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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

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El Mundial de Brasil: del amor al odio

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Joven brasileño de 17 años retrata así el Mundial./Difundido en redes sociales

Para estas fechas, poco antes de El Mundial de Alemania leí una noticia en el diario que captó mi atención. En una cárcel de Brasil había una revuelta de los presos para pedir mejores condiciones y muy importante una televisión para ver el mundial. Hoy, ocho años después, el país del fútbol se resiste a albergar este mega evento deportivo en su casa. Ayer, de hecho, fue la inauguración del Mundial de Brasil y su presidenta, Dilma Roussef no asistió porque quiso evitar que la silbasen, pero ¿qué ha llevado a esta situación?

Desde hace 11 años, en Brasil gobierna el Partido de los Trabajadores (PT), primero con Luis Inacio Lula de Silva y, ahora, con la ex guerrillera Rousseff. En este tiempo, 20 millones de personas han salido de la pobreza y la economía ha crecido tanto que, desde 2011, es la sexta potencia mundial.

Sin embargo, en este país de unos 200 millones de habitantes, el 24% de la población vive en condiciones paupérrimas, 18,6% es pobre y el 5,4% está en situación de pobreza extrema, es decir, sobrevive con menos de dos dólares al día, según la CEPAL. Además, sigue siendo uno de los países más desiguales de la región. Según el coeficiente Gini, en el que 0 es la perfecta igualdad y 1 la completa desigualdad, Brasil tiene 0,55 por delante  Colombia (0,53), Chile (0,50) y México y Argentina (ambos con 0,46).

Esta desigualdad no es sólo entre ricos y pobres, sino también entre hombres y mujeres, franjas de edad o entre etnias como blancos, mestizos, afrodescendientes o indígenas. En este sentido, aunque Brasil tiene un desempleo relativamente bajo, del 6%, alcanza el 20% entre mujeres, afrodescendientes y jóvenes.

El Mundial, que ha costado 8.200 millones de euros, ha tenido un sobrecoste del 300% del precio previsto y ha comportado varios casos de corrupción. Además, para construir estas instalaciones se han desahuciado unas 250.000 personas.

Pero aún hay más rostros amargos que escandalizan a la población. Según un impresionante documental del  Mikkel Jensen en Brasil hay escuadrones de la muerte matando niños que viven en la calle e indigentes con la finalidad de limpiar la imagen del país de cara a la llegada de los turistas. Pese que no hay cifras oficiales, ONGs locales cifran en 121 los niños asesinados por este motivo.

Y otro de los dramas de la pobreza es la prostitución infantil. Para el Mundial se calcula que llegaran 600.000 extranjeros en un país donde el trabajo sexual es legal a partir de los 14 años. Aun así se calcula que 250.000 niñas menores de esta edad ejercen la prostitución.

“A los clientes se les cobra alrededor de 60 dólares. La prostituta obtiene la mitad de eso, menos las deudas por vestimenta, drogas, alcohol y cosméticos. La niña consigue un cuarto con lo que paga el cliente”, aseguró a Time Thiago, quien trabajó de proxeneta, según un reportaje de Reporte Indigno.

Pero si la situación económica y social ya es un caldo de cultivo para las numerosas manifestaciones que hemos visto en las calles, además entre los brasileños existe la sensación que Brasil va a perder con esta competición. De hecho, todos los Mundiales han supuesto pérdidas para los países organizadores, ya que la mayoría de los beneficios se los queda la FIFA, concretamente, la totalidad de los patrocinios, derechos de televisión y ventas de mercancía alusivas al mundial. El país organizador tan sólo se queda el dinero de las entradas de los partidos.

Todo esto ha llevado a jóvenes indignados a salir a las calles a pedir cambios sustanciales y que el dinero que se ha gastado en la competición se invierta en servicios públicos como la sanidad, la educación o la generación de empleo. Así es cómo una parte de la población brasileña ha pasado de adorar a odiar el Mundial y más si se hace en casa.

Núria Segura Insa

nuriasegura@gmail.com

A indignação tambêm é brasileira: Brasil, la canción y la protesta

Desde las sambas que cantan a un “amante” (el pueblo) durante las épocas de dictadura hasta los raps que denuncian la pobreza, la violencia y la desigualdad sugieren que el gobierno este país tropical debió haber escuchado más las canciones en la radio y menos a sus asistentes políticos para evitar hacer el referéndum anunciado esta semana por Dilma Rouseff.

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Dormíamos, despertamos. Madrid

4da0b25384df9463f83a1ca8c47be3e4Antes de mayo de 2011 ya estábamos indignados. No sabría decir si con más o menos energía que ahora, más o menos frescura. Pero hasta un año antes, mayo de 2010, conocíamos a V de Vivienda, a Juventud Sin Futuro, a todo el movimiento anti-Bolonia, y nos informábamos sobre movimientos en la red, desde Anonymous a Wikileaks. Participábamos en manifestaciones, concentraciones, quizá alguna asamblea. Y dos o tres meses antes del 15 de mayo de 2011, empezamos a leer por las redes sociales que existía una plataforma llamada Democracia Real Ya (DRY). Esta plataforma, con diversos apoyos, convocaba a una manifestación el día 15 de mayo. ¿Y qué decía aquella manifestación? Que estábamos indignados, que no queríamos que el pueblo llano pagara la crisis provocada por políticos ineptos, banqueros y empresarios con gran ánimo de lucro, nefastos gestores y nepotistas. Mensajes claros organizado por, para y desde abajo. Sin sindicatos, ni grandes ni pequeños, ni asociaciones tradicionales.

La manifestación sorprendió y pilló a políticos y medios de comunicación con el paso cambiado. A los que hacemos
nuestra vida abajo, en las calles, hablamos con la gente, estamos en las redes sociales que reflejen la realidad y no la de las instituciones y las marcas, no nos sorprendió tanto. Que hubiera tantísima gente sorprendió hasta a sus organizadores. Pero estábamos indignados, ¿qué esperaban? Y la manifestación no fue nada. Fue un medio para un fin, como fue la acampada. Porque quince personas con tiendas de campaña en la puerta del Sol tampoco son el cambio. Son los pioneros, los que fueron un paso por delante. Pero la explosión no está en la manifestación o en la acampada.

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