Un ‘alertador’ de corrupción, aquella persona que se atreve a denunciar una adjudicación indebida, una desviación de fondos o cualquier otra forma de uso del dinero y los recursos públicos para el beneficio propio, debería ser percibido como un héroe. Y protegido. Sin embargo, en la mayoría de casos en los que ese alertador o denunciante da el paso sabe que tras alzar la voz le espera persecución, chantaje, amenazas e incluso perder su trabajo o verse forzado a emigrar a otro país.
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La corrupción galopa a sus anchas por los gobiernos de todo el mundo
«Pero, Spain is different?» Nos hemos preguntado siempre los españolitos de a pie. Que aquí no dimite ni Dios, que nadie tiene este sol, que no hay forma humana de beberse un cubata decente fuera de las fronteras ibéricas o que en casi ninguna parte se come a las tres de la tarde. ¿La corrupción es diferente? ¿Sólo somos nosotros los grandes expertos en el arte del mangoneo? Pues no señores y señoras, no estamos solos en el universo. Aunque ‘mal de muchos consuelo de tontos’, podemos empezar a buscar aliados en cualquier país del mundo para limpiar las instituciones.
A grandes rasgos, podríamos decir que todo el planeta percibe la corrupción de su gobierno como un problema bastante extendido, en mayor o menos medida. En la lista, elaborada por Freedom House en 2013, aparecen incluso países en los que la libertad de prensa es real. Entre ellos, destaca por la alta percepción de la corrupción la República Checa (agárrense, el 94%) y por lo bajo, cómo no, Suecia, donde sólo el 14% de la población cree que hay corruptos en el gobierno. Y parece hasta un poco alto para ser Suecia, ¿no?
Si se tienen en cuenta los países con una libertad de prensa lejos de lo ideal, la cosa cambia. Es lo que afirma la consultora Gallup en su informe sobre corrupción en el mundo. En los países sin libertad de información, los resultados no se pueden tener muy en cuenta porque quienes responden pueden estar evitando criticar a su gobierno.
Si nos quedamos en los Estados con una prensa libre, los europeos son los que menos perciben que la corrupción esté extendida. A los suecos les siguen los daneses, que juntos son los que menos ven el fraude como problema endémico. Lee el resto de la entrada »