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Suiza, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

Suiza / Foto de Daniel Mitchell

Suiza / Foto de Daniel Mitchell

Nuestros amigos suizos, los inofensivos, pacíficos, desarrollados y civilizados amigos suizos, han dado un paso atrás. El referéndum, que el domingo pasado aprobó con un 50,3% de los votos a favor reinstaurar las cuotas de inmigración, ha sido «significativo» según la Unión Europea. Una UE que está molesta, pero a la que no le queda otra que respetar el proceso democrático de Suiza. Eso sí, podrá tener «serias consecuencias», afirman fuentes europeas. ¿Cómo lo hemos hecho tan mal para llegar hasta aquí, hasta el punto en que los suizos, los inofensivos, pacíficos, desarrollados y civilizados suizos, caen en las garras del populismo más banal?

El argumento de los nacionalistas suizos, el hacinamiento que supone recibir a más de 80.000 inmigrantes cada año en un país de 8 millones de habitantes, ha vencido. De nada han servido los estudios que demuestran que los inmigrantes se mueven para trabajar y no para recibir prestaciones. De nada ha servido demostrar que los inmigrantes aportan más de lo que consumen a nuestros maltrechos Estados del bienestar. Precisamente ayer, la vicepresidenta de la Comisión y comisaria de Justicia, Viviane Reding, presentaba un estudio sobre la integración de los trabajadores europeos, que volvía a demostrar que los ciudadanos que emigran más que robar, pagan más que los nativos. Están muchas veces sobrecualificados para el trabajo que hacen, cobran menos y no siempre se benefician del mismo acceso a la vivienda y la educación que los naturales del país. “La libertad de movimiento es un beneficio para Europa, sus ciudadanos y sus economías», decía Reding, que aunque admite que «puede haber desafíos» en algunos casos, «sería una mala decisión cuestionar el derecho a la libertad de movimiento».

Si han de volver los tiempos del Realismo entre los dos socios, y la política internacional debe volver a jugarse en una mesa de billar -a golpes, en vez de a chocolates con leche- entonces Suiza tiene todas las de perder. De momento, la Comisión Europea ya avisa de que si la Confederación helvética pone controles en las fronteras, tendrá que salir del espacio Schengen. Y en voz baja susurra que si las personas no pueden moverse libremente, las mercancías tampoco. La UE está dispuesta a suspender la participación suiza en el programa Erasmus+ y asegura que los ciudadanos de la UE que residen en Suiza y viceversa podrían verse de repente en un limbo legal, en función de las decisiones que tome el país helvético hoy mismo. Otra de las consecuencias es que con las restricciones, los ciudadanos de la UE que viven en Suiza podrían perder el derecho a la reagrupación familiar, la herramienta para conseguir los permisos de residencia para familiares que no vivan en Suiza, pero pretendan reunirse con sus familias que ya viven allí y empezar una nueva vida.

Suiza es el tercer socio de la UE por detrás de EEUU y China y por delante de Rusia y Japón. El 78% de las importaciones suizas llegan desde la UE y el 57% de sus exportaciones van a la UE. Además, el país saldría escaldado por la llamada «cláusula de guillotina», que permite a la UE suspender los siete acuerdos bilaterales existentes con Suiza en caso de que incluso sólo una se ponga en duda. Lo recordaba el lunes el presidente de los liberales, Guy Verhofstadt, que considera que “si Suiza legisla en línea con los resultados, el cambio de la ley no sólo violaría los acuerdos con la UE sobre libertad de movimiento, sino que haría peligrar el gran trabajo que la economía suiza ha conseguido, sobre todo en cuanto a su nivel de vida”.

Curiosamente, en dos semanas está previsto que la UE y Suiza comiencen las negociaciones para sustituir el lío actual de acuerdos bilaterales por un marco legal único. El responsable ante el Parlamento Europeo de las relaciones con Suiza, Pat the Cope Gallagher, lamentaba el resultado que supone la introducción de “límites cuantitativos a la inmigración” y aseguró que la UE examinará las implicaciones de estas medidas en las relaciones UE-Suiza y «reaccionará en consecuencia».

Pero volvamos a la primera pregunta, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿cómo puede ser que nuestros amigos, los civilizados suizos, se hayan dejado encandilar por una campaña «profundamente populista y nacionalista», en palabras del presidente del Grupo de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, Hannes Swoboda? La clave la da Renate Weber, del Partido Nacional Liberal de Rumanía y coordinadora del comité de Justicia y Asuntos de Interior de la Eurocámara: “La libertad de movimiento se ha llevado a cabo como un proyecto económico, no a nivel político». La UE tiene una profunda integración económica con Suiza, pero no una fuerte relación política.

¿Será porque la identidad en Suiza es el dinero? El paro en Suiza está alrededor del 3% y las urnas dieron la espalda a finales de 2013 a la iniciativa 1:12 que pretendía limitar los salarios abusivos de los grandes ejecutivos. ¿O ésta es una prueba más de que esta Europa se ha olvidado de las personas? Porque la amenaza de la UE a Suiza, el arma con la que devuelve el golpe, es la propia economía. «Si Suiza suspende la inmigración europea, no podrá contar con todos los beneficios económicos y comerciales que ha estado disfrutando hasta ahora; no permitiremos una relación a la carta”, decía el propio Swoboda.

