Hoy entendemos por una película de serie B como aquella de bajo presupuesto y poca calidad que suelen pasar sin pena ni gloria por los cines o directamente a la televisión. Muchas veces nos referimos a ellas como «películas de después de comer».
Pero el origen de este término está en uno de los pilares del cine americano, Adolph Zukkor (1873 -1976), uno de los primeros grandes empresarios y el padre de la moderna industria cinematográfica americana.
Zukkor fundó la empresa «Actores famosos en obras famosas» a imitación del film d’art francés y tratando de seguir la estela de calidad del cine europeo. Tras varias fusiones se transformó en la Paramount y se convirtió en la productora más rentable de Hollywood. Los actores eran ya los auténticos protagonistas de las cintas y las empresas los contrataban de manera exclusiva durante varios años y por un sueldo base más el porcentaje por película.
Zukkor ofrecía a las salas de proyección varias modalidades, el block-booking o la venta por lotes o el blind-booking, la contratación a ciegas. En los lotes se incluían películas famosas de éxito asegurado pero también otras cintas inciertas que podían ser rentables o un fracaso. Cuando se contrataba a ciegas, se adquiría toda la producción completa de un año, incluyendo películas que todavía no se habían rodado. Zukkor basaba su negocio en las estrellas que tenía contratadas en exclusiva.
Los lotes de Zukkor incluían tres tipos de películas según su calidad: A, B y C. Las estrellas eran parte de las grandes películas de la productora y formaban la clase A. Las de tipo B eran de menor presupuesto y categoría de los actores y en la clase C se incluían las más baratas y destinadas a completar los programas. El productor vendía sus películas por lotes donde incluía las de serie A, las más demandadas, pero también debían contratar las de tipo B o C y por tanto se aseguraba la venta de toda su producción.
Realmente no existía demasiada diferencia entre las películas de tipo B y C y finalmente se unificaron como serie B. Las estrellas en el ocaso de sus carreras formaban estas producciones, que solían imitar algunas películas de éxito en rodajes rápidos y que dieran buenos beneficios a coste reducido.
En los años treinta era habitual las sesiones dobles más económicas, por lo que la necesidad de producir películas de serie B se disparó y a finales de los años cuarenta la mitad de lo que producía Hollywood era de esta clase. Surgieron algunas productoras que se dedicaban casi en exclusiva a estas películas como Monogram Pictures Corporation, que se especializó en películas del oeste y de terror que eran capaces de rodar en una semana.
El gran declive de las películas de serie B fue la televisión. La nueva «caja mágica» afectó a las salas de manera drástica y en los años sesenta solo se pudo mantener un quinto de los espectadores que asistían a las salas solo unos años antes. En esta nueva tesitura las películas de menor presupuesto tuvieron mayores dificultades y la industria se tuvo que transformar. Muchas productoras eliminaron sus producciones de serie B para enfocarlas hacia la televisión.
Las películas de serie B tuvieron un nuevo renacer en los años setenta con el genero de terror. La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968), rodada en 15 días, o La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974) son algunos de los títulos más destacados de este tipo. Tuvieron un éxito sin precedentes, como la película de Hooper que recaudó en Estados Unidos más de doscientas veces lo que habla costado.
Tráiler de la La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974)
En general la serie B siempre fue una buena forma de comenzar en la dirección para los directores noveles que necesitaban experimentar y no contaban con gran presupuesto. Peter Jackson (trilogía de El Señor de los Anillos) se estrenó en este terrero con Mal gusto (1987), una película sobre extraterrestres que buscan comida en la tierra y que contó con la ayuda de amigos del director. Sam Raimi, afamado director y productor de películas como Spider-Man (2002), fue otro de los se iniciaron en los «largos» con una de terror B, como Posesión infernal (1981). Quentin Tarantino y Robert Rodríguez hicieron un homenaje a estas cintas con Grindhouse (2007) que constaba de dos películas, Planet Terror y Death Proof.
Uno de los directores más característicos de siempre de este tipo de películas fue Edward Davis Wood, Jr., Ed Wood (1924-1978), conocido como el peor director de la historia del cine e inmortalizado por la película de Tim Burton y protagonizada por Johnny Depp.
Tráiler de Ed Wood (Tim Burton, 1994)