminuyen el índice glucémico de la receta.

Para terminar un par de consejos

El primero. A pesar de su origen, no se te ocurra considerar a las patatas como un alimento dentro del grupo de las verduras u hortalizas (en esto al menos nuestra pirámide acierta). Mételas dentro de los alimentos ricos en hidratos de carbono junto al pan, el arroz, la pasta, etcétera, y

El segundo. De ese grupo se recomienda el consumo de alimentos en su forma “integral”, pero ya te habrás dado cuenta que no hay “patatas integrales”, así pues, cuando las utilices, en general, trata de acompañar la receta con patatas de una importante cantidad de “verdaderos” vegetales (verduras y hortalizas) que disminuyan el índice glucémico de la receta.

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Nota: Quiero agradecer al Dr Luis Almagro (@drluisalmagro) el debate del otro día en Twitter que finalmente ha promovido la pubicación de esta entrada

Imagen: Frédéric Bellaiche vía Wikimedia Commons