La carrera hacia las elecciones catalanas del 25N

Archivo de noviembre, 2010

Los Juegos Olímpicos de 2010

La Sagrada Familia ha entrado en campaña, tanto para los candidatos a la presidencia de la Generalitat que siguieron la liturgia papal en directo, como para aquellos que la criticaron desde la distancia. Y es que el templo de Gaudí resume lo que les une y lo que les separa a todos. Para unos y para otros, la ya basílica no es sólo un símbolo del catolicismo. Todos coincidirán en considerarla una joya arquitectónica única en el mundo, una maravilla que se tiene que mimar porque, a parte de su valor artístico, es una de las grandes gallinas de los huevos de oro de Barcelona y Catalunya. Pero, no a cualquier precio, como demuestran el túnel del AVE que finalmente ya pasa justo al lado del templo o los 128 años de cierto distanciamiento entre el ayuntamiento y el Patronat. De hecho, se justificó el gran despliegue de dinero público para asegurar el éxito del viaje papal argumentando que daría grandes beneficios a la ciudad en imagen y en réditos económicos a corto y largo plazo. De momento, los botiguers no están muy contentos con la caja que hicieron. Desde el Arquebisbat se llegó a comparar el evento con los Juegos Olímpicos de 1992.

Pero, si está claro que el dinero une a toPapados los partidos políticos, sean o no laicos, la visita del Papa ha abierto heridas que se creían cicatrizadas, no sólo cuando aludió en el avión al clima de preguerra civil de los años 30. El PP asegura que el cambio en España comienza por Catalunya. ¿Cree lo mismo el Vaticano? ¿Por eso se dieron tantas concesiones al discurso en catalán? ¿Si se pone una pica en Flandes en Barcelona, capital laica donde las haya, con el Gaixample y demás elementos antisistema para cualquier vaticanista, no será más fácil conquistar otras plazas menos okupadas? Y si lo haces hablando en catalán, además de utilizar el castellano, ¿no es más efectivo? ¿Igual que lo es adaptarse a la lengua de cualquier comunidad a la que pretendas reevangelizar? ¿Y aún más, si se da un mensaje contundente a favor de la familia tradicional y contra el aborto, pero, al mismo tiempo, el Papa lanza una tímida cortina de humo aperturista sobre el papel de la mujer fuera de casa, ¿no está intentando buscar algo más que un equilibrio vaticano?

Aunque, al final, ante las cámaras de televisión, quedó la imagen de las sumisas monjas limpiando el altar de la Sagrada Familia. Y, también, la de los candidatos que asistieron (alguno, por protocolo) y los que no fueron a ver al Papa; los que sí le esperaban y los que no, así como los que congregan con su dogma y los que no. ¿El cambio en España empezará por Catalunya? ¿Y qué es lo que se tiene que modificar? ¿Hablamos de ideología solo o de mucho más? ¿Simbolizan realmente la Sagrada Familia y Barcelona esta «nueva Jerusalén» a la que se hizo mención el domingo? Está claro que en la capital catalana conviven decenas de religiones, pero esta ciudad siempre ha rechazado que nadie quiera levantar muros donde tener que lamentarse. Y es que, a las puertas de la campaña electoral y siguiendo con el símil olímpico que utilizó el cardenal arzobispo, ya no se trata sólo de ver quién gana este pulso entre católicos y laicos, sino de a quién hay que ponerle las medallas de estos Juegos Olímpicos del 7 de noviembre de 2010. Y, sobre todo, si deben ser de oro, de plata… o de bronce. ¿O es que nadie se acuerda ya de la crisis económica?

¡Tierra a la vista!

Recuerdo uno de los dibujos de Eneko, que planteaba la imagen de los españoles llegando a América en sus grandes barcos, gritando “¡Tierra!”. Y, en el otro extremo de la viñeta, se veía a los habitantes autóctonos del continente americano, caracterizados como indígenas, quienes, al verlos, exclamaban “¡pateras!”, como si los mal llamados conquistadores fueran, en realidad, inmigrantes sin papeles que querían entrar en territorio suramericano sin permiso ni documentos en regla por allá a finales del siglo XV. Hoy en día, la inmigración está al orden del día de nuestra sociedad. Y es uno de los temas clave de las elecciones catalanas, porque los partidos políticos así lo han querido. Tanto es así que los discursos se han radicalizado e incluso se pueden ver formaciones consideradas de extrema derecha entre las candidaturas que concurrirán a las urnas el 28N. Para dar un toque de atención sobre la xenofobia en los discursos políticos, SOS Racismo lleva a cabo una campaña para detectar estos brotes e intentar concienciar para que no crezcan antes de que la maleza pueda causar algún incendio forestal. Haciendo un repaso de las listas electorales, se observa que hay algunos partidos que, en estos últimos cuatro años, han hecho un mayor esfuerzo para acercarse a las entidades que agrupan a las comunidades de inmigrantes residentes en Catalunya. Son, sobre todo, los ciudadanos de origen latinoamericano y norteafricano los que forman parte de algunas de estas listas electorales y aspiran a convertirse en diputados del Parlament.