ESPERANZA ESCRIBANO, Bruselas

@eeclaramunt

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La Corrupción Europea

ImagenPalma Arena, Nóos, Bárcenas, Gürtel, Palau de la Música, ITV, ERE de Andalucía…Al final todo esfuerzo tiene su recompensa y esto es lo que ha pasado esta semana en Bruselas. La Comisión Europea reveló el lunes el primer informe sobre corrupción en la Unión Europea mandado por esta institución y España fue uno de los protagonistas de los 28. Gracias.

Esta vez no fue por sus altos índices de paro –sobretodo juvenil-, ni por los comentarios de Wert sobre las becas Erasmus, ni por la reforma de la ley del aborto, no. Fue por una de esas características que son verdaderamente la Marca España: no su jamón sino sus chorizos. El Ejecutivo Comunitario sitúa a España como uno de los socios europeos donde tienen lugar más episodios de corrupción.

Además, el último Eurobarómetro sobre la actitud de los europeos en relación a la corrupción revela que el 95% de los españoles (frente a la media europea del 75%) creen que la corrupción está muy extendida en su país.Y lo más preocupante: un 63% considera que la corrupción en España les afecta en su vida cotidiana. Otro dato: España es el estado miembro en el que un mayor número de los encuestados (un 77%) creen que la corrupción ha aumentado en los últimos años.

La CE señala que “aunque en España existe ya un marco jurídico para luchar contra la corrupción hay una serie de carencias”. “El mayor reto al que se enfrenta el país es la corrupción política y la insuficiencia de los controles del gasto público así como de los mecanismos de control a nivel autonómico y local”.

España suma y sigue. En 2011 se incoaron 1.754 procesos judiciales relacionados con supuestos actos ilegales de ordenación del territorio y planificación urbana y se dictaron 408 condenas. Más de 5.144 casos de corrupción denunciados en más de 600 ayuntamientos persiguen como un fantasma a este país.

No se salva ni Dios

Eso sí, según dice el informe, la corrupción afecta todos y cada uno de los países de la UE y es una práctica altamente extendida que supone un coste a la economía europea de 120.000 millones de euros cada año, una cifra similar al presupuesto anual de la Unión Europea.

España no es el único país en el que hay una clara pérdida de confianza de los ciudadanos a las instituciones del estado. El Eurobarómetro indica que en otros socios de la UE también hay la percepción de que la corrupción está muy extendida: Grecia (99%), Italia (97%), República Checa y Lituania –igual que España- (95%). Como contrapeso, en los países nórdicos la corrupción es vista como una práctica poco habitual y la mayoría de la gente piensa que es “raro” que se den casos: Dinamarca (75%), Finlandia (64%) y Suecia (54%).

Otro Eurobarómetro, encargado para completar el informe sobre la corrupción en la UE, preguntó esta vez a empresas y negocios sobre su percepción y experiencia. El 75% de las empresas encuestadas –de sectores distintos- asegura que la práctica está bien extendida en su país. Y son las establecidas en Grecia (99%), España e Italia (97%) las más propensas a hacer esta afirmación.

¿Y ahora qué?

Aunque este no es un informe vinculante es un precedente para poner sobre el debate comunitario la lucha contra la corrupción y situar a los estados miembros en una especie de ranking informal en el que se ve claramente quién está más cerca del aprobado y quien del suspenso.

Con la publicación de este estudio, que volverá a salir a la luz en dos años, se pretende activar la participación de los miembros y sus parlamentos nacionales, así como también abrir las puertas a debate en la Eurocámara. Pero la Marca España es más de guardar silencio, de eternizar procesos judiciales, de intentar mantener la dignidad aun teniendo el agua hasta el cuello y de no dimitir ni a la de tres. Mientras, eso sí, comeremos jamón, vestiremos nuestros mejores trajes y compraremos mucho confeti para celebrarlo.

BLANCA BLAY

@BlancaBlay

blanca.blay@gmail.com

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2014. ¿Unas elecciones europeas decisivas?

Las próximas elecciones son importantes para la Unión Europea, cuya legitimidad ha sido cuestionada en los últimos años.  Desde que empezó el proyecto europeo de integración, la idea de la “Europa unida” ha convivido con la voz euroescéptica, reforzada en un contexto de crisis. Se espera poca participación y muchos votos para los partidos euroescépticos.

Los comicios en el Parlamento tendrán lugar en mayo de 2014, donde se va a elegir al nuevo Presidente de la Comisión,  y la campaña informativa ya ha empezado.

Con el Tratado de Lisboa se quiso resolver la falta de democracia en Europa, reforzando el Parlamento Europeo, única institución elegida por los ciudadanos. Esta institución se ha vuelto ahora más influyente en las políticas que se toman conjuntamente con la Comisión Europea.

El lema «Esta vez es diferente» esboza estos cambios. Pero, ¿es diferente de verdad? Es cuestionable si la adopción de ciertas medidas fue suficiente para abordar el problema del déficit democrático. Quizás tendría que haber una nueva Lisboa… y promocionar un amplio debate que incluya a todos los ciudadanos para elegir el futuro de Europa. Lee el resto de la entrada »