
En sus memorias, «Yo seré la última», Nadia Murad relata su cautiverio y esclavitud sexual a manos de Estado Islámico y denuncia el genocidio contra el pueblo yazidí / FOTO: ANTONIO HERREROS
«Quiero ser la última chica del mundo con una historia como la mía». Con este mensaje, la yazidí Nadia Murad acaba de lanzar las memorias con las que pretende poner fin a la esclavitud sexual a la que miles de mujeres han sido y son sometidas por Estado Islámico.
Yo seré la última. Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado Islámico es un grito en medio de las bombas y el asedio, una puerta a una realidad que existe más allá del terrorismo yihadista: la violación como arma de guerra. Y la masacre de un pueblo que permanece prácticamente invisible.
Como si lo estuviera presenciando en tiempo real, Murad relata aquel 15 de agosto de 2014, cuando las milicias del ISIS la secuestraron cerca de su pueblo, Kocho, al norte de Irak, y mataron a todos los hombres y a las mujeres mayores que encontraron a su paso. Incluidos seis de sus diez hermanos -y su madre, de cuya muerte se enteró meses después-. Y cómo a continuación, tras llevarlas a Mosul, empezaron a violar a todas las mujeres, entre las que se encontraban niñas de 10 o 12 años. Y ella misma.