La mayoría lo tendrán difícil, porque ocupan posiciones muy alejadas de los cabezas de lista, pero ya hay otros precedentes. Quizás es el PSC quien ha captado más adhesiones entre las comunidades foráneas. En su lista hay más de un Mohamed. ICV también tiene uno, igual que ERC, aunque como suplente. Y CiU tiene a una mujer de origen marroquí en el número 73. Pese a estos brotes verdes, la presencia de los inmigrantes en las listas electorales es aún mínima, cosa que, seguramente, no se corresponde con su peso entre nuestra sociedad. A través de sus asociaciones y entidades son cada vez más una voz a tener en cuenta, especialmente, para los ayuntamientos, a la hora de canalizar las políticas ciudadanas. Estos días me ha llamado la atención cómo algunos de los representantes de la parte más ultraconservadora de los republicanos estadounidenses son hispanos. Y son precisamente estos ciudadanos de origen inmigrante los que defienden las ideas más restrictivas sobre los flujos migratorios en Estados Unidos.

Por eso, me pregunto si integrarse plenamente en la sociedad tras venir de otro país querrá decir en un futuro mirar con recelo a los compatriotas que también quieran labrarse un futuro aquí. SOS Racismo los ha llamado mistos electorals, cerillas que pueden encender hogueras. Hay que cuidar bien, entonces, a nuestros bomberos.

La hora del té

A la hora del té pueden pasar muchas cosas. De estas reuniones pueden surgir nuevas alianzas, como la que Inglaterra y Francia han sellado para establecer una entente militar que les ahorre gastos innecesarios en tiempos de crisis. Okakura Kakuzo recuerda en El libro del té que “antes de que fuese una bebida, el té fue una medicina”. Estos días, a la luz de los últimos acontecimientos, se diría que para unos es un antídoto y para otros, un veneno. Y, si no, que se lo digan a Barack Obama, que acaba de encajar “una paliza” electoral, como él la ha calificado, a manos de los republicanos, que han conseguido una amplia mayoría en la Cámara de Representantes. Esto quiere decir, entre otras cosas, que tendrá a los ultraconservadores del Tea Party en Washington, que cuando salga al balcón de la Casa Blanca los verá merodeando, especialmente, a la hora del té, cuando intenten revocarle la reforma sanitaria.Barack Obama

Obama ha intentado sacar dos lecciones de su derrota electoral ante los teístas: no ha sabido comunicar lo suficiente su proyecto ilusionante a los norteamericanos y la mala situación económica del país le ha pasado factura. Esto, llevado al plano de las elecciones catalanas, recuerda mucho al discurso del presidente de la Generalitat, José Montilla, que este mismo año, a pocos meses de los comicios, afirmó que no habían sabido transmitir a los catalanes la obra de gobierno que han hecho estos últimos cuatro años. Y lo dijo él, que ni mucho menos tiene la capacidad comunicativa de Obama. Por otro lado, el tripartito también ha tenido que lidiar con su particular Tea Party, por ejemplo, cuando el PP recurrió ante el Tribunal Constitucional el Estatut, que, finalmente, acabó recortado. Y, por último, todas las encuestas que se han hecho públicas hasta ahora han vaticinado un batacazo electoral del PSC.

De hecho, de los tres partidos de gobierno, ERC también recularía bastante, y tan sólo ICV, que los últimos años ha conseguido cosechar un electorado fiel, aguantaría el chaparrón. El lunes, 29 de noviembre de 2010, a la hora del té, ¿estaremos escuchando de Montilla un discurso parecido al de Obama tras la derrota demócrata? ¿Hasta qué punto castigará el desencanto fruto de la crisis económica a los tres partidos de gobierno? Obviamente, habrá que esperar acontecimientos, porque, como escribió Kakuzo, “si se considera cuán exigua es la copa de la felicidad humana, cuán fácilmente desborda de las lágrimas vertidas, y cuán fácilmente, en nuestra sed inextinguible de infinito, la apuramos hasta las heces, se comprenderá que se dé tanta importancia a una taza de té”.

Isócrates y compañía

La importancia de los discursos en política es un concepto tan viejo como la propia democracia. Pero, en la actualidad, tanto o más importante que lo que se dice es el cómo se dice. Vemos, por ejemplo, que hay candidatos a la presidencia de la Generalitat para los que es importante hablar sólo en catalán, mientras que otros apuestan por combinar el catalán y el castellano. Los hay que son más elocuentes que otros, que dominan más el arte de dar discursos ante la multitud. Pero, detrás de ellos, siempre hay un director de campaña y todo un equipo que acostumbra a escribirles lo que deben decir y cómo lo deben decir. Pero, como digo, esto no se ha inventado ahora. En la antigüedad, llegaron a crearse los llamados logógrafos, una especie de artesanos de la escritura que se dedicaban a confeccionar discursos para quienes no sabían hacerlos. Antifonte, Lisias, Iseo o Isócrates son algunos de ellos y se preocupaban mucho por el estilo y por adaptarlo a la personalidad de cara orador. Más o menos, como sucede ahora, porque es muy difícil encontrar un candidato capaz de argumentar por si sólo sin ser asesorado antes por su equipo.

