Mira que estoy siguiendo el tema de la boda de Tom Cruise, y desconcentrada me encuentro ante las ultimas noticias sobre Isabel Pantoja. La tonadillera ha renegado de Julián Muñoz con el mismo desparpajo con el San Pedro renegó de su maestro ante los soldados romanos. Con Judas no la comparo porque el hecho de que se ahorcase me poduce cierto respeto.
Tanto debe, debe tanto, Isabel como su Fernando
Fueron aquellos pantalones diseñados para ahorcarse del cinturón que lucía Julián lo que fascinó a Isabel?¿Fue su voz de locutor radiofónico de los años 40? ¿Fue ese sex-appeal de varón dandy y cadena de oro en el pecho? A lo mejor todo a la vez, pero Isabel Pantoja, indudablemente, se arrimó a Julián Muñoz fascinada pore las influencias del entonces alcalde de Marbella, y porque la tonadillera carecía de liquidez, y carece aún de ella.
Todo el mundo recuerda algunos pufos de la cantante: las pizzas que dejó de pagar en un cumpleaños de Paquirrín, sin ir más lejos. Y la cosa no queda ahí. Hace muchos años un carnicero o un pescadero, no recuerdo, la acusó de morosa en las revistas del corazón. Y también hace algun tíempo fue llevada a los tribunales por las firmas Codabe, Rioigual y Demar Mármoles por impago de trabajos realizados en su finca gaditana Cantora y en el restaurante discoteca Kantora Copas que la famosa cantante inauguró y cerró en Fuengirola. Según un reportaje publicado por Interviú, cuando se lió con Julián debía ya dos millones de euros. Tambíén tuvo problemas con una importante joyería. Con semejante situación, tanto debe, debe tanto, Isabel como su Fernando, se podía esperar un poco más de solidaridad de la cantante hacia su ex amor encarcelado, y no una «espantá» como ésta. Y eso que estuvo casada con un torero.
La foto en la que Isabel ya daba la espalda a Julián es de Korpa