Nací en Huesca, pero nunca viví allí. Alguien me llamó Javier al nacer. El Rada como apellido vino solo. El periodismo y el vídeo fueron cosa mía. “¡Serás un desgraciado toda tu vida!”, dijeron quienes me quieren. Terminé derecho 20 años después cual ejercicio de yoga sádico. Ahora me tenéis aquí recolectando piezas, rebuscando curiosidades artísticas, leyendo chasquidos como un bosquimano, esquivando culebras para encontrar- tal vez- esos brillos y fulgores que el arte, dicen mis hermanos recolectores de blog, proyecta en el desierto humano. El problema es que soy fotosensible y sospecho que algo miope. Ojalá lo pasemos bien.