Los hay que son capaces de disimular mejor esta mediatización, pero todos tienen sus consejeros que, curiosamente, muchas veces se esfuerzan en hacerles aparecer ante el electorado de la forma más natural. El único momento en que se rompe un poco esta cadena es en los debates o en los cara a cara, cuando el político sale al ruedo sin su sombra y se muestra mucho más desnudo ante los votantes. Es en estos momentos cuando se puede analizar mejor la capacidad de oratoria y de persuadir de cada político.

En el debate de precampaña que organizó 20 minutos, el llamado otro cara a cara de las elecciones, los candidatos a la presidencia de la Generalitat, interrogados por representantes de entidades sociales, tuvieron que ajustarse a unos tiempos de intervención: un minuto para cada respuesta. ¿Quién habló más tiempo? ¿Quién fue capaz de cuadrar mejor su discurso? De los cuatro candidatos que aceptaron participar en el debate (Joan Puigcercós, ERC; Alicia Sánchez-Camacho, PPC; Joan Herrera, ICV; y Albert Rivera, Ciutadans) ninguno de ellos consiguió contestar nunca en un minuto. Hubo quien alguna vez sólo sobrepasó el tiempo en 5 segundos, sobre todo, Puigcercós, pero también hubo quien llegó a pasarse 30 segundos o más, como Sánchez-Camacho y Herrera. En total, después de responder a las 10 preguntas que les plantearon las entidades, el ranking del tiempo que dedicó cada uno a responderles quedó así: Joan Herrera, 14 minutos y 35 segundos; Alicia Sánchez-Camacho, 14 minutos y 25 segundos; Joan Puigcercós, 13 minutos y 5 segundos; y Albert Rivera, 12 minutos y 55 segundos. Lo previsto era que todos hablaran sólo durante 10 minutos, pero ninguno consiguió controlar su discurso hasta ese extremo.

Es más, es interesante ver cómo cada uno invirtió más tiempo en los temas que más le competen a su formación. Por ejemplo, Herrera (ICV) llegó a invertir 1 minuto y 40 segundos hablando de convivencia en los barrios y la xenofobia. Sánchez-Camacho (PPC) concentró un minuto y 30 segundos en su respuesta acerca de la relación Catalunya-España, tema que también suscitó el interés de Puigcercós (ERC), que gastó 1 minuto y 25 segundos, y Rivera (C’s), con 1 minuto y 20 segundos. Y es que, como ya predijo el sofista Gorgias, la palabra es un gran soberano que con un cuerpo muy pequeño e imperceptible realiza obras de naturaleza divina. Ahora, habría que añadirle también la imagen del candidato como la otra pieza clave para captar votos.

Jack Sparrow

Las aguas del panorama político tradicional catalán están más revueltas que nunca, como si las hubieran invadido unos piratas del caribe. Todo el mundo habla del distanciamiento ciudadano respecto a la clase política, pero (¡atención!) se ha producido un récord histórico de candidaturas. En total, 114. ¿Qué está pasando? ¿Los catalanes están hartos de la política o de los mismos que han llevado la política todos estos años? En este sentido, el 28N se presentan, por ejemplo, EJack Sparrowscons en Blanc-Ciudadanos en blanco. Y es que, si hay desafección, ¿por qué hay 44 candidaturas más que en 2006? Quizás porque esa ruptura con la clase política dirigente se ha traducido en nuevos proyectos, muchos vinculados a la crisis y al debate identitario Catalunya-España.

Para conseguir un escaño en el Parlament, todos deberán saber navegar en aguas bravas. Para ello, la filosofía del pirata Jack Sparrow, les será útil. Fijémonos en sus frases: «Es de mal fario llevar a una mujer a bordo (sería mucho peor no llevarla)». La paridad se impone y hay formaciones lideradas por mujeres, como Montserrat Nebrera (Alternativa de Govern). «¡Dejad de abrir boquetes en mi nave!» Las escisiones dentro del independentismo, con Laporta, Carretero y compañía, y en la derecha (con algún partido ultra), se unen a iniciativas muy elocuentes en plena crisis, como Por un mundo más justo, Des de baix o Partido de los Pensionistas en Acción. «Me encanta el matrimonio, es como una apuesta para ver quién se desenamora primero!» Sparrow es sabio y nos invita a preguntarnos si el divorcio entre políticos y ciudadanos es tan real. En estas elecciones incluso concurren Pirates de Catalunya y Pirata El del Gorro (nº 3 de la CORI). Ellos y otros muchos representan ese cambio que todo partido tradicionalista no querría ver. Pero, como dijo Jack Sparrow: «si estabas esperando el momento oportuno… era ese».